“Nos convocamos hoy frente a las puertas de la agroexportadora Cargill para denunciar el hambre. Para denunciar que, mientras en nuestros barrios las ollas están vacías un puñado de monopolios agroexportadores se llenó los bolsillos gracias a este gobierno. Se han llevado millones y millones de dólares a costa de nuestras espaldas, del sufrimiento de nuestras compañeras y compañeros, de nuestras niñas y nuestros niños. El Estado nacional dice que no hay plata para las jubiladas y los jubilados, para las y los discapacitados, para la educación, para los comedores populares, pero sí hay plata para estos monopolios”, dijo el compañero Matías de la CCC de Quilmes, presentando a las y los oradores de las organizaciones presentes, que tomaron la palabra.
Fueron convocantes de la jornada la Corriente Popular Eva Perón, Corriente Clasista y Combativa, FENAT, Organización 25 de Mayo, Nuestra América, Movimiento Popular La Dignidad, Frente 22 de Agosto, CTA Autónoma, Frente Popular Darío Santillán, la Organización Surge Movimiento Nacional, la OLP, Octubres y Nuestra Patria. Hablaron compañeras y compañeros de las organizaciones convocantes.
“Por una patria con tierra, techo, trabajo y soberanía”
En el cierre de los oradores, nuestro compañero Ramiro Vasco Berdesegar, dirigente nacional de la CCC y miembro del Comité Central del PCR, tras mencionar al heroico pueblo palestino y a las y los originarios del Chaco reprimidos por el gobierno provincial, destacó que “Mientras realizamos esta jornada, en este Día Internacional de la Alimentación, desde temprano cientos de compañeras y compañeros -pero sobre todo nuestras compañeras- se levantaron pensando cómo preparar la comida en los comedores populares, para garantizar el plato de cada día a nuestros pibes y a nuestros viejos. Son ellas nuestros faros, nuestro ejemplo, nuestra luz de esperanza”.
Berdesegar señaló que “el 32% de la tierra productiva está en manos de apenas 4.000 familias, muchas con los mismos apellidos que dominaban desde el siglo XIX. En ese mismo momento, cientos de campesinos y campesinas, despojados de la tierra, viven hoy en nuestros barrios o resisten en el surco, metiendo la mano en la tierra para producir los alimentos que sostienen la vida.
“Esa es la Argentina real: la de los poderosos que se la llevan en pala —como Cargill y las siete u ocho agroexportadoras que en un abrir y cerrar de ojos se embolsaron 1.500 millones de dólares— y la otra Argentina, la de la dignidad y el trabajo de nuestro pueblo”.
Planteó la continuidad de la lucha, porque se puede derrotar al gobierno en las urnas, pero “que otros sectores del poder -un poco más perfumados, pero con los mismos intereses- sigan descargando la crisis sobre nuestras espaldas. Por eso, nuestra pelea debe sostenerse sobre un programa claro y popular: No pagar la deuda externa. Repartir la tierra y sacársela a los terratenientes. Poner el centro en el trabajo y la producción. Terminar con el hambre en la Argentina”.
Sobre esa base debemos construir la unidad más profunda, la que nos permita parir una patria nueva, la patria que soñaron Eva, Perón y el Che, la patria que necesitan nuestros pibes y que nuestros viejos nos enseñaron a defender hasta el último aliento.
Sigamos en la lucha. Se vienen nuevas jornadas: vamos a cortar rutas, vamos a hacer lo que haya que hacer para conquistar el salario social complementario y avanzar hacia otra política y otro gobierno, uno que garantice paz, tierra, techo y trabajo para todos los habitantes de nuestra patria”.
El acto finalizó con la lectura de un documento consensuado, que denuncia que “Mientras Javier Milei y su gabinete favorecen con ganancias millonarias a los grandes acopiadores y exportadores de granos, el pueblo se empobrece día a día”.
Y que con los miles de millones de dólares que el gobierno “regaló” a las cerealeras “se podría haber garantizado durante un año: – ingresos alimentarios para la mitad de las personas en situación de indigencia. 2.325.000 salarios sociales complementarios 464.000 jubilaciones mínimas anuales con bono incluido. 563.000 salarios mínimos, vitales y móviles. Esa misma suma permitiría elevar el Salario Social Complementario a 742.000 compañeros y compañeras, equiparándolo al Salario Mínimo Vital y Móvil, hoy en $322.000.
Estos números muestran que plata hay, pero se la “llevan en pala” las cerealeras, los bancos, la usura internacional y el FMI con la infame deuda externa”.
hoy N° 2082 22/10/2025