1. Sacudidos por las olas
El oleaje del tsunami de la crisis económica ya golpea a todo el mundo (ver nota en pág. 16). Ya golpea a la Argentina que los Kirchner charlatanearon que estaba “desacoplada”.
La llegada de ese oleaje bravo está provocando un cambio brusco y profundo de la situación económica y política nacional. Más aún cuando agarra a la Argentina malparada por la política kirchnerista, que agravó la dependencia y la extranjerización y concentración de la tierra. Es decir, nos ató más fuerte al carro de ese mundo estremecido por la crisis.
El hambre y la desnutrición crecen. Un analista político del sistema, como Rosendo Fraga, reconoce que hay 165.000 menores de 5 años desnutridos, la mortalidad infantil aumentó en el primer semestre de este año: fallecieron 1.734 niños menores de 5 años, 117 más que el año pasado. Según estimaciones no oficiales, la indigencia (el hambre), castiga a 3.200.000 argentinos (para el IndeK solo 2.000.000); y la pobreza golpea a 12.600.000 personas, 32 de cada 100 personas, (según el IndeK solo a 7.100.000).
Han comenzado los despidos y las suspensiones: 60.000 en la construcción, 1600 en bancarios, 1.000 en mecánicos (Iveco), ramas como las terminales automotrices, alimentación, calzado y metalúrgicos, preparan planes de despidos y suspensiones.
El aluvión de mercadería brasileña y china golpea a ramas enteras de la industria nacional. El bajón de los precios internacionales de los granos, su subida de los insumos, y los altos impuestos, están empujando a la quiebra a miles de chacras pequeñas y medianas, como en los 90.
Ajuste y entrega
Frente a esa situación el gobierno presentó y trata de hacer aprobar un presupuesto para el año 2009 que es un “dibujo”, como los del IndeK, con el que tratan de encubrir un “ajustazo”.
No hay ninguna respuesta a la grave emergencia social, se mantiene el ajuste salarial de los trabajadores estatales. Los ingresos por las retenciones se calcularon con la soja a 400 dólares, y está a 334 y en caída. El presupuesto da por sentado que continúa el impuesto al cheque que vence a fin de año. Mantiene las limitaciones al Banco Nación para dar préstamos a las Pymes, para usar sus fondos en el financiamiento del gobierno. La paridad cambiaria que figura en el presupuesto es $ 3,19 por dólar, aunque el viernes cerró a $ 3,29 pese a que el Banco Central vendió 400 millones para frenar la suba, y anuncia que lo llevaría a una banda entre $ 3,35 y 3,40. Mantiene centralización de los impuestos ahogando económicamente a las provincias. Persisten los presupuestos miserables que agravaron la crisis de la salud y la educación públicas, y no dan respuesta a la contaminación envenenadora de grandes zonas urbanas y rurales, etc.
Avanza el gobierno con tarifazos en los combustibles, el gas, la electricidad, los peajes, etc. Paralizaron las obras públicas.
Los ministros Randazzo y Carlos Fernández ratificaron la continuidad de las negociaciones con el Club de París. El jefe de gabinete Massa negocia con los bancos la comisión por el “megacanje” con los bonistas, es decir, siguen negociando para pagarles. El gobierno recompró “préstamos garantizados” que siguieron bajando, con lo que se malgastaron 1.000 millones de dólares. El Banco Central aumentó dos veces la tasa de interés trabando más el crédito.
El gobierno, se prende a la chequera de Venezuela, y ahora se abraza a los pantalones de Lula como “tabla de salvación”.
2. “La caja K” y los “amigos”
Lo que obsesiona al verdadero ministro de Economía, Néstor Kirchner, es “el monto de la recaudación, el nivel de las reservas y la velocidad de la corrida hacia el dólar” (La Nación, 13/10). No le preocupa a los K la emergencia social, ni la situación crítica de la industria nacional y la producción chacarera.
Los Kirchner están desvelados por “la caja K” y por sus negocios y los de sus “amigos”. Quieren “engordar” la “caja K” para borocotizar políticos y comprar votos para las elecciones del 2009. Y quieren salvar –propios o de “amigos”– como la compra del 15% de YPF por Eskenazi, socio y testaferro K, que anda peleando préstamos de las AFJP para pagar los créditos con los que hicieron ese negocio (pagando el doble de lo que vale hoy); o la continuidad del negociado absurdo del “tren bala”, al que el presupuesto le destina $ 1.600 millones.
La opción es de hierro: se salvan los banqueros, monopolios, pules y terratenientes que se enriquecieron en “la fiesta K” a costa de los sufrimientos del pueblo; o la lucha obrera y popular le hace pagar la crisis a los que se llenaron los bolsillos en esa fiesta.
En las provincias, muchos gobernadores están aplicando la misma política de “ajustazo” presupuestario que impulsa el gobierno nacional.
Aplausos y peleas por arriba
La presidenta ha criticado, con razón, que las grandes potencias usan los fondos para salvar a sus bancos, pero su gobierno, en los hechos, con el ajuste presupuestario, también usa los impuestos que paga el pueblo para engordar “la caja K” y los negocios de sus “amigos”.
En la oposición dentro del sistema, hay muchos que aplauden las medidas del gobierno. Consideran que, frente al oleaje de la crisis, no hay otra que cargársela a las espaldas del pueblo. Consideran que es “sensato” el “ajuste” de las tarifas, achicar los gastos del Estado, y pagar las deudas. Quieren que los K paguen el costo de esas medidas y se desgasten, para que ellos puedan llegar al gobierno con el “trabajo sucio” hecho.
Por otra parte, la crisis agrava las contradicciones entre los de arriba, porque es tan grave y profunda la crisis, que también los grandes necesitan la “ayuda” del Estado ante el oleaje salvaje. Por eso se pelean por quiénes serán “auxiliados” con los fondos del Estado (que salen de los bolsillos del pueblo) y quiénes quedarán “a la intemperie”.
4. Reagrupamientos
El banquero “rosado”, Heller, lanzó un nuevo partido prokirchnerista. Se afianza en el PO la línea funcional al gobierno, que pone como blanco a “la derecha sojera” para justificar su embellecimiento de los Kirchner como “burguesía nacional” de centroizquierda.
La política antiobrera, antipopular y antinacional del kirchnerismo frente a la crisis agrava las contradicciones dentro de esa fuerza.
El reciente Congreso del PJ de Buenos Aires logró juntar a duras penas 464 delegados (sobre un total de 906).
Duhalde y Macri dan pasos hacia un reagrupamiento de centroderecha. Surgen contradicciones entre Carrió, y los radicales de Stolbizer y los socialistas de Giustiniani, y hay acercamientos entre la dirección de la UCR y el socialismo. Al mismo tiempo, hay conversaciones para reagrupamientos de centroizquierda.
En la CGT, aunque Moyano busca posicionarse para negociar con Kirchner –“sin la CGT el gobierno se cae”, habría dicho (Ambito Financiero, 13/10)–, 14 gremios portuarios y marítimos realizaron un paro, y otros sectores “rechazan de plano la posibilidad de someterse a ciegas a un virtual congelamiento salarial” (La Nación, 12/10). Además, 40 gremios de la CGT Azul y Blanca reclaman la apertura de paritarias.
En la CTA se profundizan las diferencias entre los colaboracionistas con el gobierno como Yasky, y los opositores. En Mendoza, ocho gremios estatales marchan a la realización de un paro provincial. Las luchas de los trabajadores estatales, de la educación y la salud, sacuden a varias provincias, aunque las ignora la prensa.
5. Debatir y unir para la lucha
El tsunami de la crisis ha cambiado la situación. Grandes masas obreras y populares, parte de las cuales venían en lucha por sus reclamos, sienten ahora que se les viene encima la crisis. Esto aparece en el debate entre la lucha salarial y la defensa de los puestos de trabajo. También ha sido el trasfondo de la situación en la que se dio en el acampe de los desocupados, el paro agrario y la marcha unitaria de la juventud.
Está abierta una gran batalla política por quién va a pagar la crisis. De ahí la importancia de llevar a las grandes masas la posición del PCR en los 10 puntos para reagrupar fuerzas hacia un paro nacional activo obrero, campesino y popular.
La lucha de los trabajadores del Astillero Río Santiago, los de Terrabusi y Arcor, los portuarios y marítimos, el paro provincial de Mendoza de estatales y docentes, los paros de los trabajadores de Chubut, docentes y estatales de otras provincias y municipios, y el paro de la línea C del subte, muestran que hay condiciones para el combate para que la crisis la paguen los que se enriKecieron.
De igual manera, el acampe multisectorial, las movilizaciones de los desocupados y la de la juventud, y el paro agrario, van mostrando el camino del reagrupamiento de fuerzas para la lucha, golpeando juntos en algunos casos, y avanzando en la unidad en otros. Son reagrupamientos para la lucha que rompen con la política de “desensillar hasta que aclare” que empuja el gobierno con sus colaboradores sindicales, y sectores de la oposición dentro del sistema.
La crisis cambió la situación. El desafío es llevar el debate a las masas, y tirar desde las luchas y los reagrupamientos que muestran el camino para hacer que la crisis la paguen los que se llenaron los bolsillos con la política K.