A las desdichas que vive nuestro pueblo y nuestra Argentina, profundizadas cada vez más por la creciente dependencia de nuestro país, llegó el “salvataje” de Trump al gobierno de Milei pocos días antes de las elecciones de octubre. Se hizo justo cuando el plan económico del gobierno libertario desbarrancaba y se preanunciaba una crisis de gobernabilidad.
Cada vez queda más claro que esa intervención directa y descarada de una potencia extranjera en los asuntos internos de nuestro país es una política de carácter geopolítico de los EEUU, es parte de su plan para toda América Latina en su rivalidad con otras potencias imperialistas, principalmente China.
Si algo nos faltaba, en esta nueva etapa, el gobierno de Trump se plantea restaurar su preeminencia en petróleo, gas y energía nuclear como una prioridad estratégica máxima para disputarle a las potencias extranjeras el control de activos estratégicos en el hemisferio occidental.
Como parte de la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Donald Trump ha establecido un objetivo claro bajo la premisa del “America First” (América primero) o mejor traducido EEUU primero.
Esta nueva política prioriza, ante todo, la “dominancia energética”, rechazando explícitamente lo que llama “ideologías desastrosas del cambio climático” al igual que Milei, y argumentando que estas políticas terminaron favoreciendo a los adversarios y debilitando a Occidente.
La importancia de Vaca Muerta y el saqueo
Argentina, con la explotación de Vaca Muerta acaba de superar el punto de mayor producción de petróleo de nuestro país que fue en el año 1998, con 850.000 barriles por día.
La privatización menemista permitió sobreexplotar los yacimientos que había descubierto la YPF estatal, y a partir de ese momento comenzó la declinación de la producción hasta que se hizo insostenible en el año 2010, con un déficit energético de 7.500 millones de dólares anuales. Hubo exportación de grandes volúmenes de petróleo y gas, pero el grueso de esa riqueza se fue al exterior.
Este proceso comenzó a revertirse con la explotación de Vaca Muerta a partir de la estatización del 51% de las acciones de la YPF SA en manos de la española Repsol. Hoy el 68% del petróleo se extrae de esta formación.
Pero el plan del gobierno que lidera Horacio Marín (un hombre del grupo Techint) al frente de YPF está basado en una fuerte expansión de la actividad con el objetivo casi exclusivo de la exportación, tanto de gas como de petróleo.
Para esto eliminó de la Ley de Hidrocarburos el concepto de soberanía energética que priorizaba el autoabastecimiento. Se igualaron los precios internos del petróleo, el gas y los combustibles al precio internacional, e impusieron un blindaje tributario, aduanero y cambiario a favor de las petroleras con el RIGI.
También entregó viejos yacimientos convencionales de YPF a empresas menores de la actividad en las distintas provincias, con un saldo de más de 8.000 despidos, principalmente en Santa Cruz y Chubut. El abandono por parte de YPF de estos territorios, históricamente petroleros, está produciendo un gran daño a las economías provinciales.
Como vemos este plan permitió una gran expansión de la actividad hidrocarburífera en Vaca Muerta, con una altísima apropiación de renta para las operadoras.
Pero esta expansión no responde a ningún proyecto de desarrollo nacional, ni mucho menos liberador. Es un plan extractivo, de base exportadora y anti industrial, un modelo de súper explotación en toda la cadena productiva de los trabajadores, técnicos y profesionales. Ni siquiera nos permite acceder a combustibles y energía barata para el consumo popular, ni para favorecer el desarrollo industrial, y menos aún industrializar en gran escala los hidrocarburos.
Así se expandió la actividad y a la vez se agudizó la disputa por esa enorme renta petrolera. Chevron, Vista Oil, Tecpetrol, Shell, Pan American Energy (PAE) y otras, son petroleras de peso en este negocio.
Vimos en estos días al empresario Paolo Rocca, del monopolio italiano Techint amenazar con cerrar la planta de caños SIAT de Valentín Alsina si se seguían importando caños de China.
PAE trajo caños de ese país para hacer el empalme del gasoducto hasta la costa de Río Negro, y también tiene un contrato con otro barco que se está construyendo en China para ampliar su capacidad de exportación.
Un nuevo tiempo
Evidentemente vamos camino a un nuevo momento. El gobierno de Trump ha logrado tener más herramientas para subordinar a nuestro país con los acuerdos pactados con Milei, es así en el terreno político, diplomático, financiero y militar.
EEUU avanza en su plan de “dominancia energética” en América y pretende quedarse con el petróleo venezolano (la mayor reserva del mundo). Mientras tanto la norteamericana Exxon está desarrollando un mega yacimiento en Guyana, en un territorio que está en disputa con Venezuela.
Con el alineamiento automático del gobierno de Milei con EEUU y bajo este nuevo paraguas de seguridad hemisférica, Vaca Muerta podría transformarse en mucho más que una explotación super rentable, pasaría a ser un socio activo de seguridad regional que impulsa EEUU.
Este panorama nos exige redoblar la lucha por nuestra soberanía como hemos visto en muchas actividades vinculadas al Día de la Soberanía en Neuquén, Río Negro, Bahía Blanca, Santa Fe y otros lugares del país. Conscientes de que la lucha contra la dependencia, el saqueo y la entrega está entrelazada a la lucha por derrotar la política antipopular y antinacional del gobierno.
Escribe Mario Cambio, secretario del PCR de Neuquén
hoy N° 2090 17/12/2025
