Más vale tarde que nunca. Bienvenido sea el debate, pues “urge una revisión profunda del sistema financiero”, como sostiene en un documento el Movimiento Empresarios por la Nación. Y el proyecto de Heller, como analiza dicho documento, mantiene el mismo sistema. Sólo plantea algunas regulaciones, y aunque habla de concebirlo como un “servicio público” poco o nada avanza en ese sentido.
En primer lugar, porque “una banca concebida como servicio público y orientada al superior interés de la Nación pasa por la existencia y fortalecimiento de los bancos estatales”. El proyecto de Heller, como la ley de la dictadura todavía vigente, nada dice sobre esto, como si el papel de la banca pública fuera el mismo que el de los bancos privados, y todo se resolviera pidiéndole a éstos que subordinen sus “fines de lucro”, razón de la existencia de la banca privada.
En segundo lugar, si se trata de un servicio público, no podría ser atribución de ningún sector particular, sino que tendría que ser concesionado. “Los dineros depositados en los bancos son ahorro argentino líquido”. Lo que lleva a la necesidad de la nacionalización de los depósitos, de lo que tampoco habla el proyecto de Heller.
“Bancos públicos, bancos privados. Todo es lo mismo. La ‘democratización’ que propone Heller es la de reconocer los derechos del zorro en el gallinero. Por ejemplo, los redescuentos del BCRA para aplicar a préstamos con tasas subsidiadas irán a todos los bancos por igual. Ingentes fondos públicos para fomento que terminan en las arcas de la banca privada.”
Otra: “el proyecto le confiere al BCRA el fijar la tasa media del mercado promediando las tasas informadas por los propios bancos. Por este arbitrio diluye el rol de los bancos oficiales en la determinación de las tasas de referencia. Por lo tanto desaparece un instrumento inapreciable para combatir la usura ‘legal’ que imponen los bancos al conjunto de los flujos económicos”.
Una banca para el crecimiento
“Derivado de lo anterior tampoco se impulsa la conformación de una banca para potenciar la inversión nacional. El proyecto autoriza la constitución de bancos de inversión y enumera sus actividades. Y nada más. Sin mayores cambios respecto de la ley 21.526.
“Una genuina banca para el crecimiento sólo puede anidar en el sector estatal. Descreemos absolutamente de la habilidad de cualquier banco privado para actuar creíblemente en este campo. La discusión de una reforma financiera es una inmejorable ocasión para disponer la constitución de un nuevo Banco Nacional de Desarrollo. Todas las críticas, incluso las válidas que se han hecho al desaparecido Banade son sospechosas si sirven de plataforma a las tesis que niegan su necesariedad. Urge conformar este banco y dotarlo de los fondos requeridos para que pueda cumplir dicha labor.
“El proyecto Heller reincide en aceptar el patrimonio como único parámetro de la capacidad de devolución de los créditos. Una banca para la promoción evaluará principalmente la potencialidad del proyecto y su inversión conexa.”
Una banca nacional
“Las privatizaciones de bancos públicos (4 bancos provinciales pasaron a manos del grupo Esquenazi) y la extranjerización de varios otros (el Río, el Francés, el Patagonia) constituyen un grave retroceso. Si además incluimos aquellos bancos extranjeros que funcionan como tales, vemos que ingentes recursos nacionales son controlados por poderosas corporaciones con su centro de decisión fuera de nuestras fronteras. La crisis económica financiera global explica que estas presencias off shore, lejos de fortalecernos, introducen a nuestra economía un nuevo factor de vulnerabilidad.”
Como el tero
El kirchnerismo presenta este proyecto como un ajuste de cuentas con la ley de la dictadura. “Pero si no apuntan a modificar aspectos tan cuestionados (que por supuesto no ignoran), ¿qué buscan? Como el tero hacen ruido por acá pero el verdadero objetivo está acullá. Que el proyecto sea limitado no significa que sea intrascendente.”
Tras la fraseología “democratizadora”, manteniendo el desprecio del papel de la banca pública, equiparándola con la banca privada, una larga serie de disposiciones del proyecto “convergen en el uso del BCRA (cuya falta de independencia ha quedado nítida) para ajustar cuentas con sus adversarios en el negocio bancario. En este terreno Kirchner cuenta con amigos como Britos (Macro), amigazos como Heller (Credicoop) y ‘más’ que amigos como Esquenazi (Bancos de Santa Cruz, San Juan, Santa Fe y Entre Ríos). Con este proyecto este grupo saldrá de shopping. El proyecto instruye al BCRA a redimensionar aquellos bancos que superen el 8% del mercado. Autoriza, deniega y/u obliga la apertura de sucursales. El propio texto indica que los 5 principales detentan actualmente el 51% del mercado. Por lo tanto el proyecto les otorga un plazo para desprenderse del 11% excedentario. Dios nos libre y nos guarde de alinearnos en esta pelea de malandrines…”
Los ejes mínimos
El documento del Movimiento Empresarios por la Nación señala que el proyecto incluye disposiciones que, aunque no resuelven las cuestiones sustantivas, de por sí no son objetables. “Por ejemplo, determina la existencia de servicios esenciales gratuitos (si bien no los enumera), incluye la Defensoría pública y Departamentos de atención al usuario, otorga cupos prestables mínimos a las Pymes, obliga a instalar sucursales en zonas no atendidas.”
Esas disposiciones deberían ser complementarias de una reforma verdadera, con estos “ejes mínimos:
. Debemos detener la sangría y desdibujamiento de los bancos estatales y transformarlos en arietes de un verdadero proyecto nacional. Bancos agresivos compitiendo con rudeza con la banca privada y no bancos bobos regalando su mercado.
. Hay que castigar la usura financiera con tasas testigos que obliguen al conjunto del sistema.
. Constituir un verdadero banco para proyectos productivos, inversiones y prefinanciamiento de exportaciones. Toda su capacidad prestable para potenciar el trabajo y la producción argentinos.”