Si el anuncio de Cristina Fernández de un plan de obras por miles de millones de pesos nos recordaba al de las viviendas y hospitales que anunció en medio de la rebelión agraria, el de el “primer auto” nos recuerda aquél de la “vivienda propia” que anunciara su marido para los inquilinos, que por sus requisitos nunca estuvieron al alcance de los que más lo necesitan.
Ante el cuestionamiento por el paquete cerrado de blanqueo y moratoria que mandó al Congreso, Cristina Fernández volvió al atril el jueves para anunciar que destinaría 13.200 millones de pesos para financiar la venta principalmente de autos y electrodomésticos a una tasa de interés subsidiada del 11%. No dijo en ese momento de dónde iba a salir la plata ni quién iba a subsidiar esa tasa, cuando la inflación supera el 25% y los créditos para el consumo no bajan del 35%.
Después nos enteramos por los diarios, y el anuncio que se hizo en el nuevo ministerio de Producción, que los fondos saldrán del Anses. Así los jubilados, presentes y futuros, terminarán no sólo financiando sino también subsidiando estos “planes”. El Anses deberá dejar de colocar sus fondos en plazo fijo al 25%, con lo que no alcanza a protegerlos de la inflación, para colocarlos en estos créditos al 11%, es decir a pura pérdida.
Si en verdad lo que se buscara fuera estimular el consumo popular y la producción nacional, en lugar de usar la plata de los jubilados para subsidiar la venta de autos, incluso importados, que igual no serán accesibles para los sectores de bajos ingresos. Sería mucho más eficaz usar esa plata para dar un aumento a sus dueños, los jubilados y pensionados, que seguramente se revertiría en un mayor consumo inmediato de bienes de producción nacional.
02 de octubre de 2010
