La crisis económica mundial provoca ar-cadas en las bolsas mundiales, en grandes bancos y en los monopolios industriales imperialistas. Las bolsas suben un punto un día y se derrumban 5 puntos al día siguiente. Los bancos no dan crédito al público ni se lo dan entre ellos. Las grandes empresas vomitan obreros de a miles: las crisis capitalistas convierten a la mano de obra en material de descarte (no por nada se la denomina “capital variable”).
Los Estados Unidos están en “recesión” desde hace un año, pero recién lo hacen público ahora. La Unión Europea acaba de oficializar, también públicamente, que su crecimiento en los últimos trimestres fue nulo. La desocupación masiva y el congelamiento o baja de salarios ya no son un fantasma sino una realidad dramática para millones, que se agrava día a día.
Los descomunales “paquetes” de rescate por cientos de miles de millones de dólares, destinados por las potencias imperialistas a revivir sus bancos y monopolios industriales, se demoran por temor a que desaparezcan sin causar efecto o son tragados por la ciénaga de la crisis.
El presidente francés Sarkozy anunció un paquete de 20.000 millones de euros (25.000 millones de dólares) para activar la industria del automóvil y la compra de viviendas.
El gobierno norteamericano y el electo Barack Obama estudian los planes de reestructuración de los gigantes yanquis del automotor: Ford, Chrysler y General Motors –los “tres grandes” de Detroit–, que suplican y chantajean con la desocupación masiva para obtener “ayuda” estatal. A los “recortes” en las automotrices y en las grandes tiendas se suman los 50.000 despidos del Citigroup. En noviembre, efectivamente, hubo 533 mil nuevos desocupados; ya se habían sumado 180 mil en octubre; en 2008, que aún no terminó, desaparecieron 2 millones de empleos. Obama, que asumirá el 22 de enero, le reclamó al gobierno de Bush y al Congreso que 25.000 de los 700.000 millones de dólares del rescate aprobado recientemente para los bancos sean otorgados a los monopolios del automotor.
En Italia, el grupo Telecom anunció el “recorte” de 4.000 puestos de trabajo en dos años (2009-2011). Iberia –la primera compañía aérea española–, que negocia su fusión con la británica British Airways, prevé eliminar 1.000 empleos: en España la desocupación ya toca el 13%. Todos los países europeos revisan a la baja sus previsiones de crecimiento, y para el 2009 algunos la estiman en cero.
Comienzan las tomas de fábrica
La crisis ya no es un fantasma, y también han surgido con fuerza las luchas obreras para impedir que las burguesías imperialistas descarguen como siempre los efectos sobre las espaldas de los trabajadores.
El establishment norteamericano teme que la propagación del desempleo convierta a esa potencia en un polvorín de huelgas y conflictos sociales. El último sábado, 300 trabajadores despedidos de la fábrica Republic Windows & Doors de Chicago, cerrada por falta de crédito, ocuparon la planta exigiéndole al banco que reanudara el financiamiento para mantener su fuente de trabajo.
En los países europeos, un presagio de lo que la crisis depara a la “Europa de los monopolios” es la gran lucha que los obreros de la automotriz japonesa Nissan vienen llevando a cabo en Barcelona desde hace un mes. En protesta por el plan de despidos de 1.680 trabajadores (el 40 por ciento de sus dos plantas) columnas de obreros marcharon por la Gran Vía y apedrearon la sede de la empresa coreando “Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra”, “Ese japonés, hijo puta es”, y “Nativa o extranjera, la misma clase obrera”, en referencia a los despidos masivos de trabajadores inmigrantes.
Casi 380.000 trabajadores de origen extranjero (rumanos, marroquíes, ecuatorianos, colombianos y bolivianos) están actualmente sin trabajo en España: 180 mil más que en noviembre de 2007 (un aumento del 91%). El gobierno “socialista” de Rodríguez Zapatero endureció su política de inmigración y aprobó un plan llamado “voluntario” de retorno, que ofrece incentivos económicos a los extranjeros desocupados para que se vuelvan a sus países renunciando a sus permisos de trabajo y residencia. Medidas parecidas tomaron el gobierno italiano y otros, alentando de hecho en la población la xenofobia y el racismo.
En Gijón (España), los trabajadores de la empresa Naval, que anunció su cierre, quemaron neumáticos y cortaron una vía de acceso.
En Vigo, los obreros del astillero repudiaron el siniestro ERE (Expediente de regulación de empleo, o sea despidos), pararon la producción y marcharon hasta los juzgados donde se iba a procesar a 4 obreros navales enjuiciados por “desorden”, arremetieron contra el cordón policial y ocuparon dependencias judiciales. General Motors, Seat –filial de Fiat–, Opel, Renault y Ford vienen anunciando los ERE, y suspendiendo horas de trabajo.