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02 de octubre de 2010

Alexis, de 15 años, asesinado por la policía. Repudio masivo y rebelión popular. La juventud volvió a ser protagonista, haciendo tambalear al gobierno griego de Karamanlis, opresor del pueblo y asesino de jóvenes.

Rebelión popular en Grecia

Hoy 1247 / Contra el gobierno asesino y antiobrero

La furia popular por el asesinato de Alexandros Grigorópulos, de apenas 15 años, por la policía el sábado 6 de diciembre, barrió Atenas, Tesalóniki, Patras, Serefi, Salónica, Lesbos, Rodas y otras ciudades griegas, haciendo tambalear al régimen conservador y ultraliberal del primer ministro democristiano Kostas Karamanlis.

Rebelión juvenil y popular
En medio de una profunda conmoción por el asesinato, durante seis días consecutivos se desarrolló un violento levantamiento popular. Incluyendo el martes 9 los funerales de Alexis (como lo llamaban), movilizaciones de decenas de miles de estudiantes secundarios, docentes y jóvenes en general arrojaron proyectiles contra el Parlamento en Atenas y recorrieron las calles céntricas en muchas ciudades de Grecia.
La violenta represión con gases y palos fue respondida en muchos lugares con piedras, molotovs y destrucción de comercios. El propio entierro de Alexis fue cercado por las fuerzas especiales antidisturbios que respondieron a las consignas de protesta disparando sus pistolas al aire.
En seis barrios obreros de los alrededores de Atenas, miles de personas —en su mayoría jóvenes— apedrearon comisarías. Las manifestaciones se reprodujeron en otras ciudades como Volos (Tesalia, centro), Tesalóniki y Kavala (Macedonia, norte), Chania (isla de Creta), Mytilene (Egeo).
Decenas de manifestantes fueron heridos, detenidos y golpeados por la policía. Muchos fueron llevados a juicio sumario. En Patra (Peloponeso, sur), el gobierno organizó bandas fascistas que atacaban a los manifestantes con cachiporras.

La izquierda revolucionaria, parte activa
La huelga general del miércoles 10 fue la más masiva en muchos años. Había sido convocada con anterioridad por la central sindical contra las “reformas” antiobreras del gobierno conservador, pero el asesinato de Alexandros en Atenas la potenció. Se paralizaron el transporte de colectivos y aéreo, los servicios públicos, los bancos, las escuelas y los hospitales.
Decenas de miles participaron en concentraciones y marchas a lo largo y ancho de Grecia, desoyendo el llamado del primer ministro a no efectuar manifestaciones. La gran marcha en Atenas pasó por encima del sabotaje de los burócratas sindicales “liberales” y “socialistas”.
Contó con la participación destacada de la Organización Comunista de Grecia (KOE) y otras fuerzas integrantes de la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza), denunciando las políticas oficiales de marginamiento, represión y neoliberalismo, llamando a voltear al gobierno criminal de Karamanlis y levantando consignas políticas como “¡Renuncia ya!” y “¡Fuera el ND y el Pasok, ladrones y asesinos!” (el partido gubernamental Nueva Democracia y la oposición “socialista”).
La rebelión juvenil evidenció, en realidad, el descrédito masivo del pueblo en el sistema político liberal en su conjunto. “Hace al menos dos años dije a todo el que quisiera oírme que hay un divorcio absoluto entre la juventud y el sistema, pero nadie me hizo caso. Ahora todos reparan en los jóvenes”, expresó el rector de la Universidad de Atenas, Jristos Kitas.
Culminando la jornada de huelga general, más de 20.000 personas participaron de la protesta pacífica, pero respondieron con “bombas” molotov, piedras y latas a la policía que lanzó gases lacrimógenos en forma masiva y golpeó con sus porras a los manifestantes frente al Parlamento.
Una particular “alianza” de ministros del gobierno, políticos de la derecha conservadora, militantes neofascistas, grandes diarios y el desprestigiado partido “comunista” de Grecia (KKE, ex pro soviético) centró sus ataques en la Izquierda Radical por haber apoyado a los “revoltosos”.
El KKE se convirtió de hecho en la mano derecha del régimen de Karamanlis (sugiriendo de paso que Moscú es uno de los respaldos internacionales del gobierno derechista griego). Militantes juveniles del KKE trataron de impedir que las asambleas estudiantiles decidieran la huelga y ocupación de universidades y colegios. Cuatrocientos centros educativos siguen hoy ocupados.
Los estudiantes fueron la avanzada de la lucha contra la larga dictadura militar impuesta en 1967 por la “Junta de los Coroneles”, que cayó en 1973 tras masivas protestas juveniles.
La masividad y combatividad de las movilizaciones —señala un comunicado del KOE— pegó duro a este gobierno corrupto y terrorista de banqueros, monopolios y la iglesia reaccionaria.
La juventud griega, en particular, castigó a un gobierno que asesina su futuro, privatiza la educación, multiplica la pobreza y la desocupación y vende las riquezas nacionales al imperialismo.
El gobierno de Karamanlis estuvo a un paso de terminar como el de De la Rúa en la Argentina del glorioso diciembre de 2001.


Solidaridad en toda Europa

Las acciones de protesta se extendieron a numerosas capitales europeas. A la indignación por el asesinato de Alexis se sumó la bronca por la crisis económica y la ola de despidos.
En Madrid, unas 300 personas atacaron con piedras una comisaría, comercios y bancos en pleno centro de la ciudad.
En Francia fueron cerrados los consulados griegos en París, Burdeos y Grenoble después de las manifestaciones frente a esas representaciones.
En Berlín se ocupó el consulado griego. En Moscú y Roma las embajadas de Grecia fueron atacadas con bombas molotov. En Bolonia (Italia) cinco policías fueron heridos por manifestantes. En Copenhague (Dinamarca) la policía impidió una marcha hacia la embajada de Grecia.