Muchos políticos de la oposición al gobierno de Kirchner plantean que el sistema electoral que nos rige es tramposo, que no permite que en las urnas se exprese la verdadera voluntad popular, que hay que cambiarlo, etc. Sin embargo, la mayoría de ellos presenta sus candidatos y listas como lo hace el matrimonio gobernante. Y utilizan los mismos argumentos: que hay que votar en “positivo” (es decir que hay que votarlos a ellos), con lo que terminan avalando este sistema electoral tramposo, además de fraudulento como se ha visto en Córdoba.
El argumento principal que esgrimen es que el voto en blanco “favorece” a la primera minoría (el gobierno en este caso, dando por hecho que sale primero) y hasta dicen que “los blancos se suman al ganador”. Esto que lo oímos a diario, lo han metido a fuerza de propaganda, cuando la realidad es que para el sistema electoral vigente tanto no cuentan los votos en blanco como los anulados y las abstenciones. Solo cuentan los votos a candidatos, que llaman “afirmativos” (Art. 2°, Ley 24.444), porque para ellos tanto los votos en blanco, como los anulados y las abstenciones son “negativos”.
La frase de que “el voto en blanco favorece al ganador” la meten todos los candidatos opositores, de derecha y de “izquierda”, porque quieren que los votemos a ellos, que votemos “a perdedor” apelando al sentido “burrero” de la gente. Pero de esta manera estamos entrando en una “carrera” que ya está definida a favor del “caballo del comisario”, avalando el sistema electoral tramposo y además el “fraude electrónico” que tiene montado el gobierno cargando las computadoras.
En las condiciones que están planteadas estas elecciones, ni el pueblo ni la oposición que presenta candidatos pueden asegurar que se exprese y menos que se respete la verdadera opinión popular. Otra cosa sería que hubiera un gobierno con el que se pudiera garantizar eso, cosa que solo se puede lograr a través del camino del Argentinazo. O del 17 de Octubre de 1945, dirían nuestros padres peronistas, cuando por esa pueblada se pudo garantizar que el pueblo se expresara libremente en las elecciones del 24 de febrero de 1946.
Coincidimos con la oposición electoral, que el kirchnerismo debe salir lo más debilitado posible de estas elecciones. Pero esto no debe ser de cualquier manera. No es votando a otros candidatos del sistema como lo vamos a lograr, porque ellos se preparan para hacer un recambio dentro del mismo sistema, como lograron hacerlo después del Argentinazo de 2001. Tampoco vamos a cambiar eso votando candidatos “testimoniales”, que terminan dándole validez a los candidatos kirchneristas o de la oposición regimentada.
El único repudio verdadero a estas elecciones tramposas y fraudulentas es el voto en blanco, el nulo o la abstención, trabajando en consecuencia para las elecciones del 28 de octubre, y preparándonos y preparando a las fuerzas populares, patrióticas y democráticas para que puedan terciar con independencia los días tormentosos posteriores, y no quedar como “tropa de maniobra” de un kirchnerismo debilitado y una oposición que sea “alternativa” del mismo régimen.