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02 de octubre de 2010

El pantano de Obama

Hoy 1268/ La resistencia afgana avanza pese a las masacres de civiles

El martes 5 de mayo, aviones de combate estadounidenses con “cipayos” afganos “empotrados” descargaron durante una hora toneladas de bombas sobre los poblados afganos de Garani y Gangabad, en un distrito de la provincia occidental de Farah. Redujeron a polvo 70 casas, y dejaron destrozados y enterrados en escombros a alrededor de 150 aldeanos, en su mayoría niños, mujeres y ancianos que habían huido de una zona de combates.
Fue el primer resultado de la “nueva estrategia” de Obama, de retirar gradualmente las tropas imperialistas yanquis de Irak para concentrar la pretendida “lucha antiterrorista” y aumentar las tropas de ocupación en Afganistán. El presidente títere de Afganistán, Hamid Karzai, estaba en esos momentos en Washington a punto de entrevistarse con Obama.
La fuerza aérea yanqui bombardeó los poblados después de un combate de fuerzas gubernamentales terrestres contra resistentes supuestamente “talibanes”. La secretaria de Estado de Obama, Hillary Clinton, y el portavoz del Departamento de Estado, se apresuraron a hacer oír su “profundo, profundo pesar”. En agosto del año pasado los yanquis ya habían arrasado Azizabad, donde fueron asesinados otros 90 civiles.

Como los nazis en Guernica
El jefe del Comando Central yanqui Petraeus dijo que “las acciones tácticas no deben menoscabar las metas estratégicas y los objetivos”. Evidentemente, la “táctica” de masacrar masivamente a la población civil sigue siendo —como lo fue durante la “era” Bush— parte integrante de la “nueva estrategia” imperialista de Obama (incluido el reforzamiento de la presencia militar yanqui con 21.000 efectivos más, y el respaldo al gobierno de Pakistán en su ofensiva contra bases de los nacionalistas talibanes). La estrategia no es tan nueva: la usaron los nazis en el poblado vasco de Guernica, durante la guerra civil española.
Al día siguiente de los bombardeos, enfurecidos manifestantes clamaron ante la principal mezquita de Farah “Muerte a Estados Unidos”, “Muerte a los invasores” y “Muerte al Gobierno”. La policía embistió contra los manifestantes: es la policía de ocupación, formada y entrenada por los ocupantes yanquis para oprimir a su propio pueblo. Un manifestante herido de un balazo dijo que estaban expresando su rabia “por los crímenes cometidos por las fuerzas norteamericanas”, y para exigir al gobierno afgano “que las obligue a irse de Afganistán”. El domingo, varios miles de estudiantes universitarios volvieron a protestar en las calles de la capital afgana Kabul contra las matanzas de civiles por la OTAN y EEUU, exigiendo el juzgamiento de los responsables.
   La resistencia afgana ya fue la tumba de los 6 años de ocupación de la URSS socialimperialista (1980-86), que había movilizado para eso a 120.000 soldados, el doble que los yanquis hoy.

Obama, más continuidad que ruptura
La masacre de civiles confirmó la continuidad hasta ahora de la política agresiva, expansionista y de ocupación genocida en Afganistán delineada por Bush a raíz de los atentados de septiembre de 2001 y sostenida ahora por Obama.
Pero también demuestra el grado de empantanamiento del imperialismo norteamericano en ese país: la orden de los bombardeos se dio en momentos de dura ofensiva de la resistencia, que ya ocupa porciones importantes del territorio afgano.
Una ofensiva que tiene a mal traer a los “expertos” de Washington y del Pentágono. Las fuerzas ocupantes de EEUU y la OTAN —45.000 soldados estadounidenses y 32.000 de la OTAN—, como les había ocurrido anteriormente en Irak, prácticamente no pueden salir de algunas grandes ciudades. Y no pueden romper el “cerco” ni siquiera con la “triple alianza” política establecida con el régimen títere de Afganistán y el gobierno “amigo” de Pakistán. Los combates son violentos de uno y otro lado de la frontera.
Eso es lo que tornó urgente la elaboración de una “nueva estrategia”, empezando por el despido del actual comandante militar, el general David McKiernan, y la búsqueda de lo que el propio Obama llamó “un enfoque menos convencional” de la ocupación.
Sin embargo, hasta ahora y pese a todo el palabrerío, salvo los bombardeos contra poblaciones civiles para destruir supuestos búnkeres talibanes, los capos yanquis parecen haber quedado sin plan ni estrategias concretas para Afganistán.
Y las acciones de la resistencia machacan y machacan. La semana pasada, al menos tres soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), bajo mando de la OTAN, murieron en varios ataques de los resistentes en el sur y el este de Afganistán.