El objetivo de la visita era conversar con el personal de la guardia del hospital sobre su situación, dónde se pone al rojo el estado del hospital, cuándo una pandemia amenaza a la población o cuándo el hospital queda desbordado. Para entrar había que conseguir barbijo, tarea que –gracias a los contactos de una empleada del hospital– nos llevó media hora. Avanzando en los pasillos durante la búsqueda se escucha “abran, nos quedamos encerrados”. Era personal que había quedado atrapado en el ascensor…
Así comenzaba la incursión por ese gigante que atiende diariamente a cientos y cientos de niños –con enfermedades de alta complejidad, transplantados, etc.– de todo el país.
Era el mediodía y afortunadamente unas enfermeras de la guardia estaban en un breve descanso. “Hoy estamos trabajando dentro de los límites, pero hasta hace 48 horas había 12 camas en el pasillo con chicos internados con suero y oxígeno, estaba saturada la guardia. Entre el lunes y martes se desbordó”, enfatiza una, que rápidamente se retira, porque su tarea la demanda. Así van apropiándose de la palabra, como tomando la posta, van completando los testimonios.
En ese sector, regularmente, trabajan entre 10 y 11 enfermeras. Según ellas no existe la palabra “capacidad” para la atención y ahí está el problema, según indica una, porque “al ser elástico, no hay capacidad. No es solamente por la gripe que entran acá. Lo más común son los prequirúrgicos por traumatismo y los deshidratados, porque a pesar del invierno también hay niños deshidratados, uno de los cuadros que acompaña a las enfermedades en el invierno, al haber fiebre y vómito”.
—¿Cómo está funcionando la guardia, teniendo en cuenta la gripe A?
—Una parte de la guardia está funcionando como sala de internación. Cuando llega el chico se le hacen los estudios bacteorológicos, los hisopados, hasta que se termina confirmando, pero para eso ya pasaron varios días. Los primeros días atendimos montones de casos de influenza, que se confirmaron a lo largo de los días; pacientes que tras ser confirmados fueron derivados a salas, pero ya habían estado en contacto con otros.
El problema empezó a ser local hace dos semanas. En el hospital se hacía una separación como zona de riesgo a un sector asignado, donde ya tenían el personal que los tenía que atender. El problema es que se generalizó, se expandió y se perdió el control. Nosotros tomamos todas las precauciones para nuestro propio cuidado, a partir de que supimos de los primeros pacientes que había en el mundo. Y en este sector empezamos a trabajar con todas las medidas sanitarias.
–Estando en la guardia recibís al paciente llegue como llegue, con tuberculosis, con lo que tenga… Hace una semana se empezó a medicar a todos los pacientes, porque de base ya tienen una patología, chicos transplantados, con problemas oncológicos, ya lo asumís como un paciente que está en riesgo. Todas las medidas fueron surgiendo con los días, pero previamente no hubo una planificación, sino que hubo conciencia del personal.
—¿Este desborde ya pasó otros años?
—Nos pasó ya hace 8 años cuando tuvimos un pico muy alto de cuadros respiratorios. Lo que pasa es que esta gripe al ser pandémica, la gente por miedo hace la consulta, y también eso termina desbordando al plantel… A veces tenemos pacientes en espera que se van complejizando en horas, mientras el médico está abocado en sacar las consultas; y los padres con los niños, luego de haber recorrido 5 o 6 hospitales, llegan hasta acá para llevarse una respuesta, a veces confirman lo que ya venían sospechando. ‘¿A dónde más podemos ir? Ya no hay más lugar’, se dicen los padres. Entonces, se quedan acá y esperan. Acá, el paciente nunca deja de ser atendido. A veces suele haber 5 horas de espera. Así, un chico con 40 grados de fiebre, en esas condiciones, puede hacer una convulsión.
—¿Cuál es el principal problema que tienen en la guardia?
—El espacio físico. Tenemos 20 camas para internación, hasta se están usando los consultorios como sala de internación. Se van buscando alternativas frente a la cantidad.
—En neonatología, esta semana, en habitaciones que son para tres pacientes, pusieron a seis. Como se desbordó acá, han tenido que hacer lugar allá.
—Acá en la guardia, el otro día teníamos 3 chicos “respirados” (entubados)… son pacientes para terapia intensiva. Entonces le estás dando un lugar que no tenés a un paciente que es de terapia. Encima se ocupa el personal de servicio para atender a un paciente de terapia… todas estas cosas te pasan en un par de horas…
—El lunes de la semana pasada llegó a haber 8 horas de demora, pero no solamente por la cantidad, sino porque se crean entre tres y cinco urgencias simultáneas que requieren la atención de más médicos y entonces éstos dejan de atender los consultorios, y ahí se van generando también las demoras.
—Pusieron personal de seguridad para evitar el desborde de los padres, para evitar el caos… pero en realidad el caos está instalado… A veces vienen pacientes con prepaga que buscan otra opinión médica, y exigen la atención de un “cliente”. El otro día preguntaban si había una fila para los que tenían obra social y otra para los que no… o gente que retira a su hijo voluntariamente de una clínica, por la mala atención, y acá cuando los quieren derivar no se quieren ir.
—¿Qué medidas se están tomando internamente?
—Ahora se está medicando a los pacientes… al diabético, al transplantado, el de insuficiencia renal, el de leucemia, el de insuficiencia respiratoria…
—Mucho personal se enfermó de gripe por estar acá, otro por los hijos… el tema es que al haber tanta demanda, se necesita mucho personal y no damos abasto, porque entre nosotros nos cubrimos. Y hasta a veces nos enfermamos de estar tantas horas acá, del cansancio por quedarnos a cubrir. Nadie te obliga a quedarte, eso está en cada uno. Pero llegó un memorando hace tres días que dice que se van a denegar los francos, los compensatorios… Pero para eso, tendrían que buscar más personal.
—La demanda es altísima. Es sabido desde hace 14 años cómo la tabla va aumentando año a año, y hoy se desbordó. Se mantiene un nivel de elevación sostenido, por eso se han aumentado las camas. En un momento dado teníamos 18 a 20 camas en internación, más tres aislamientos. Después, en el 98 se sacan esas camitas de observación para interconsultas, y quedan solamente 12 camas. Y hace cinco años que vuelven a instalarse más salas con siete camas para tener continuidad de atención al paciente. Entonces se ve que han aumentado los pacientes y que no hay capacidad para internación, entonces terminan quedando en este servicio.
—El hospital tampoco frenó el número de cirugías programadas, se sigue haciendo el mismo número de cirugías que en épocas normales…
—Además, al haber conflicto en parte de los hospitales del conurbano, ya sea por traumatología o cirugía, se trasladan los pacientes acá. No se consiguen traumatólogos, tampoco anestesistas pediátricos. Y por esto, el gobierno de la Ciudad dice que no quiere hacer aportes que le corresponde, porque en realidad son pacientes del Conurbano.
—Entonces no hay una planificación en salud…
—Hay transplantados que han fallecido en el camino, porque los lugares donde residen no tienen la preparación ni la infraestructura para atenderlo. No hay especialista que lo acompañe.
—Tenemos pacientes que tienen 21 años, que fueron atendidos cuando niños acá, pero que vuelven porque en otros hospitales no saben cómo atenderlos.
—¿Es real lo que se maneja en los medios?
—Para mí pueden ser mucho más o mucho menos.
—Hay una gran desinformación, tergiversan la información y entonces la población entra en pánico. Cuando los medios dicen “se murió por la influenza A”, en realidad los pacientes que se murieron tenían ya una trayectoria de enfermedad que agravaron el cuadro, venían ya con una sensibilidad: con las defensas bajas… no es que se murió por la influenza… entonces la gente se asusta. Entonces, se debería reforzar la atención primaria de la salud en la población, en los centros comunitarios y hacerla como corresponde.