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02 de octubre de 2010

El principio de autoridad, la “organización social del porvenir” y el Estado. El ejemplo de la Comuna de París. Colaboración de uno de nuestros lectores.

El principio de autoridad, las comunas y los consejos de fábrica

Hoy 1279 / Un debate actual (Nota 1 de 2)

En el número 1271 del semanario hoy salió publicado el artículo de Federico Engels titulado “Sobre la autoridad”. El mismo es comentado por Lenin en El Estado y la revolución, en el punto 2 del capítulo IV titulado “Polémica con los anarquistas”. Lenin indica en el título cuál es el problema al cual se refiere el escrito de Engels, y comienza diciendo: “Esta polémica tuvo lugar en el año 1873. Marx y Engels escribieron para un almanaque socialista italiano unos artículos contra los proudhonianos, ‘autonomistas’ o ‘antiautoritarios’ (…) Engels ridiculiza, ante todo, el embrollo de pensamientos de los proudhonianos, quienes se llamaban ‘antiautoritarios’, es decir, negaban toda autoridad, toda subordinación, todo Poder.”1
Vale decir que el objetivo principal de este artículo era el de confrontar la tesis anarquista que proclamaba la abolición del Estado en general, contra la tesis marxista de un estado de transición, la dictadura del proletariado, mediante el cual la clase obrera imponía su “autoridad” contra las clases explotadores y los elementos contrarrevolucionarios. Examinemos los distintos contenidos del principio de autoridad.

1. La autoridad que proviene de las condiciones materiales de producción

a) Dice Engels en el citado artículo que las condiciones de la producción que “constituyen la base de la sociedad burguesa(…) tienden a reemplazar cada vez más la acción aislada por la acción combinada de los individuos (…) La acción coordinada, la complicación de los procedimientos, supeditados los unos a los otros, desplaza en todas partes a la acción independiente de los individuos. Y quien dice acción coordinada dice organización. Ahora bien, ¿cabe organización sin autoridad?”
b) Si “una revolución social hubiera derrocado a los capitalistas, cuya autoridad dirige hoy la producción (…) ¿Habría desaparecido la autoridad, o no habría hecho más que cambiar de forma? (…) Es necesario que los obreros, hombres, mujeres y niños se pongan de acuerdo sobre las horas de trabajo; a estas horas, una vez fijadas, quedan sometidos todos sin excepción(…) so pena de que se detenga inmediatamente toda la producción. Bien se resuelvan por la decisión de un delegado puesto al frente de cada rama de producción o bien por el voto de la mayoría, si ello fuera posible.
c) “Si el hombre, con la ciencia y el genio inventivo, somete a las fuerzas de la naturaleza, éstas se vengan de él sometiéndolo, mientras las emplea, a un verdadero despotismo, independientemente de toda organización social.
“Hemos visto, pues, que, de una parte, cierta autoridad, delegada como sea, y de otra, cierta subordinación, son cosas que, independientemente de toda organización social, se nos imponen con las condiciones materiales en las que producimos y hacemos circular los productos (…) Es, pues, absurdo hablar del principio de autoridad como de un principio absolutamente malo y del principio de la autonomía como absolutamente bueno.”

2. Anarquismo y revolución
“Si los autonomistas se limitasen a decir que la organización social del porvenir restringirá la autoridad hasta el límite estricto en que lo hagan inevitable las condiciones de la producción, podríamos entendernos (…)
 “¿No han visto nunca una revolución estos señores? Una revolución es, indudablemente, la cosa más autoritaria que existe; es el acto por medio del cual impone su voluntad a la otra parte por medio de fusiles, bayonetas y cañones(…) y el partido victorioso, si no quiere haber luchado en vano, tiene que mantener ese dominio por medio del terror que sus armas inspiran a los reaccionarios. ¿La Comuna de París habría durado acaso un solo día, de no haber empleado esta autoridad de pueblo armado frente a los burgueses? ¿No podemos, por el contrario, reprocharle el no haberse servido lo bastante de ella?”


3. El ejemplo de la Comuna
Otro aspecto había sido antes desarrollado por Marx y Engels en La guerra Civil en Francia, sobre la rebelión del pueblo de París en 1871.
“La Comuna sustituye la máquina estatal destruida, aparentemente ‘sólo’ por una democracia más completa: supresión del ejército permanente y completa elegibilidad y movilidad de todos los funcionarios. Pero, en realidad, este ‘sólo’ representa un cambio gigantesco de unas instituciones por otras de un tipo distinto por principio. Aquí estamos precisamente ante uno de esos casos de ‘transformación de la cantidad en calidad’: la democracia, llevada a la práctica del modo más completo y consecuente que puede concebirse, se convierte de democracia burguesa en democracia proletaria, de un Estado (fuerza especial para la represión de una determinada clase) en algo que ya no es un Estado propiamente dicho.
“Ya dejamos dicho que el primer paso de la revolución obrera será la transformación del proletariado en clase dominante, la conquista de la democracia” (El estado… p. 27).
“La completa elegibilidad y la remoción en cualquier momento de todos los funcionarios sin excepción; la reducción de su sueldo a los límites del ‘salario corriente de un obrero’: estas medidas democráticas, sencillas y ‘evidentes por sí mismas’, al mismo tiempo que unifican en absoluto los intereses de los obreros y de la mayoría de los campesinos, sirven de puente que conduce del capitalismo al socialismo” (El estado… p.53).
Estos párrafos son esenciales para entender acabadamente la combinación de la autoridad de clase con la democracia de clase. Es decir que aquella es una consecuencia directa de esta última. Lo que diferencia la democracia proletaria de la democracia burguesa es que ésta es un instrumento para el sojuzgamiento político y la explotación económica y social de la mayoría de la población, mientras que la primera “consiste en la transformación del proletariado en clase dominante” o sea “la conquista de la democracia (…) en interés de la mayoría inmensa del pueblo contra la minoría insignificante de los esclavistas modernos…”

4. Sobre el gobierno de transición hacia la revolución democrática y antiimperialista
El 11 Congreso de nuestro Partido declara: “Como muestra la rebelión agraria, a partir de un estado asambleario de democracia directa, los piquetes que desarrollaron la autodefensa de masas, la multiplicación de multisectoriales, el paso a la oposición de muchos intendentes en algunos lugares, y en otros los escraches que bordearon la toma de intendencias o casas de gobierno, esas multisectoriales comenzaron a bocetar comunas populares que pueden constituirse, en una situación revolucionaria, en un doble poder popular. En la medida en que la lucha avance, multiplicar las multisectoriales, centros coordinadores y comunas populares es el camino para reagrupar a las fuerzas obreras, campesinas y populares, patrióticas y democráticas, para terciar. La clave para esto es cambiar la correlación de fuerzas en el movimiento obrero, para que sus cuerpos de delegados, comisiones internas y sindicatos sean los motores de la unidad y la lucha en las multisectoriales y comunas populares. El gobierno de unidad popular, patriótico y democrático por el que luchamos deberá basarse en las comunas populares y otras formas unitarias que surjan…” 2
Tal gobierno deberá resolver, en primer lugar, las “urgencias del pueblo y de la patria” En segundo lugar “deberá convocar una Asamblea Constituyente Soberana” que sancione esos cambios y “avance en las tareas democráticas y antiimperialistas”.
Nuestro partido concibe a este gobierno como un camino de aproximación a una revolución democrática popular, agraria y antiimperialista, en marcha ininterrumpida hacia el socialismo.

5. Democracia parlamentaria o democracia revolucionaria

Obviamente, el Partido no puede atarse a una forma de lucha en particular. Si bien hay que desarrollar todas las formas de lucha hoy llamadas “legales”, porque configuran un derecho ganado a costa de la sangre de miles de proletarios, no se puede engañar al pueblo ilusionándolo con una salida parlamentaria a la situación actual. Sin renunciar a ningún instrumento que permita desnudar el carácter reaccionario del Estado oligárquico-imperialista, unilateralizar el camino de “acumulación de fuerzas” por la cantidad de diputados y la dirección de algunos sindicatos, como bien lo demuestra la historia, es una táctica condenada al fracaso. Como decía Lenin: “Quien reconoce solamente la lucha de clases no es aún marxista, puede mantenerse todavía dentro del marco del pensamiento burgués y de la política burguesa… Marxista sólo es el que hace extensivo el reconocimiento de la lucha de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado” (El Estado…, pag. 41).
¿Se trata de un camino pacífico, de una entrega del poder “por las buenas” de los de arriba a los de abajo? Veamos: “por diversas razones, que tienen que ver con la situación internacional y nacional, y en especial con la crisis económica mundial, ese proceso de desenlace será relativamente prolongado, puede haber triunfos parciales de las fuerzas reaccionarias o de las fuerzas populares, y contragolpes de las otras, hasta definir la situación. Es un período donde la lucha será dura, cruel y prolongada. No está escrito el resultado. A los de arriba no les vamos a arrancar los privilegios por las buenas. La revolución nunca va a triunfar por la vía pacífica.” Resoluciones 11º Congreso del PCR, pág. 85.


1 Lenin: El estado y la revolución, ed. Lenguas Extranjeras, Pekín, 1975, pp. 73-77; los subrayados son míos, PQ.”

2 PCR de la Argentina, Resolución sobre la política nacional del 11
Congreso, p. 82.