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02 de octubre de 2010

Trabajemos por un paro nacional activo en solidaridad con los docentes y demás gremios en lucha, y por los salarios de acuerdo a la canasta familiar.

1° de Mayo, todos con los maestros

Hora política

1 – Todos somos santacruceños
La huelga docente de Santa Cruz dejó al gobierno provincial kirchnerista en el aire. Los paros, marchas, actos y escraches fueron uniendo una enorme fuerza popular, muy amplia y heterogénea, harta del dominio kirchnerista que utiliza a Santa Cruz como un feudo de sus negocios y un paraíso de las petroleras, los terratenientes y unos pocos grupos de poder.
Los docentes avanzaron sobre el terreno abonado por la lucha de los petroleros. Kirchner respondió a esa lucha con la represión y la militarización de Las Heras, y la instalación de un gobierno títere, apenas un vocero de las decisiones que se toman en la Casa Rosada. Volvió a intentar la misma receta con los docentes. Dividida la policía, el gobierno nacional militarizó la provincia con la Gendarmería, y realizó provocaciones con ataques con molotov, amenazas de muerte, chantajes, etc. Ha fracasado.
La carpa blanca y dos cacerolazos en toda Santa Cruz movilizaron a miles de personas; muchas de ellas concurrían por primera vez a una movilización. El grito: “¡Qué se vayan todos!”, pasó a ser el reclamo popular.
Las burlas contra el ministro y candidato Filmus, o directamente sobre Kirchner (“Hoy títeres. Obra: ‘Sordo, ciego y mudo’. Dirige Dr. K”), demuestran que la política kirchnerista de ganar tiempo para armar un relevo político provincial solo logra profundizar el desgaste político del gobierno local y salpica cada vez más al propio Kirchner.


2 – Todos somos neuquinos
A 30 años del genocidio y la entrega del país por la dictadura, un solo represor ha sido condenado. No hay condenas para los jerarcas militares, políticos y empresariales. Es la impunidad de ayer.
Producido el fusilamiento de Carlos Fuentealba, hay solo un cabo policial preso. El “maestrazo” movilizó a la Argentina profunda reclamando castigo, apoyando a los docentes en su dolor y en su bronca y dejando en el aire al gobierno de Sobisch, principal responsable político del asesinato.
¿Por qué no cayó, todavía, Sobisch? Porque los grupos de poder que se expresan a través del MPN, el partido de Sobisch, salieron a respaldarlo. Y porque el kirchnerismo, que ha “borocotizado” a la oposición a Sobisch dentro del sistema, trabaja que Sobisch llegue hasta las elecciones del 3 de junio, pero desgastado. Ese mismo día son las elecciones de la Capital Federal. La probable derrota kirchnerista en este distrito se vería atenuada por una caída del sobischismo.
¿Qué cambia si Sobisch cae ahora o el 3 de junio? Si el MPN pierde en junio, Sobisch se va a su casa, y queda como una figura para la derecha fascista. Ahora caería por su responsabilidad política en el asesinato de Fuentealba, lo que sentaría un precedente “peligroso” para las clases dominantes, que Kirchner no está dispuesto a bancar. Esto es la impunidad de hoy, a la que aporta Kirchner.


3 – Todos somos fueguinos
La huelga de los docentes fueguinos, silenciada por el gobierno y los medios de comunicación del sistema, es la otra gran lucha docente. La lucha se ha extendido a los estatales, los trabajadores de La Anónima que ocuparon tres supermercados durante tres días, los textiles; además de la larga lucha de los obreros de Renacer.
El mandatario provincial, Cóccaro, que se proclama kirchnerista, ha gobernado apoyándose en el menemismo en la Legislatura fueguina. Ahora prepara su reelección en una formula apoyada por el kirchnerismo. Se rompió el PJ. Se formó una alianza entre el Mopof y el radicalismo (con los intendentes de Ushuaia y Río Grande). Con lo que la gobernación pasó a ser disputada por dos fórmulas de centroderecha. Crece la efervescencia y el estado asambleario contra una política basada en los negocios turísticos y petroleros de una minoría, a espaldas del pueblo fueguino.

4 – asambleas para unir en la lucha
Las grandes huelgas docentes, a las que Yasky y la dirección de Ctera sigue dándoles la espalda, dieron un duro golpe a la política kirchnerista de imponer más o menos silenciosamente topes salariales en las paritarias.
Producido “el maestrazo”, el kirchnerismo trata de apagar los nuevos brotes de lucha para impedir que se generalice la lucha salarial. No le será fácil: hay mucha bronca en los trabajadores por los convenios que negocian y aprueban los jerarcas sindicales, sin ponerlos a consideración de las asambleas, por lo que son nulos.
Ya nadie cree los datos del “IndeK”. La diferencia de precios entre los oficiales y los reales es gigantesca: asado hasta un 38% más, carne picada un 44%, hueso con carne un 56%, sal un 22%, papel higiénico un 60%, etc. Esta subida de los precios va a seguir, porque las inundaciones han golpeado duramente las producciones de leche, carne y otros alimentos; lo que se suma a la persistente reducción de las áreas destinadas a esas producciones por el avance de la soja, y el aumento del precio del maíz (base para la producción de carnes).
Con esa estampida de los precios, y buscando frenar las aguas removidas por “el maestrazo”, Kirchner y las patronales hicieron público el tope salarial del 16,5%, con la ayuda de “los bomberos” Moyano, Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra), Víctor Santamaría (encargados de edificios), Jorge Viviani (peones de taxi) y Jorge Lobais (textiles).
En realidad, los camioneros firmaron un acuerdo hasta el 30/6/08, con el 16,5% público, escondiendo otros rubros con los que llegan al 25%, gradualmente, a lo largo de los 15 meses del acuerdo. Hay 7 sindicatos que desconocen el tope del 16,5%, piden el 25% y amenazan con paros; otros reclaman que el salario mínimo (hoy en $ 850) suba a $ 1.040 como los docentes.
La realidad es que al calor de las huelgas docentes y “el maestrazo”, y con la presión de los precios, hay un enorme descontento salarial en fábricas y reparticiones. A lo que se suman los salarios de hambre de los trabajadores en negro, tercerizados y rurales, y la superexplotación de la juventud en las fábricas.
Ahí donde el movimiento obrero logra garantizar la discusión democrática en asambleas, los trabajadores se unen para romper esos topes salariales de hambre y luchar por aumentos que pongan al salario básico al nivel de la canasta familiar.
Garantizar asambleas, que discutan libremente salarios y paritarias, es la gran tarea de la hora del movimiento obrero. Es lo que permite avanzar, y solidarizarse en los hechos con las huelgas docentes. Lo que une al movimiento obrero ocupado con los reclamos de los desocupados y los jubilados. Y lo que permite crear las condiciones para exigir a la CGT y la CTA un paro nacional activo que dé inicio a un plan de lucha.
Un paro y plan de lucha en el que confluyan, también, los reclamos de los pequeños y medianos productores del campo, que ya han perdido $ 1.400 millones por las inundaciones, los pueblos originarios que reclaman tierras, el estudiantado que lucha por presupuesto, y los movimientos ambientalistas que enfrentan el envenenamiento de los monopolios y terratenientes.
Los acuerdos unitarios, desde las asambleas, los cuerpos de delegados y sindicatos, con los huelguistas docentes a la cabeza, que garanticen actos masivos el 1° de Mayo, día internacional de la clase obrera, serán una gran herramienta para unir y nacionalizar la lucha.


5 – La crisis de autoridad
Las huelgas docentes y de estatales, particularmente las de Neuquén, Santa Cruz y Tierra del Fuego, el intento de aplastarlas mediante la represión sangrienta con el asesinato de Carlos Fuentealba, y la gigantesca respuesta popular a esa represión que llamamos “el maestrazo”, han vuelto a poner de relieve, y han fortalecido una realidad social y política que el sistema trata de ocultar.
Lo acaba de reconocer el diario La Nación, con el olfato de clase que lo caracteriza: “Está en crisis (…) la autoridad de la ley… Está en crisis también la autoridad de los poderes públicos… Está en crisis, asimismo, la propia majestad de los órganos de la rama ejecutiva para fijar los límites de la protesta social mediante el ejercicio responsable y ponderado del poder de policía… (La Nación, 22/4, ver comentario).
Sostiene La Nación que es sobre la base de “la crisis del principio de autoridad” —que afecta al conjunto de las clases dominantes—, que se da la “tendencia de la administración [kirchnerista] a la acumulación de poder”. Los sectores oligárquico-imperialistas a los que expresa La Nación, advierten con alarma que el armado social y político kirchnerista no ha logrado cerrar la crisis de hegemonía del sistema y no ha logrado cerrar el ciclo de auge de lucha de las masas obreras y populares. No ha logrado, en definitiva, apagar las brasas del Argentinazo.
Las huelgas salariales y “el maestrazo” profundizan el debilitamiento relativo del gobierno. Y la lucha de los de abajo agudiza las contradicciones entre los de arriba, como se ve en la fuerte disputa entre tres fórmulas en la Capital Federal, las divisiones en el PJ y la UCR, y las contradicciones entre la cúpula de la Iglesia y el gobierno. Las fuerzas oligárquicas se alarman por la crisis de autoridad, de hegemonía.
Hay condiciones para avanzar por el camino revolucionario, colocando a la clase obrera en el centro de la escena política, con sus luchas y con sus posiciones, como la del voto en blanco, nulo o la abstención en la Capital Federal. Hay condiciones “para unir y reagrupar a las fuerzas populares, patrióticas y democráticas para conquistar un gobierno popular, patriótico y democrático, barrer el Estado de las clases dominantes y abrir el camino a la liberación nacional y social de nuestra patria y nuestro pueblo”, como señala la Conferencia Nacional del PCR.