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03 de octubre de 2010

Hoy 1275 / Luchas obreras en Francia

Châtellerault, es una ciudad ubicada a 265 km al suroeste de París, de 35.000 habitantes. Aquí la empresa New Fabris, especializada en la fabricación de piezas de automóviles y que emplea 366 trabajadores, está en liquidación judicial, y con ello los trabajadores y sus familias van a la calle.
Es así porque cuando un trabajador pasa a ser un desocupado, toda su familia pasa a ser desocupada. Su esposa no es la misma cuando va al supermercado, sus hijos no son los mismos cuando van al colegio, y sobre todo cuando al mediodía dejan de ir al comedor escolar, junto a sus compañeros de clase, pues su padre no puede pagar dicho comedor. Hoy los comedores escolares en toda Francia son concesiones a privados del Ministerio de Educación, y están en situación económica muy difícil, debido a que cada día son más los niños que no asisten a las comedores, y estos bajan rápidamente sus cifras de negocios.
Los trabajadores de New Fabris han tomado la fábrica, y colocaron botellas de gas con detonadores. Afirman que de no recibir 30.000 euros de indemnización de despido, para todos, y cada uno, antes del 31 de julio, harán saltar la fábrica.
Los obreros en lucha exigen esta indemnización, no a New Fabris (que está quebrada) sino a las empresas Renault y PSA (Peugeot-Citroen), alegando que en el caso de Renscat (otra quebrada que trabajaba para Renault y PSA, y dejó en la calle a 200 trabajadores), los indemnizaron con esa misma suma de 30.000 euros.
El grupo PSA rechazó el pago de tales indemnizaciones, a las que llaman “supralegales”, alegando además que PSA es un cliente y no debe sustituirse al accionariado (de New Fabris) o al Estado.
El hecho es que con este juego de las tercerizaciones, que el capitalismo puso en marcha ya hace tiempo, una infinidad de empresas llamadas proveedoras de otros grandes monopolios, tienen una total dependencia, y solo basta que no establezcan ciertos pedidos de producción para quebrarlas, sin contar que todo plan de desarrollo, o de contracción, de estas firmas, se decide por el grupo de accionarios de los monopolios citados. Así sucedió con Renscat y ahora con New Fabris.
New Fabris posee en stock dos millones de euros en piezas de recambio destinadas a Renault y PSA, así como nuevos robots de fabricación, propiedad de Renault, y valuados en otros 2 millones de euros, que los obreros amenazan hacer saltar junto con la fábrica.
La lucha de los trabajadores crece en Francia, con rapto de dirigentes, bombas de gas con detonadores, y amenazas de voladura de fábricas. Las acciones se multiplican en plantas en diversas ciudades, como Kleber en Metz, Sony en Pontâx-sur-l’Adour, 3M en Pithiviers, Caterpillar en Grenoble, PPR en Paris, Continental en Clairoix y Serguemines, Molex en Villenur –sur-Tarn, SCAPA en l’Ain, y la lista continua.
Los trabajadores ya no se someten a las negociaciones de la burocracia sindical, toman las decisiones ellos mismos, y pasan a métodos de lucha superiores.