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18 de abril de 2013

12. r,s

vocabulario para leer textos políticos

Renta: En general es lo que se paga por el alquiler de algo. La propiedad privada del suelo es la base de la llamada renta absoluta. Por ser propietarios, los terratenientes perciben la llamada renta absoluta (independientemente de que sea un tercero, o ellos mismos, quienes exploten el campo).
Esta es una traba para el desarrollo del capitalismo en el campo, más aún cuando la propiedad privada del suelo no es resultado del desarrollo capitalista sino el monopolio previo de una clase terrateniente de origen precapitalista, como en la Argentina.

Renta: En general es lo que se paga por el alquiler de algo. La propiedad privada del suelo es la base de la llamada renta absoluta. Por ser propietarios, los terratenientes perciben la llamada renta absoluta (independientemente de que sea un tercero, o ellos mismos, quienes exploten el campo).
Esta es una traba para el desarrollo del capitalismo en el campo, más aún cuando la propiedad privada del suelo no es resultado del desarrollo capitalista sino el monopolio previo de una clase terrateniente de origen precapitalista, como en la Argentina.
Dado que la producción agraria va al mercado capitalista, el arrendatario que explota tierras más fértiles o más cercanas al mercado realiza una ganancia diferencial respecto del que explota tierras marginales.
Ese beneficio diferencial se transforma en renta diferencial que el arrendatario abona al terrateniente propietario como condición para utilizar ese campo. Pero aún en las tierras marginales, el terrateniente exige un canon para permitir su uso.

Revolución: Una revolución es el derrocamiento de una clase social y su reemplazo por otra en el poder. Como consecuencia de ello, se produce una modificación radical de la estructura económico-social, es decir, de las relaciones de producción existentes (fundamentalmente las relaciones de propiedad de los medios de producción). No todo derrocamiento de un gobierno, por violento que sea, implica una revolución.
      Toda verdadera revolución es “social” porque lleva al poder a una nueva clase que puede transformar la sociedad de acuerdo a sus intereses.
Las revoluciones sociales se diferencian: a) por su carácter: qué contradicciones sociales resuelve y qué régimen trata de establecer; b) por las fuerzas motrices, las clases que la llevan a cabo.

Riesgo país: (EMBI en inglés: Índice de Bonos de Mercados Emergentes). Considera que el bono del Tesoro de Estados Unidos tiene riesgo cero y de ahí suma puntos en base a variables que analiza por país. Por ejemplo un riesgo de 500 puntos supone 5% más de interés que paga el emisor de un bono. El inversor lo cobra por el riesgo que asume al comprarlo, en vez de colocar su dinero en bonos del tesoro de Estados Unidos.

Situación revolucionaria: Para juzgar si las condiciones para la revolución están maduras, si la situación objetiva es favorable para la lucha de masas por el poder, hay 3 grandes signos que caracterizan una situación revolucionaria:
     1) No basta con que “los de abajo no quieran” seguir viviendo como antes, hace falta también que “los de arriba no puedan” seguir administrando y gobernando como hasta entonces, una crisis de la política de las clases dominantes.
     2) Agudización, superior a lo ordinario, de las necesidades y calamidades de las clases oprimidas; y
     3) Elevación considerable de la actividad de las masas, que son empujadas por toda la situación a una acción histórica independiente.
Se llega a una situación revolucionaria por causas objetivas (en general son los factores económicos los que caldean la situación) pero también son importantes las causas políticas y las circunstancias internacionales.
Para que la situación revolucionaria se transforme en Revolución es necesario que a los cambios objetivos se sume un cambio subjetivo: la capacidad de la clase revolucionaria para llevar a cabo acciones revolucionarias de masas lo bastante fuerte como para destruir (o quebrantar) al viejo gobierno, que jamás caerá, ni siquiera en las épocas de crisis, si no se lo “hace caer”.
En los momentos de crisis revolucionaria [donde se pasa a la acción revolucionaria] se pone a prueba la madurez política y la capacidad de combate del Partido de la clase obrera, que se expresa en: No dejar escapar la posición favorable y escoger bien el momento en que su llamado a la acción encuentre el apoyo de las más grandes masas, para poder tomar el poder transformando la crisis revolucionaria en revolución triunfante.