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03 de octubre de 2010

El martes 8 de enero el Comité Central del PCR organizó un brindis, conmemorando los 40 años de la fundación del Partido el 6 de enero de 1968.

Discurso de Otto Vargas, secretario general del Partido Comunista Revolucionario de la Argentina

Ante la presencia de camaradas del Comité Central, delegaciones de zonas, comisiones colaboradoras del Central, y de la Juventud, nuestro secretario general dio el discurso que transcribimos a continuación (título y subtítulos de Hoy).

Camaradas, conmemoramos el 40 aniversario de la fundación de nuestro Partido. En primer lugar queremos rendir homenaje a los mártires que dieron la vida defendiendo los principios y los objetivos de nuestro Partido. A los compañeros, –algunos de ellos están en esta sala– que sufrieron años de prisión, sufrieron torturas, sufrieron persecuciones de todo tipo y también a los compañeros que fallecieron y nos dejaron. Hemos tenido pérdidas irreparables en el año último. A todos ellos nuestro homenaje. Los llevamos en la memoria, los llevaremos en nuestros corazones hasta el día del triunfo final, porque estarán siempre entre nosotros.
 
La fundación del Partido
Los que fundamos este Partido, lo hemos dicho muchas veces, incluso en la entrevista que tuvimos años después con los camaradas dirigentes del Partido Comunista de China –al establecer relaciones– dijimos que entre nosotros no había ningún general, ningún oficial… éramos, si se quiere, cuanto más, suboficiales. Ken Piao nos dijo “no es así”; pero era la verdad. Porque nosotros fuimos un Partido organizado para la lucha en un momento muy especial, donde comprendimos que el Partido Comunista había dejado de ser un partido para la revolución, y nosotros queríamos hacer la revolución.
Nuestro Partido se fundó formalmente el 6 de enero de 1968 por esa traición del PC, pero nació en realidad en los días que era asesinado vilmente el Che Guevara en Bolivia. Y recordábamos ayer en Avellaneda que el día 9 de octubre de 1967, nuestro Partido cortó la calle, cosa que no se acostumbraba entonces, con cubiertas, en la calle 7 y 54 de La Plata, en homenaje al Che que acababa de ser asesinado en Bolivia. Fue el primer acto público de nuestro partido.
Y nosotros nacimos para la lucha, para hacer la revolución. Ninguno de los que integramos o dirigimos este Partido, que yo sepa, pensamos que estábamos aquí para tener un cargo de diputado, concejal o de algo. Siempre lo concebimos como un instrumento de la clase obrera y el pueblo para la lucha; y fue un instrumento para la lucha. Desde ya que yo no voy a hacer un balance histórico del Partido, no corresponde. Este Partido ha escrito páginas imborrables en la historia de la clase obrera y el pueblo de nuestro país o ha sido partícipe en la escritura de esas páginas. Y también hemos cometido muchos errores, de derecha y de izquierda.
Los errores pueden ser de derecha o pueden ser de izquierda; algunos son más benevolentes con los errores de izquierda, otros con los de derecha. Pero cuando un partido se equivoca, es como cuando se atraviesa un puente, te podés caer a la izquierda o te podés caer a la derecha, pero te caés. Y nosotros cometimos muchos errores en estos años, porque como dije antes, nosotros no éramos un partido de generales.
 
La hora del proletariado
Nosotros fuimos haciéndonos en la lucha y buscando los caminos para esta revolución que queríamos; y en esos años, cuando formamos el Partido –le digo a los más jóvenes– había triunfado la dictadura de Onganía y el general Perón había dicho que "había que desensillar hasta que aclare". La mayoría de los dirigentes sindicales, que son rápidos para eso, ya habían desensillado y nosotros dijimos que debajo de esa dictadura se había generado un polvorín reseco, que iba a estallar y que nosotros íbamos a trabajar para hacerlo estallar.
Algunos que resistían a la dictadura, nos decían “bueno, pero eso de ustedes no va porque esta es la hora de la burguesía” y nosotros dijimos que esta era la hora del proletariado y ahí pusimos, yo creo, la señal distintiva más importante de la línea del Partido, desde su fundación hasta hoy. Esta es "la hora del proletariado", dijimos. Y trabajamos para que el proletariado sea la clase hegemónica de la revolución, de la que está preñada la Argentina. Trabajamos para eso.
Y fue el Correntinazo el que abrió ese camino, dirigido por compañeros, algunos de los cuales están aquí. Compañeros que en ese entonces dirigían el movimiento estudiantil correntino. Y eso generó el Rosariazo. Están los documentos de la época y están las fotos donde nuestros camaradas están a la cabeza de esa manifestación, del Rosariazo. Y se generó el Cordobazo. Y allí una de las principales columnas fue la de la 1º de Mayo recién organizada en Dinfia por nuestro partido, los compañeros que ya estaban militando en el Smata y los compañeros estudiantes. Y como se dijo con razón, "nunca nada volvería a ser igual después del Cordobazo". Y nada volvió a ser igual en la Argentina, porque allí se graficó el camino para que la clase obrera sea la clase hegemónica de esa revolución por la que nosotros luchamos. Es un largo camino.
 
La lucha antigolpista
Hubo un momento –para hablar de algunos de los más importantes–, cuando vino el general Perón, que en las manifestaciones se gritaba “luche, luche, luche, no deje de luchar, por un gobierno obrero, obrero y popular”, pero en realidad, cuando decían eso, las masas pensaban en el regreso del general Perón. Y el general Perón volvió y dijo que iba a "cambiar tiempo por sangre". Nosotros dijimos que era un camino equivocado. A la larga se perdió mucho tiempo y se derramó tanta sangre en la Argentina después de eso, que hasta hoy estamos viviendo permanentemente el recuerdo y las consecuencias de esos años, de los años que siguieron a esa experiencia.
En determinado momento, nosotros fuimos concientes de algo que muchas fuerzas políticas de la Argentina no veían: había entonces una disputa mundial por el predominio entre dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, y una de ellas, la Unión Soviética, estaba a la ofensiva. Había hecho pie en Africa, en Angola, en Etiopía, en el Mar Rojo, en América Central, al tiempo que los yanquis, que habían sido derrotados en Vietnam, habían dado golpes triunfantes en casi todo el Cono Sur de América Latina.
Y el problema era quién iba a dirigir la Argentina, que es el país estratégicamente clave para el control del paso de los dos océanos. Por lo tanto era inevitable que se fuera a un golpe de Estado. Porque como le dijo el responsable sindical del PC, Vicente Marischi a René Salamanca: “en el gobierno de Perón, nosotros tenemos gran parte del gobierno, pero vamos por todo”, y nosotros estábamos concientes de que ellos iban por todo. Y entonces llamamos a la lucha antigolpista antiyanqui y antirrusa. Creo que ese es uno de los hitos más importantes de la historia del Partido. Por algo el enemigo trata permanentemente de enlodarlo. Porque llamamos a unirse, armarse, y organizarse para impedir otro golpe, impedir otro ‘55. Y tuvimos muchos mártires en la lucha antigolpista.
Dijimos que si era necesario, frente al golpe, apoyaríamos al gobierno constitucional de Isabel, al tiempo que combatíamos las medidas reaccionarias del gobierno de Isabel. Hubo compañeros nuestros que murieron acá, en las calles de Buenos Aires, luchando contra la misión Ottalagano. Hubo compañeros que estuvieron años presos porque nos intervinieron el Smata Córdoba, otros compañeros que cayeron presos en Tucumán luchando contra las medidas reaccionarias que tomaba ese gobierno, medidas que favorecían al mismo tiempo al golpe de Estado. Pero nosotros no nos equivocamos de trinchera.
Entonces, la mayoría de las fuerzas de izquierda creían que la Unión Soviética era una potencia amiga, por lo tanto apoyaron los planes golpistas que venían de esa “potencia amiga”, como el llamado “golpe institucional”, para sacar a Isabel y poner a Luder, y trabajaron para el golpe abierto de Videla-Viola. Por eso militantes de esas fuerzas que estaban presos brindaron en las cárceles cuando se dio el golpe de Estado; algunos ocupan puestos muy importantes en el gobierno actual.
Está la prensa de todas esas organizaciones de izquierda que lo demuestra. Cuando nos atacan, cuando nos dicen lopezreguistas, usan un argumento que solo les sirve como el rabo a la oveja, para tapar la vergüenza, nada más, la vergüenza de ellos que apoyaron el golpe. Entonces cubren con eso la posición que tuvieron de apoyo al golpe; una conducta semejante a la de gran parte de la izquierda y de sectores progresistas en el ‘30 y en el ‘55.
 
Cavamos trincheras para luchar
Y nos quedamos acá en la dictadura. Cavamos trincheras. Las trincheras se cavan para esconderse o para usarlas para luchar. Nosotros cavamos las trincheras para luchar, porque compañeras nuestras estuvieron desde el primer día con las Madres de Plaza de Mayo, desde el primer día, permanentemente. Compañeras de nuestro Partido organizaron la conferencia de prensa que dieron las Madres en el año ‘78, cuando se hizo aquí el Mundial de fútbol. Y cuando se creó la posibilidad de una guerra fraticida con Chile, en disputa por el Beagle, nosotros luchamos –todo nuestro Partido y la Juventud luchó– para impedir esa guerra, junto a las masas católicas. Y fueron compañeros de nuestro Partido los que redactaron, con lo que era en aquel entonces la CGT de Brasil, una declaración conjunta que nuestros compañeros hicieron apoyar por las centrales de trabajadores de Bolivia y de Perú, contra esa guerra que logramos evitar.
Y cuando vino Malvinas comprendimos que la contradicción había cambiado, y que la trinchera principal estaba en el combate contra el invasor inglés. Comprendimos de pronto que la Argentina es un país dependiente, pero es un país que tiene muchos rasgos de un país semicolonial. Todavía hoy, porque estamos pagando las consecuencias de esa guerra de Malvinas, el Estado Mayor del ejército argentino tiene que pedir autorización a Londres para comprar determinados elementos para el uso civil. Eso es más que dependencia, eso forma parte de eslabones de un país semicolonial y con lo de Malvinas quedó en evidencia esa realidad. Y como los patriotas de Mayo, que ya estaban conspirando contra los españoles, comprendieron, cuando las invasiones inglesas, que no se trataba de cambiar de amo, y organizaron las milicias para enfrentar al imperialismo inglés nosotros comprendimos que había cambiado la contradicción principal y llamamos a movilizarse contra la agresión del imperialismo inglés. Por eso hemos establecido relaciones sólidas con los veteranos y los ex combatientes que lucharon en Malvinas y son uno de los contingentes principales hoy, de la lucha liberadora.
Se podría hablar muchísimo de la historia del Partido. Somos el único partido, que yo sepa, a lo mejor hay otro, que ha publicado todos los documentos desde su nacimiento. No hemos ocultado los errores que cometimos en todos estos años.
 
El camino del Argentinazo
Yo quiero decir solamente, porque tiene importancia, que cuando se produjo el Santiagueñazo, después de años de retroceso, de liquidación, porque fueron años en que se liquidó todo en Argentina, se liquidó la industria nacional, se metió a la Argentina en eso que llaman "neoliberalismo". Cuando se produjo el santiagueñazo, nosotros comprendimos que se iniciaba un período de auge de masas y que ese camino electoral, que nunca pensamos que sirviese para resolver los problemas de fondo del país, aunque a veces haya que usarlo… era inútil. Que no iba a resolver ninguno de los problemas planteados. Por eso levantamos la consigna de luchar por un Argentinazo. Vinieron los Cutralcazos, Tartagalazo, la pueblada de Libertador, y, al final, vino el Argentinazo.
Hay muchos que analizan qué le faltó al Argentinazo que no logró imponer un gobierno popular. Esto es muy importante, desde ya, le faltó la hegemonía obrera, le faltó la unidad de distintos sectores populares, la coordinación que habíamos logrado en la época de las dos marchas federales. Pero hay que ver también qué tuvo el Argentinazo. No se trata que por ver lo que le faltó nos olvidemos lo que tuvo, al lograr, por primera vez, voltear un gobierno nacional por una pueblada y lo que se consiguió luego.
Cuando a sectores de capas medias de Caballito y de Flores, les cortan la luz y salen a la calle a hacer un cacerolazo, algo está palpitando en la Argentina. Y cuando el no voto, supera a la primera fuerza electoral en la Argentina –contando el 15 por ciento de no voto estructural… aunque también hay un 6 por ciento de fraude en el voto a Cristina– cuando el no voto tuvo la fuerza que tuvo en las últimas elecciones, queda claro que en Argentina hay algo muy grande que todavía está vigente. Puede que desaparezca por un tiempo o puede que no, depende de nosotros, depende de muchas cosas, pero está vigente. Es otra cuestión importante a tener en cuenta, del Argentinazo.
 
Con las banderas del clasismo
Yo creo que un aspecto muy importante para valorar a nuestro Partido es que ha estado en el centro de innumerables movimientos sociales y políticos muy importantes en la Argentina. Por ejemplo, las banderas del clasismo. Cuando nosotros fundamos el Partido, las banderas del clasismo habían sido arrumbadas por el Partido Comunista, y nosotros levantamos esas banderas. Nuestro Partido surgió levantando esas banderas de las primeras luchas del movimiento obrero. Son páginas hermosas del movimiento obrero argentino.
Participamos de grandes luchas: la Destilería de La Plata, Pedriel, el Smata Córdoba, grandes experiencias del movimiento obrero. Después de eso tuvimos la experiencia de la huelga larga de la carne del frigorífico Swift de Berisso durante la dictadura, que fue una lucha ejemplar, clasista, dirigida por el Partido y por fuerzas clasistas. Después tuvimos la experiencia de Ford, cuando por primera vez en la historia del movimiento obrero argentino los obreros pusieron en marcha una gran empresa y la hicieron producir: produjeron 17 unidades sin la patronal, sin los técnicos, sin los jefes. Una experiencia que fue ejemplar para todo el movimiento obrero. La experiencia posterior de Uatre, hasta llegar al día de hoy, donde tenemos en la avanzada del movimiento obrero, donde surgen nuevas experiencias, surgen nuevas camadas de combatientes.
Tenemos la experiencia de avanzada de la Comisión Interna de Terrabusi, tenemos la experiencia de Renacer en las recuperadas, que han conseguido la expropiación. Tenemos la experiencia de los petroleros del sur de Chubut y norte de Santa Cruz, tenemos la experiencia de los obreros de la pesca de Mar del Plata, la experiencia del Astillero Río Santiago, la experiencia de las seccionales recuperadas de docentes, de estatales, municipales, etc. Y tuvimos bajo el menemismo las experiencias del SEOM y estatales de Jujuy que voltearon a varios gobiernos provinciales y cubrieron toda una época del movimiento obrero con dos inolvidables marchas federales.
Nosotros hemos estado en el centro de eso, y cuando millones de argentinos cayeron en el hambre y la desesperación, millones y millones, nosotros colaboramos para organizar un movimiento que es inédito. El movimiento de desocupados que se organizó en la Argentina no tiene antecedentes en otro lado. Internacionalmente son los sindicatos los que luchan generalmente por los desocupados. Y ayudamos a organizar esa corriente de desocupados que ha protagonizado luchas de las más grandes que se han desarrollado en la Argentina en los últimos años.
Esto fue un gran debate, ustedes se acuerdan. Recuerdo que un dirigente sindical que fue aliado nuestro rechazó varios miles de Planes Trabajar porque el movimiento obrero no iba a luchar por el asistencialismo porque “eso ofendía la dignidad de los obreros”, dijo, sin comprender que para luchar por la dignidad, los obreros primero tienen que comer. Es lo que comprendimos nosotros también por otra experiencia internacional, que fue la del nazismo, porque ¿por qué pudo ganar Hitler? Hitler pudo ganar porque organizó a la masa de desocupados. Eso estaba entonces en juego en la Argentina, y ahora con el kirchnerismo hemos visto que intentan seguir ese camino, pretenden utilizar esa mano de obra desocupada para los planes del gobierno, del Estado.
Se trataba de una puja para ver quién iba a dirigir a esa masa, si la iban a dirigir los obreros ocupados, las fuerzas combativas, o la iba a dirigir el gobierno y las fuerzas reaccionarias y creo que esa ha sido una página importante; y el movimiento de jubilados. Hasta ese momento, hasta que se organizó el Movimiento Independiente de Jubilados y Pensionados, estaba considerado como la reserva del movimiento obrero; pero ha quedado claro que es uno de los destacamentos más importantes y combativo del movimiento obrero; que son tres corrientes: el movimiento obrero ocupado, los desocupados y los jubilados; y que juegan un papel combativo.
 
Movimientos políticos y sociales
También somos la principal fuerza opositora en la Federación Agraria Argentina. Hemos comenzado a crear algunas organizaciones de campesinos pobres y hemos sido los impulsores del Movimiento de Mujeres en Lucha. El Partido ha jugado un papel en la FUA, desde aquella FUA heroica del Cordobazo, como se la llamó, que levantó las banderas de la unión obrera-estudiantil y que tuvo tanto que ver con esas puebladas de aquella época, hasta el movimiento estudiantil de hoy; donde podemos decir, creo que no hay discusión, que somos la principal fuerza de la izquierda en el movimiento estudiantil universitario argentino. También tengo en cuenta a los secundarios, que son un factor importante en la lucha. Y crece un importante movimiento juvenil.
¿Y quién puede negar que nuestro Partido ha sido el motor, el alma, el inspirador, el organizador principal de los veintidós Encuentros Nacionales de Mujeres que son una experiencia única en el mundo? Al mismo tiempo que luchamos por las reivindicaciones de clase y de género del movimiento femenino.
Trabajamos en el movimiento de originarios que es un destacamento nuevo, un destacamento que se está incorporando con muchísima fuerza ahora a la lucha social y política. También en el movimiento cultural, que quisiéramos que fuese más grande de lo que es. Que le diéramos más importancia desde el Partido de la que le damos, porque un movimiento de la intelectualidad y la cultura es clave para el triunfo del proletariado; pero tenemos trabajo y experiencias importantes también en ese terreno.
Y estamos en el movimiento de libertades democráticas. Dos ejemplos podemos dar: las movilizaciones del 24 de marzo y del 20 de diciembre: nadie puede negar que estamos en el centro de esos movimientos, donde se nuclean hasta más de 300 organizaciones, levantando las reivindicaciones del movimiento democrático. También en el movimiento en defensa del petróleo y en el gran movimiento de los ambientalistas, que crece en la Argentina.
 
Enseñanzas leninistas
Quiero dedicar un párrafo a un tema importante. Nosotros hace ya varios años que somos organizadores, con otros sectores patrióticos y antiimperialistas, de las conmemoraciones del 2 de Abril. Hay una corriente de oficiales y de suboficiales patrióticos con la que colaboramos dentro y fuera de los cuarteles, que es muy importante. El leninismo nos enseñó que si el Estado tiene una columna vertebral que son las fuerzas represivas, sin ganar una parte de las fuerzas armadas y neutralizar a otra, no va a poder triunfar la revolución. No triunfó ninguna revolución sin hacer eso, ni la china, ni la rusa, ni la cubana.
Yo quería referirme a eso porque creo que no trabajamos para organizar simplemente la lucha por las reivindicaciones inmediatas de los obreros, las mujeres, los campesinos, los estudiantes. Trabajamos para organizar esas luchas, porque así vamos organizando a los distintos destacamentos que tienen que confluir en el gran frente revolucionario, para que la revolución triunfe en la Argentina. Es con esa orientación que tratamos de ser el centro de todo ese amplio movimiento social y político.
 
“Nos encontramos con la teoría de Mao”
Cuando nosotros formamos el Partido, durante muchos años, anduvimos sin rumbo. No es que no luchásemos. Pero la Unión Soviética había degenerado. Nosotros no estábamos claros de que ahí se había restaurado el capitalismo, pero igual que se preguntaba el Che Guevara en esos escritos que se han editado ahora, igual que miles y miles de revolucionarios, decíamos ¿qué pasó?, ¿qué pasó?, porque esto no es el socialismo. Y anduvimos años buscando una respuesta a ese interrogante… hasta que nos encontramos con la teoría de Mao, la continuación de la revolución en las condiciones de la dictadura del proletariado; que la lucha de clases sigue bajo el socialismo, que no es una lucha que tiene final asegurado. Se puede ganar, se puede perder; porque la lucha para terminar con la explotación del hombre por el hombre va a cubrir toda una etapa histórica y es una lucha larga.
Y que el capitalismo se había restaurado en la tercera parte de la tierra donde antes había triunfado la dictadura del proletariado. Donde se había logrado acabar con el hambre, la desocupación, el analfabetismo, los obreros eran dueños de las fábricas y de los instrumentos de producción; y ahora eso se había terminado.
Algunos de los que estamos acá hemos tenido la suerte de poder ver lo que fue la revolución cultural proletaria; tal vez la más grande movilización revolucionaria de la historia de la Humanidad. Millones y millones que durante diez años impidieron que el capitalismo se restaure en China; pero el capitalismo se restauró en China; el socialismo fue derrotado.
Hoy día tenemos esto que ellos llaman el “capitalismo globalizado”. Los monopolios y la burguesía cantan victoria, clarines y fanfarrias en todo el mundo. A poco de mirar, se ve que sigue siendo como dijo Lenin “la época del imperialismo”, "la época del imperialismo y las revoluciones proletarias"; porque a poco de mirar se ve que todas las contradicciones del capitalismo imperialista subsisten.
En estos días somos testigos que han tenido que volcar más de cuatrocientos mil millones de dólares en Europa y Estados Unidos para impedir que colapsen los grandes bancos con las crisis de las llamadas hipotecas de riesgo. Y el mundo se bambolea al borde de la guerra: en Medio Oriente, en Pakistán, se bambolea al borde de la guerra, ¿vendrá la guerra?, no se sabe. Como sucede con todas las guerras se podrá saber cómo comienzan pero no cómo van a terminar; ahí está ese “capitalismo globalizado” al que le cantan loas, pero donde sigue habiendo países opresores y países oprimidos, sigue habiendo globalizadores y globalizados. Y nosotros somos globalizados. Esta es la realidad.
 
Los “teóricos a la violeta”
Entonces surgen “teóricos a la violeta” que dicen que nosotros tenemos que ir al “socialismo del siglo 21”. El socialismo del siglo 20 fracasó, dicen. No lo analizan, no lo estudian; lo repudian en bloque. Hasta tal punto, que hoy día, los veinte millones de soldados soviéticos que cayeron para impedir el triunfo del holocausto mundial que hubiera sucedido con el triunfo de los nazis; son equiparados a los soldados de los nazis. Porque al fin y al cabo, dicen, Stalin y Hitler eran dos totalitarios autoritarios; y tergiversan todo. Falsean la historia.
 Es como si los que hicieron las revoluciones del siglo XX hubieran podido hacerla sin estudiar la experiencia de los que intentaron hacerla en el siglo XIX, en la Comuna de París. Ellos estudiaron la experiencia de la Comuna de París, para que pudiera triunfar la Revolución Rusa.
 Y ahora, esos seudoteóricos quieren abjurar de  todo esto y dicen que nosotros, los argentinos, tenemos que seguir, lo que llaman el camino del "neodesarrollismo". ¿A nosotros, argentinos, que conocimos el desarrollismo en estado puro con Frondizi, Frigerio? El modelo de "desarrollo de las fuerzas productivas" con la Ford, la entrega del petróleo, la Kaiser…
Ese es el camino que está siguiendo Kirchner, que es un menemismo al cuadrado, porque Menem entregó el petróleo, pero éste lo recontra entregó, a sus amigos, a los viejos testaferros de viejos imperialismos como pueden ser los Mindlin, los Werthein, los Elsztain, los Eskenazi, los Eurnekian… y a testaferros de nuevos imperialismos. ¿Y ése sería el camino que nos lleva al socialismo del siglo XXI?
 Uno de estos "teóricos a la violeta", que tiene mucho eco en Venezuela, dice: “Hay dos desviaciones, la de los que no comprenden que no se llega al socialismo del siglo XXI sin pasar antes por el ‘neodesarrollismo’ y los que ven sólo el ‘neodesarrollismo’ y no se dan cuenta de que el ‘neodesarrollismo’ nos tiene que llevar al socialismo del siglo XXI”. Es comiquísimo, ¿cómo nos va a llevar ese camino de Kirchner al socialismo?, con Eskenazi, Eurnekian, Grobocopatel… la verdad es que son increíbles.
¿Y cómo es ese socialismo de siglo XXI? Es un socialismo por elecciones. Hace poco votaron en Venezuela por el socialismo, perdieron cuarenta y nueve y pico contra cincuenta y pico. Dicen algunos “pero salimos mejor que Allende, porque Allende tuvo el treinta y pico, nosotros tuvimos el cuarenta y nueve”. Socialismo por elecciones, sin la clase obrera que ya no sería la clase de vanguardia y socialismo sin liquidar el viejo Estado. Porque de eso se trata. Eso sí, con cibernética, porque según ellos el gran problema que tuvieron los socialistas del siglo XX es que no dominaban la cibernética.
Nosotros no confundimos los colores, no vamos a equivocarnos ni con Chávez ni con Morales, ni con Correa. Sabemos que son antiyanquis. Sabemos que tendencialmente hay un proceso revolucionario que está empujado por las masas, que en el caso venezolano realizaron el Caracazo y las grandes luchas del ochenta y pico en adelante; sabemos esto, no confundimos los colores, pero no nos vamos a tragar estas teorías del "socialismo del siglo XXI", del socialismo sin dictadura del proletariado, no estamos de acuerdo con esa teoría y creo que este es un problema.
 
La brújula del marxismo-leninismo-maoísmo
A los jóvenes que están acá, las nuevas generaciones, las que tendrán que tomar la dirección del Partido, a las nuevas generaciones de combatientes, a la juventud revolucionaria, nosotros les podemos dar una certeza, estamos claros de que hoy en Argentina, para avanzar en el camino de la revolución hay que avanzar por el camino de la pueblada, del Argentinazo. Hoy, cuando todavía están encendidas las brasas del Argentinazo. No sabemos qué va a pasar mañana; sobre esto no tenemos certezas. Tendrán que encontrar los caminos, porque la sociedad ha cambiado mucho, es muy diferente.
Pero eso sí, nosotros sí tenemos un mérito, un sólo mérito es que cuando todo se derrumbó, cuando el proletariado mundial fue derrotado, mantuvimos en alto las banderas del marxismo-leninismo-maoísmo y seguimos fieles a la doctrina revolucionaria del marxismo-leninismo-maoísmo.
El marxismo no da recetas para lo que va a venir; no sabemos lo que va a venir. Igual que hicimos nosotros en su momento, tendrán que buscar los caminos, pero eso sí, necesitan de una brújula. No pierdan esa brújula, que es la brújula del marxismo-leninismo-maoísmo. Y estamos seguros que más tarde o más temprano van a encontrar el camino del triunfo, el camino de conseguir esa sociedad para la que fundamos este Partido en 1968.