Noticias

03 de octubre de 2010

Conversamos con Viviana Verón, María Alanís y Raúl García, parte de los vecinos que recuperaron este espacio abandonado por el municipio.

Hoy 1249 / Emprendimiento vecinal de González Catán, La Matanza

Nuestros entrevistados dicen que el lugar “Estaba casi destruido, tenía techo, paredes rotas, sin puertas, mucha mugre acumulada”.

–¿Qué tipo de actividades desarrollan?
–La idea es hacer un espacio abierto, para todos; comunitario, donde se pueda compartir actividades desde los más chicos hasta los mayores, sin diferencias de ideologías, ni de razas, ni de ningún tipo.
Se hacen talleres de pintura, porcelana, tejido, manualidades, alfabetización para adultos, apoyo escolar.
Está el grupo de guías –chicas entre 7 y 19 años– que hacen actividades de servicios a la comunidad y actividades al aire libre. Todos los días del año, de lunes a viernes, un maestro viene de la Escuela 11 a dar terminalidad de escuela primaria. La gente del grupo Juana Azurduy da charlas sobre género, en especial violencia doméstica; el Galpón cede el espacio a la agrupación que lo organiza.
Lo que se hace es a pulmón, después tenemos que seguir con nuestros propios trabajos. Aquí no tenemos ningún apoyo oficial ni subsidio, todo se hace ad honorem. Se recibe mucho apoyo y aliento de la gente de Catán, de los barrios de los alrededores, de los comerciantes, seguimos adelante por el apoyo de los vecinos. Los talleres están dados por la gente que forma parte del galpón.
Muchos se conectaron a través de la lucha del Ceamse, y después la canalizó por algo concreto como puede ser plantar árboles, reciclar, juntar pilas y tapitas, para no quedarse solo en la queja.

–¿Cómo trabajaban los ambientalistas desde la lucha por el cierre del Ceamse?
–La gente que forma parte del galpón participa de esa lucha pero desde las acciones de plantar árboles y cediendo el espacio para que aquí se hagan reuniones de organizaciones ambientalistas.
No sólo se realizan actividades culturales sino también se han hecho veredas para que haya un paso entre las vías de un lado a otro de G. Catán. Se hacen muestras de fotografías y se prestó para varias iglesias chicas que no podían solventar un espacio.

–¿Qué sectores se han nucleado?
–Los que se reunieron aquí fueron dos grupos que tenían distintos intereses; algunos venían de vecinos autoconvocados y la asociación de guías de la parroquia local. La gente de a poquito va tomando conciencia. Antes había que juntar firmas, por ejemplo para hacer el paso a nivel y costaba mucho, ahora ya nos conocen, preguntan para qué es y dónde hay que firmar.

–Es importante cómo se relacionan con las escuelas de la zona
–Los docentes que trabajan en el Galpón invitan a sus propias escuelas. Estas, en general, por una medida burocrática no pueden acceder porque tienen trabas para traer a los grados. Se acercaron cuando se hizo la plantación de árboles con los chicos; se enseñaba a abonar en forma natural con una pequeña charla de aplicación y ellos fueron multiplicadores en sus familias.

–¿Qué otras iniciativas desarrollan?
–Funciona un grupo que se llama “Caminos del Sol” para los jóvenes que están en conflicto con la ley penal. El grupo trabaja con los padres, se hace acompañamiento a las familias con psicólogos, pedagogas, un equipo que trabaja con esta problemática y hace seguimientos.
El galpón funciona también como un espacio para que las bandas de músicos jóvenes tengan un lugar de expresión.
Actuó Hermógenes Quipildor, un lujo para los que lo vimos y una tristeza que no lo haya podido disfrutar más gente. Se hizo una muestra de fotografía con obras de artistas de Catán, un encuentro de bandas de rock, realizamos también una peña folklórica y un maratón de lectura.

–La Municipalidad se instaló justo enfrente… cuando estuvieron años ajenos a la lucha ambientalista.
–No es casual que aparezca la Municipalidad. El ferrocarril también empezó a limpiar su sector ahora, antes era una mugre. Nos sentimos más que satisfechos, creo que fuimos más allá de las expectativas que teníamos.
Tenemos un conflicto con el ferrocarril porque pudimos hacer las veredas hasta las vías, pero no podemos construir sobre ellas. Entonces solicitamos con 2.700 firmas, que construyan un paso a nivel peatonal para no tener el pueblo dividido por la mitad. La respuesta parece ser que van a alambrar las vías con el pretexto de que es peligroso.

–¿Cómo es la organización interna?
–Hay una comisión con un presidente, un vice, secretario y tesorero, con sus estatutos internos y asamblea anual. Estamos inscriptos como una asociación civil. Funcionamos en forma horizontal con asamblea permanente.

–Algo para agregar…
–Necesitamos colaboración de todos los que quieran venir. Hay que terminar los baños, necesitamos sillas, mesas, inodoros, libros, muebles, pilas, tapitas. Con las pilas se hace concreto para bancos y las tapitas son para el hospital Garrahan.