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27 de julio de 2016

1818: Un inteligente análisis de un observador norteamericano

Breves de la historia argentina

 
En 1811 una delegación de la Junta Grande se entrevistó con James Monroe, por ese entonces secretario de Estado norteamericano, acordando la compra de fusiles y la permanencia en Buenos Aires de un delegado observador, cargo que recayó en Theodorick Bland, que vivió varios años en el Río de La Plata.

 
En 1811 una delegación de la Junta Grande se entrevistó con James Monroe, por ese entonces secretario de Estado norteamericano, acordando la compra de fusiles y la permanencia en Buenos Aires de un delegado observador, cargo que recayó en Theodorick Bland, que vivió varios años en el Río de La Plata.
James Monroe posteriormente (1817-1825) fue presidente de Estados Unidos y enunció la “teoría Monroe”, que se formulaba como “América para los americanos”. Como comenta un peronista amigo, se puede leer como “América para algunos pocos norteamericanos” pero lo cierto es que en ese momento histórico, con esa teoría en la mano, se producían denuncias de la penetración de los ingleses y franceses en nuestros nacientes países.
Con este marco se entiende el informe que Bland le envía a su presidente en noviembre 1818. El inteligente observador y espía detecta que el puerto único es un tema heredado de la colonia española, y que Buenos Aires, lo sigue explotando a su favor. Escribe el delegado norteamericano: “Si observamos la situación de los diversos pueblos y las diversas vías de comunicación que los ligan por tierra y agua, resultará ventajosa la situación de Santa Fe como puerto de entrada y depósito para todo el país. Así había comenzado a funcionar y todo el comercio afluía a esa provincia, pero Buenos Aires se interpuso y declaró que ningún tráfico podía hacerse por Santa Fe, sin haber seguido la vía del puerto de Buenos Aires previamente. Tan odioso e injusto monopolio sublevó el espíritu del pueblo, que vio así una prueba de la verdad de los principios sostenidos por Artigas. Por lo tanto Santa Fe, resolvió desligarse de Buenos Aires y actualmente figura como aliado de Artigas”. 
Podemos criticar que este análisis se reduce a los aspectos económicos, y que no llega a comprender que Artigas fue el jefe político de un proyecto federal, que comprendía otros temas también vitales, no solamente la libre navegación de los ríos y el libre intercambio comercial, pero no nos deja de llamar la atención que en tan temprana fecha un analista extranjero detecte que de los puertos del Paraná parten la carretas que vivifican las economías de Córdoba, Cuyo, Tucumán y el Norte, al mismo tiempo que se fugaban por dichos puertos los beneficios de la producción nacional.
En el mismo periodo histórico, cuenta La revista de Buenos Aires que el 26 de febrero de 1816, José Darregueyra le escribía al general Tomás Guido “Si se pierde Santa Fe, es decir si se une con Artigas, Buenos Aires dejaría de ser puerto preciso y perdería en la consideración y preponderancia sobre las restantes provincias. Debe pues impedirse se entregue y someterla”. Como verán los lectores, muy democrático el pensamiento de este terrateniente. 
Cumpliendo con el acuerdo de Monroe con la Junta Grande para radicar un observador, años después, llegaría “mister” Forbes, cuyo libro Once años en Buenos Aires es sumamente ilustrativo. Además también visitaba y observaba el Paraguay del Dr. Gaspar Rodríguez de Francia. Seguiremos con este tema en próximas notas.