Los pueblos originarios reunidos en el 5º Encuentro Nacional realizado en Embarcación Salta, resolvimos convocar para este 19 de abril de 2012, a movilizarnos en todo el país.
A más de 500 años del genocidio colonialista, nos movilizamos en todo el país para reconstruir la unidad que nos lleve a refundar una nueva Argentina.
Estamos a 520 años del comienzo del genocidio de nuestros antepasados. Y estamos a más 200 años de la Revolución de Mayo de 1810, cuando originarios, negros y criollos dieron la primera muestra de unidad para romper las cadenas que nos oprimían.
Los pueblos originarios reunidos en el 5º Encuentro Nacional realizado en Embarcación Salta, resolvimos convocar para este 19 de abril de 2012, a movilizarnos en todo el país.
A más de 500 años del genocidio colonialista, nos movilizamos en todo el país para reconstruir la unidad que nos lleve a refundar una nueva Argentina.
Estamos a 520 años del comienzo del genocidio de nuestros antepasados. Y estamos a más 200 años de la Revolución de Mayo de 1810, cuando originarios, negros y criollos dieron la primera muestra de unidad para romper las cadenas que nos oprimían.
Acá estamos los que hunden sus raíces en los primeros hijos de esta tierra americana. Acá estamos trabajadores que luchan en las fábricas, desocupados y jubilados, campesinos, artesanos y productores agrarios, estudiantes. Acá estamos unidos, como estamos unidos en el campo, las fábricas, los barrios y las aulas. Distintos rostros, distintas historias, idiomas, creencias y costumbres. Pero también, la nueva historia que comenzamos a hacer, juntos, hace más de 200 años, en cada rebelión contra la opresión nacional y social.
Venimos de trabajar en campos ajenos de tierras que eran de nuestros abuelos, alambradas por los grandes terratenientes, cada vez más extranjeros, y hoy con el hambre, no podemos entrar a cazar, pescar o sacar leña porque somos perseguidos a los tiros y reprimidos mientras ellos desmontan miles de hectáreas y queman las maderas y toda la vida que hay en ella. Venimos con la falta de trabajo, el dolor de los hijos descalzos, de no poder mandarlos a la escuela y verlos morir por no poder atender su salud. Venimos con los despidos y bajos salarios en las fábricas, con el castigo a los que producen en las chacras, con el hambre y la desocupación en los barrios y la falta de futuro a nuestros jóvenes.
200 años de lucha contra la opresión nos hermanan
Sabemos bien lo que significaron los años de conquista, saqueo y dominio impuesto a sangre y fuego por el colonialismo español, con millones de muertos en la brutal explotación feudal. Lucharon mucho nuestros antepasados, con rebeliones y dignidad, enfrentando al invasor, logrando que en parte de lo que ahora es la Argentina, como la Patagonia y el Gran Chaco, no se impusiera ese dominio extranjero.
En el histórico levantamiento de los pueblos y naciones originarias encabezado por Tupac Amaru podemos sintetizar a todas las luchas en América contra esa opresión. En esos años de dolor y rebelión se fueron forjando nuevos nativos y fueron uniéndose nuestras luchas libertarias con ellos que querían terminar con el dominio extranjero y la opresión feudal.
En 1806 y 1807, y a partir de 1810, se abrió una nueva etapa de luchas donde muchos de nuestros ancestros participaron de los ejércitos patriotas con la bandera celeste y blanca, enfrentando al nuevo invasor colonialista inglés y a los viejos amo español. Los enfrentamos unidos y los derrotamos: miles de hermanos originarios, criollos y negros, regamos con nuestra sangre esta tierra para liberarnos y declarar la independencia.
En esas luchas liberadoras se disputaban también las características que tendría la Argentina naciente. Los verdaderos patriotas como San Martín, Belgrano, Moreno, Castelli, Güemes, Artigas, Juana Azurduy, Andresito, y los pueblos originarios y criollos, querían la independencia, la tierra y el reconocimiento de todos sus derechos. Pero lograda la liberación de España con esas duras y largas luchas, los terratenientes y los comerciantes del puerto, asociados a Inglaterra y otros imperios de la época, impusieron su proyecto. Los verdaderos patriotas libertarios fuimos derrotados. Construyeron su Estado, sometieron al país a su dominación y fueron serviles a las potencias de turno para dominarnos y agredir a pueblos hermanos, como la guerra infame contra el pueblo paraguayo. Quienes habíamos luchado con coraje en los campos de batalla, quienes nos habíamos levantado en insurrecciones contra el enemigo colonial, fuimos condenados al genocidio y a la más brutal opresión social y nacional.
Los máximos exponentes de esa oligarquía reaccionaria y entreguista, como Mitre, Sarmiento y el general Roca, con su propia presencia en el sur y la del general Victorica en el nordeste, extendieron los campos de los terratenientes que formaron parte de las nuevas clases dominantes, amasando con nuestra sangre, el barro con el que fundaron su Estado. Nos despojaron de nuestras tierras y condenaron a nuestros antepasados a las más feroces condiciones de explotación en los obrajes, los cañaverales, en los campos que manejaron como suyos en nombre de la nueva nación.
A principios del siglo pasado, con la división del mundo en un puñado de potencias imperialistas que oprimieron a la inmensa mayoría de las naciones y pueblos, esas oligarquías serviles sometieron a la Argentina a la nueva dominación. Pero el siglo 20 fue de grandes rebeliones que trazaron un camino liberador, enfrentando al sometimiento nacional y a la opresión terrateniente. Nuevamente, sangre de originarios y criollos se hermanó en grandes combates como los de la Patagonia, la Forestal, la Semana de Mayo, el Grito de Alcorta y tantos otros. Como también en el 17 de Octubre de 1945, en el Cordobazo de 1969 y las grandes puebladas de los 70, la resistencia a la dictadura, la guerra de Malvinas, el Argentinazo del 2001 y las grandes puebladas de los 90.
Llegamos al 2012 Con la Argentina disputada por todos los imperialismos. Esa dominación descarga las crisis económicas sobre las espaldas del pueblo y saquea nuestros recursos. El gobierno nacional quiere entregar las reservas que acumuló la Argentina con el sacrificio del conjunto del pueblo, para pagar la Deuda Externa ilegítima y fraudulenta, en vez de dar respuestas a las crecientes necesidades populares. Nos roban nuestras tierras ancestrales, y cada vez más tierras van a manos extranjeras. Se llevan nuestras reservas petroleras en el continente y en la parte todavía colonizada del territorio, Malvinas. Viejas y nuevas oligarquías, grupos de capital financiero y grandes terratenientes, se subordinan y son los socios nativos de esa dominación imperialista. Los gobiernos de turno son gerentes de esa dominación. Así ocurre con el gobierno de Cristina Kirchner; su política descarga la crisis económica y la inflación sobre los trabajadores y el conjunto del pueblo y las naciones y pueblos originarios que además sufrimos una tremenda opresión y discriminación; en la ciudad y en el campo.
Los sufrimientos son muy grandes. Pero también son muy grandes las tormentas de luchas por nuestros derechos. Hoy queremos avanzar en la unidad que permitió derrotar al colonialismo y que creció en dos siglos de lucha contra la opresión nacional y social. Los originarios de este país no estamos solos, en toda América Latina nuestros hermanos originarios vienen llevando grandes luchas para hacer cumplir sus derechos. Debemos unir los diferentes caudales para formar un gran río caudaloso que rompa las cadenas con las cuales quieren hacer callar nuestras voces. No nos resignamos a seguir siendo pisoteados.
Los originarios somos parte de todas esas luchas que recorren el país para que el pueblo no pague una crisis que no provocamos. Somos parte de los obreros que luchan en las fábricas, los campesinos que se rebelan en las rutas, marchan y acampan; los desocupados y los mayores con sus cortes de ruta; los trabajadores de la salud y la educación y los estudiantes por mejorar las condiciones de vida del pueblo; los que enfrentan el saqueo de nuestros recursos y el envenenamiento de las tierras; los que luchan por la libertad basada en una verdadera democracia; los que reclaman por el respeto federal a las provincias. Y nos rebelamos, enfrentando la terrible situación de hambre en las comunidades, el saqueo y el despojo de las tierras y los recursos naturales por parte del Estado, los monopolios y los terratenientes.
Nos une, a todos, la voluntad de romper las cadenas de la dependencia, que es la primera condición para refundar una nueva Argentina y una América Latina, en la que sea posible hacer realidad todo aquello por lo que se ha luchado durante tanto tiempo.
Luchamos para concretar la Reforma Agraria en la Argentina. Esto significa que nos proponemos recuperar la tierra y el territorio que hoy tienen los grandes terratenientes que usurparon la tierra de nuestros pueblos originarios, y privaron de la tierra a originarios y criollos trabajadores del campo, campesinos pobres, chacareros, pequeños y medianos productores y a la juventud agraria. Y luchamos por recuperar la tierra de manos de los grupos económicos extranjeros: son millones de hectáreas de las mejores, de las ancestrales, de nuestras fronteras, que en muchos casos son verdaderos Estados en los que aplican sus propias leyes.
La etapa histórica que estamos viviendo nos obliga a tomar lo mejor de nuestros próceres, como Moreno, Castelli, Belgrano, Artigas, San Martín, Güemes, Juana Azurduy, Andresito, Camba, Taigoyik, Anastasio Inca, Kalfukura, Sayhueque, Chocori, Foyel, Inacayal, Pincen, Purran, Arbolito, Paine Guor, Mariano Rosas, y seguir su ejemplo de lucha revolucionaria. Para avanzar en ese camino, nos plantarnos en las rutas y calles de todo el país, levantando el programa de lucha de cada sector junto al programa que nos une como originarios.
Acá estamos los que no nos resignamos, decimos basta y estamos de pie luchando.
Tenemos una luz de esperanza. Es esta unidad que acá se expresa de los distintos sectores del pueblo argentino que lucha para terminar con tanta injusticia.
Porque es necesario romper las nuevas cadenas y recrear la unidad liberadora, para la cual debemos unirnos los pueblos y naciones originarias, la clase obrera, los campesinos, los estudiantes y el conjunto de los sectores populares, patrióticos y democráticos que no pueden desarrollarse con el yugo de la dependencia y el latifundio terrateniente, en gran medida extranjero.
Es necesaria esa unidad, que hoy es posible, para acabar con la dominación del país y abrir el camino para terminar con toda opresión social, refundando la Argentina desde sus cimientos, y haciendo realidad una segunda y definitiva independencia.
Originarios en Lucha
26 de abril de 2012