Noticias

16 de enero de 2013


1904: Mayo sangriento

Crónicas proletarias

 El 1º de mayo de 1904, en Buenos Aires, se realizaron dos manifestaciones por el Día de los Trabajadores, expresando la división existente en el movimiento obrero.

 El 1º de mayo de 1904, en Buenos Aires, se realizaron dos manifestaciones por el Día de los Trabajadores, expresando la división existente en el movimiento obrero.
Para reivindicar a los mártires de Chicago y reclamar por la jornada de ocho horas, por un lado se juntaron la Unión General de Trabajadores y el Partido Socialista, con un acto en la Plaza Colón. Por el otro, la Federación Obrera Argentina, con hegemonía anarquista, organizó una marcha desde Plaza Lorea a Plaza Mazzini (en la hoy calle Alem). En una esquina, con la excusa de una discusión entre manifestantes y pasajeros de un tranvía detenidos por la gran columna (entre 70 u 80 mil trabajadores según el diario La Prensa), se desató una brutal represión policial. Según algunas fuentes, el tranvía fue puesto por la propia policía, y el ataque se produjo cuando el grueso de la columna desbordó la barrera policial, y ya los oradores estaban por comenzar el acto, cantando “Hijo del pueblo”, conocido himno anarquista.
La represión se cobró decenas de heridos de bala, y un muerto, el marinero Juan Ocampo, de 18 años, y oriundo del Chaco. Una parte de los manifestantes se defendió con armas, y se produjo un intenso tiroteo, durante el cual cerca de 300 obreros aramdos –entre ellos varias mujeres– recuperaron el cadáver de Ocampo, y lo llevaron a pulso hasta el local del diario anarquista La Protesta. En el trayecto tuvieron que defenderse de la intención policial de apropiarse del cuerpo del marinero.
Trasladado Ocampo para ser velado al local de la FOA, en un cortejo que congregó a miles de personas, una gran cantidad de policías ingresó a los tiros al local y secuestró el cadáver, que según los diarios de la época fue enterrado en secreto esa misma noche.
Alfredo Palacios, que había sido electo diputado por el Partido Socialista recientemente, realizó una interpelación al ministro del Interior, aunque en su intervención en la Cámara no dejó de deslizar sospechas sobre “que la provocación haya partido de la Federación Obrera, que haya partido de la manifestación de los trabajadores, aún en ese caso no es posible dejar de reconocer que la represión ha sido excesiva. Se ha hecho una verdadera carnicería con los obreros que iban en esa manifestación ¡Se les ha fusilado por la espalda, señor presidente!”.
El marinero Juan Ocampo –originario según algunas fuentes– se transformó así en el primer mártir de un Primero de Mayo, en momentos en que las huelgas arreciaban, y el gobierno oligárquico de Roca remachaba a balazos y leyes persecutorias la estructura de una Argentina dependiente, vigente hasta hoy.