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19 de noviembre de 2014

1917: huelga en La Blanca y La Negra

Crónicas proletarias

 Pocos días después de la huelga en los frigoríficos de Berisso, de la que hemos hablado, a comienzos de diciembre de 1917 se desató una gran lucha de los trabajadores de los más grandes frigoríficos de Avellaneda, La Blanca y La Negra, donde trabajaban miles de obreros y obreras. 

 Pocos días después de la huelga en los frigoríficos de Berisso, de la que hemos hablado, a comienzos de diciembre de 1917 se desató una gran lucha de los trabajadores de los más grandes frigoríficos de Avellaneda, La Blanca y La Negra, donde trabajaban miles de obreros y obreras. 
En una asamblea en el teatro Roma, más de 3.500 trabajadores aprobaron un pliego de condiciones que fue presentado a las empresas. Los reclamos principales era “Jornada máxima de 8 horas”, “Horas extras, 50% de bonificación”, aumento de salarios para las distintas categorías, incluidos menores, provisión de ropa de trabajo por parte de las empresas, “mayor respeto por parte de los jefes y capataces”, que los accidentados gozaran de atención médica gratuita. Uno de los reclamos mostraba hasta qué punto las empresas despreciaban a los trabajadores: “La Administración no podrá disponer de los salarios de los obreros para deudas particulares”.
Cuando una delegación de obreros de La Negra quiso entregar el petitorio, el gerente los echó diciendo que no “pertenecían al establecimiento”.
Cuenta el dirigente comunista de los obreros de la carne, José Peter, que más de 300 obreros esperaban a la comitiva frente a los portones que daban a la calle Pavón. En ese momento un grupo de carneros quiso entrar una tropa de novillos. Ante la indignación de los obreros, matones de la empresa y policías se lanzaron sobre ellos, mientras desde las ventanas de los frigoríficos disparaban sobre la concentración. Allí murió un obrero, Leiras, y fue herido de gravedad un vecino zapatero, José Nieto, quien falleció dos días después. Un imponente desfile de 10.000 trabajadores acompañó los entierros de Leiras y de Nieto. 
Los obreros de La Blanca sufrieron la misma persecución. La gerencia negó que fueran empleados los encargados de entregar los reclamos, y “una verdadera jauría de matones y ‘cosacos’” los atacó en la puerta del frigorífico. “Así la historia de los obreros de los frigoríficos se iba escribiendo con sangre, con tremendos sacrificios, con la misma vida”, escribió José Peter.
Haciendo un balance de las luchas de los obreros de la carne de 1917, Peter apunta que no existía una organización sindical que los uniera regionalmente, y que así las luchas se fueron sucediendo, hasta que los obreros tuvieron que retornar al trabajo, derrotados, con mínimas conquistas. “Si bien la huelga de los frigoríficos de 1917 no alcanzó los objetivos fundamentales… dejó un saldo inapreciable de experiencia, aplicable luego a través de innumerables combates”, escribió Peter.