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26 de abril de 2017

El 30 de abril se cumplen cuarenta años de la primera ronda de las Madres de Plaza de Mayo. A continuación las opiniones de Teresita Castrillejo, Cristina Cabib y Diana Kordon. 

40 años de las Madres de Plaza de Mayo

Sus banderas se multiplican en el pueblo

 
Teresita Castrillejo: 
El movimiento democrático más profundo de la Argentina y el mundo
 

 
Teresita Castrillejo: 
El movimiento democrático más profundo de la Argentina y el mundo
 
La compañera Teresita es una reconocida dirigente de los derechos humanos, fundadora de las Madres de Plaza de Mayo en Mendoza, a partir del secuestro y desaparición de su compañero Manuel Guerra, Quebracho o “El Negro” como ella le decía.
Desde el 24 de marzo de 1976 se instaló en Argentina la dictadura más sangrienta, fascista y entreguista que sufrió Argentina. Esta dictadura proimperialista decidió una forma de represión que quizás fue respuesta a esa combatividad tan profunda de nuestro pueblo; debía ser silenciosa, maquiavélicamente oculta: el secuestro y la desaparición como la forma más refinada del terrorismo de Estado. Todo esto mientras la cúpula de las Fuerzas Armadas, principalmente Videla y Viola representaban en esa dictadura los intereses de la Unión Soviética ya convertida absolutamente en socialimperialista como la denominara Mao. 
Esta derrota del socialismo y su conversión no sólo al capitalismo sino a una potencia imperialista que disputaba con su rival EEUU el dominio del mundo, fue la principal tragedia de los pueblos, pero con esta dictadura, la principal tragedia del pueblo argentino. Esa profunda conversión dividió a nuestro pueblo luchador y a miles de sus militantes: confiaban en la URSS como sostén de las luchas liberadoras de los pueblos. Mientras su dirigencia no tenía reparos en entregar una generación. 
En esa época leímos con el Negro, en octubre de 1977, que había surgido un heroico movimiento de mujeres, de Madres, que desde abril daba vueltas a la Pirámide de Mayo todos los jueves. Al poco tiempo yo misma integraría ese movimiento, sumándome a las rondas desde el jueves 15 de diciembre de ese inolvidable 77. Me incorporé así a las pocas jóvenes (la gran mayoría de nuestro PCR) que ya pertenecían al Movimiento: Cristina Cabib, junto a su inolvidable madre, Chola y Elsa Palacios entre otras.
Lo que aparecía en esas primeras rondas mías de diciembre, era desconfianza, recelaban de mí, no me trataban muy bien; no lograba entender. Esta desconfianza se basaba en que exactamente una semana antes, el jueves 8, algunas madres reunidas en la Iglesia de la Santa Cruz junto a las monjas francesas  y  con el objetivo de reunir fondos para una solicitada, habían sido infiltradas por Alfredo Astiz y secuestradas en la Iglesia. A Azucena Villaflor, una de las principales fundadoras del Movimiento el 30 de abril, encargada de llevar una solicitada al diario La Nación, la fueron a secuestrar a su casa en La Plata.
 
Valentía infinita, justeza política
En esa Argentina asolada por el fascismo, se discutía que en la dictadura había un sector “progresista” y un sector “pinochetista”, postura que sostenían y defendían la mayoría de las fuerzas políticas. Dentro del movimiento de DDHH la discusión se centraba en si las desapariciones y secuestros eran un “exceso”, o por el contrario, respondían a un plan sistemático. La gran mayoría de los organismos sostenían la teoría de los excesos, y fue surgiendo una pequeña minoría que sostenía lo contrario. La aparición pública, adueñándose del principal escenario político de nuestro país, la Plaza de Mayo, respondió objetivamente, más allá si ese pequeño grupo de Madres fuera consciente de esa postura, a poner en el blanco a los principales responsables y a denunciar la inmensidad de secuestrados y desaparecidos que a sólo un año del golpe, ellas habían podido registrar. Esta posición rompía la dicotomía entre progresistas o pinochetistas, poniendo en el centro de la responsabilidad al conjunto de la Junta y principalmente al que presidía la misma, Gral. Jorge Rafael Videla. Esa solicitada que costó la vida a Azucena y 11 familiares junto a las dos monjas francesas, parieron el comienzo del fin de la dictadura. 
Desde ese momento nada sería igual en el movimiento de derechos humanos de la Argentina. Ni el secuestro, ni la cárcel, ni el terror, pudieron hacer desistir a ese grupo de madres, principalmente, con algunas pocas hermanas y esposas, que dejaran ese espacio de denuncia inquebrantable frente al fascismo y el terror. El movimiento pagó con vidas sus posiciones.
Esa inmensa historia no podrá ser nunca borrada de la experiencia de nuestro pueblo, sean cuales sean hoy las diferencias, deserciones o cambios en sus filas: el pañuelo blanco es, y seguiremos velando porque lo sea, el símbolo mayor de la inmensa reserva democrática de nuestro pueblo; el de las Madres que fueron paridas por sus hijos y tomaron sus banderas.
En este período de franco retroceso en la lucha por la memoria verdad y justicia, período en el que se pone en duda desde el número de víctimas como de la responsabilidad del Estado terrorista, reafirmamos una vez más: Tomaremos las banderas de las madres multiplicadas en el pueblo, en esta historia de lucha por memoria verdad y justicia.
 
Cristina Cabib: 
Las Madres enfrentaron a la dictadura cuando pocos se animaban
 
Conversamos con Cristina Cabib, hermana de Eugenio Cabib, presidenta de la Comisión Permanente de Homenaje a las Madres de Plaza de Mayo de Quilmes.
Cristina comienza reflexionando sobre el momento actual, al que se refiere como “bastante preocupante porque ha aumentado muchísimo la represión” a los luchadores populares. Y continúa: “La verdad es que es preocupante, más en un momento en que están tratando de lavarle la cara a los genocidas de la dictadura. O sea, están las dos cosas: un aumento de la represión al pueblo, y por otro mandan a los genocidas de la dictadura a cárcel domiciliaria. Al último, la excusa fue porque no escuchaba bien de un oído. Es trágico, porque no hay castigo a los genocidas. Pero los familiares seguimos luchando para que algún día lleguemos a la verdad y a la justicia. 
También, dicen que no son treinta mil, que no fue genocidio. Todo eso realmente preocupa. Pero yo creo que las reservas democráticas del pueblo son muy grandes, y en eso confiamos porque vemos que a cada situación de injusticia, la gente contesta: sale, lucha, pelea, eso te llena de esperanza. Podemos seguir luchando porque no estamos solos. Por lo tanto, eso te reconforta y creo que el pueblo argentino luchó siempre y creo que siempre va a seguir luchando para realmente vivir una vida digna. 
Mi madre, Sofía “Chola” de Cabib empezó a buscar a su hijo Eugenio, como hicieron las demás madres. Yo estuve al lado de ella porque pensaba que me correspondía pelear por la vida de mi hermano. Ella fue una de las Madres de Plaza de Mayo, no fue la número 14 que armó la Comisión, pero fue la número 30. Estuvo desde los primeros días. Yo también estuve. Lo maravilloso de esas mujeres es que muchas salieron de sus casas después de lavar y planchar y atender a sus hijos a la tarea de enfrentar a la dictadura que muy pocos, en ese primer momento, se animaban a hacerlo. 
Durante los primeros años nos mantuvimos en la Plaza de Mayo, hasta que un día, en un congreso de Madres, se resolvió que las rondas se hicieran en cada plaza del país que se pudiera, y la vieja vino con la propuesta de que hiciéramos la ronda en Quilmes. Un 22 de octubre de 1982, para el Día de la Madre, nace Madres de Plaza de Mayo de Quilmes. Al principio éramos muy poquitas. Siempre contamos con el apoyo del obispo Novak. Siempre lo vamos a jerarquizar porque, así como una parte de la Iglesia apoyó la dictadura, el obispo Novak realmente estuvo con nosotras. La plaza con más movimiento era la plaza de la Estación de Quilmes, pero en la Plaza San Martín nosotras teníamos la catedral, y ahí nos sentíamos mucho más seguras.
Así seguimos mientras las Madres estuvieron con vida. Más de 400 rondas hicimos, hasta que armamos la Comisión de Homenaje a las Madres de Quilmes, y volvimos a las rondas en Plaza San Martín. Y desde entonces llevamos ya once años.
Hoy, con todas las diferencias que podamos tener, no podemos negar que esas mujeres que salieron a la calle -muchas de ellas grandes, la gran mayoría no militante-, realmente enfrentaron la dictadura. Y fueron la vanguardia de Argentina. Hay que aplaudir a esas 14 mujeres que organizaron a las Madres, y que luego, muchas otras nos fuimos sumando alrededor. Con diferencias, pero lo principal fue la lucha… lo principal fue la lucha por la aparición con vida de sus hijos.
 
Diana Kordon: 
Las Madres fueron ejemplo para el pueblo
 
La compañera Diana Kordon es dirigente del PCR e integrante de la organización de derechos humanos Liberpueblo, con una larga trayectoria en el campo de la salud mental.
“Estamos a 40 años del momento fundacional de las madres de Plaza de Mayo. Esta es una fecha histórica porque dio comienzo público a la lucha de las madres de los detenidos desa- parecidos durante la dictadura militar, que fue una heroica lucha que enfrentó las peores condiciones de la represión. Que tuvo en Azucena Villaflor y un grupo de madres que fueron desaparecidas durante la dictadura, precisamente por la lucha que estaban haciendo, en ese momento, para exigir la aparición con vida de los compañeros detenidos desaparecidos. La lucha de las Madres durante toda la dictadura es una lucha que engrandece al pueblo argentino. Ha sido un ejemplo para nuestro pueblo y en el mundo entero. Tuve oportunidad de conocer, en Turquía y Kurdistán del Norte, a madres del PKK y otras fuerzas que luchan por la emancipación del pueblo kurdo, que tomaron el ejemplo de nuestras Madres de Plaza de Mayo. Así en muchos otros lugares con regímenes dictatoriales y represivos. 
“Quiero rendir el homenaje, personal y del Partido Comunista Revolucionario también, a esa histórica lucha de las madres de plaza de Mayo.
“Yo en esa época tomaba la solidaridad con nuestros compañeros presos. Primero conocí a Emilio Mignone, que me conectó con las primeras madres que luego fueron las Madres de Plaza de Mayo. Y recuerdo que Otto (Vargas, secretario general del PCR), me había contado que en Cuba en tiempos de Batista un grupo de madres manifestaba en la Plaza, y si no se podría hacer algo así acá. Me acuerdo que le contesté que eso era imposible en la Argentina por la dictadura. Por suerte yo estaba equivocada. Nosotros como Partido tomamos la decisión de apoyarlas, de estar junto a ellas en todas las circunstancias, porque encabezaron y fueron la expresión pública de la resistencia a la dictadura. Las banderas de las Madres siguen en manos del pueblo argentino. Y hay que decir que no conozco otra experiencia histórica como la que empezó con la solidaridad con las Madres de Plaza de Mayo y que luego se desarrolló en manos de organismos de derechos humanos y de todo el pueblo. Pueblo que sigue luchando hasta hoy por cárcel común y efectiva a todos los genocidas. 
“Como en muchos fenómenos históricos, la experiencia nos demuestra que las cosas no son definitivas. Lo conocemos dolorosamente por las derrotas de las revoluciones rusa y china. Con relación a algunas organizaciones de derechos humanos en la Argentina, creo que el kirchnerismo tuvo una política de cooptación. Los organismos de derechos humanos tienen que ser independientes de los gobiernos, porque tienen que ser los que cuestionan cada una de las violaciones que cometen los gobiernos. El kirchnerismo, que por necesidad de las circunstancias aprobó la derogación de las leyes de punto final y obediencia debida, se apoyó en esto para su política de cooptación, en particular con sectores de las Madres de Plaza de Mayo. 
“Hay madres que nunca bajaron las banderas, como Nora Cortiñas, Mirta Baraballe, Elia Espen, Cristina Cabib, Teresita Castrillejo, las Madres de Neuquén, muchas madres siguieron levantando las banderas históricas de este movimiento. Lamentablemente, la Asociación Madres de Plaza de Mayo ha tenido una posición púbica de parte de Hebe, lo que nos parece muy doloroso, porque esa posición la ha llevado a callar la existencia de los presos de Las Heras, y al famoso abrazo con Milani, que lo dice todo. Esto fue un duro golpe para Marcela y Graciela Ledo.
“Hoy más que nunca sigue la lucha porque el gobierno de Macri ha profundizado la política de represión ante las luchas del pueblo argentino. Macri ha planteado que va a usar los protocolos, ha avanzado en la represión, y viene haciendo una campaña negacionista del genocidio de la dictadura. Por lo tanto las banderas de los derechos humanos, contra la impunidad de ayer y de hoy y contra la represión del gobierno de Macri es una prioridad para el pueblo. Por eso convocamos a la marcha que vamos a hacer el jueves 11 de mayo desde el Encuentro Memoria Verdad y Justicia, contra la represión macrista”.