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05 de agosto de 2015

 Los trabajadores exigen la reincorporación de los 53 choferes. La empresa, amparada en una resolución de Servini de Cubría, mantiene parada la circulación de colectivos.

40 días, sin solución

Trabajadores de la línea 60

 La lucha de los trabajadores de la línea 60 ya lleva más de 40 días sin que haya una visible solución. Al cierre de esta edición los trabajadores tuvieron una reunión en el Ministerio de Trabajo con la empresa DOTA, pero sin perspectivas de solución del conflicto. El martes 4 de agosto se volvieron a concentrar en la Panamericana, denunciando la intransigencia de la empresa, que se niega a reincorporar a los trabajadores y pagar los salarios caídos.

 La lucha de los trabajadores de la línea 60 ya lleva más de 40 días sin que haya una visible solución. Al cierre de esta edición los trabajadores tuvieron una reunión en el Ministerio de Trabajo con la empresa DOTA, pero sin perspectivas de solución del conflicto. El martes 4 de agosto se volvieron a concentrar en la Panamericana, denunciando la intransigencia de la empresa, que se niega a reincorporar a los trabajadores y pagar los salarios caídos.
La situación es complicada, tanto el gobierno como la empresa DOTA apuestan al desgaste y a la división del reclamo de los choferes que es, por una parte la reincorporación de los 53 y el correcto uso de los subsidios que la empresa recibe por micro por parte del Estado (cien mil pesos mensuales por micro). La empresa mantiene a los colectivos parados, amparada en una resolución de la jueza federal Servini de Cubría.
La semana pasada, el martes 28, cuando los trabajadores se disponían a cortar la Panamericana, fueron ferozmente reprimidos por Gendarmería nacional -bajo las órdenes del secretario de Seguridad de la Nación Sergio Berni-; desde la propia Panamericana les dispararon a los choferes balas de goma y, gases lacrimógenos para amedrentarlos; varios trabajadores fueron detenidos y horas más tarde liberados, gracias a la solidaridad de las organizaciones sociales y de derechos humanos. Una vez más, el gobierno nacional puso su aparato represivo para criminalizar la protesta.
El juego de la empresa DOTA y el gobierno es perverso: por una parte montan una campaña difamatoria que justifica el no funcionamiento de la línea por la protesta de los trabajadores, cuando en realidad éstos habían dispuesto poner a circular los colectivos sin cobrar boleto a los pasajeros. Luego de la represión, obligados a negociar con los trabajadores, la empresa DOTA les habría pagado un 50% del salario y les ofrecía la reincorporación de 47 despedidos. Pero el lunes, al cierre de esta edición, los trabajadores informaron que la empresa había retirado la oferta de reincorporación de la semana pasada.
Sin una solución a la vista, los choferes siguen de acampe y asambleas en las terminales de Constitución y Maschwitz, donde continúan con la discusión de cómo seguir la pelea por la reincorporación de los despedidos.