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18 de febrero de 2015

Nuestro corresponsal conversó con Mary y Patricia, dos de las obreras que están en asamblea permanente en el edificio del Ministerio de Trabajo provincial, en Mar del Plata, esperando respuestas desde hace ya 23 días. 

65 días de lucha en Argen-Pesca

Trabajadores del pescado de Mar del Plata

Es una mateada muy especial que se realiza en plena vereda, en la que los trabajadores están cercados por un vallado puesto por las fuerzas policiales, así que conversamos y mateamos a través de ese vallado metálico.
 
— ¿Cómo se originó esta lucha?

Es una mateada muy especial que se realiza en plena vereda, en la que los trabajadores están cercados por un vallado puesto por las fuerzas policiales, así que conversamos y mateamos a través de ese vallado metálico.
 
— ¿Cómo se originó esta lucha?
Mary: Esto empezó el 9 de diciembre pasado. Somos 200 trabajadores que trabajamos en “Argen-Pesca”, una fábrica ubicada en el Parque Industrial de Batán. Apenas había terminado la zafra de anchoíta y ese día apareció en el frente de la fábrica un cartel de venta. Agrega Patricia: “la nuestra es una fábrica que exporta anchoíta a todos lados, a España, a Italia, a Perú, a Brasil, a Grecia…”
 
— ¿Ustedes conocían esta posible venta?
Mary: No, esto se hizo sin aviso alguno. Ya había habido algunos intentos anteriores, siempre con el objetivo de cambiarle el nombre a la cooperativa y liquidar nuestra antigüedad. Porque muchas de nosotras tenemos muchos años de trabajo allí. Antes la cooperativa se llamaba “Mar Egeo” y Giovanelli era uno de los socios, se pelearon entre ellos y entonces Giovanelli abrió “Argen-Pesca”.
Cuando vimos el cartel nos alarmamos mucho y fuimos con el SOIP a preguntar qué pasaba. Fuimos 53 y el dueño nos atendió a través de una reja, nos dijo que del personal él sólo iba a reconocer a 7. Claro, él se apoyaba en que a nosotros nos contrataba “Pomelo” Guerrero, un contratista de larga fama de explotador, que provee obreros en negro a varias fábricas.
Entonces decidimos quedarnos en la fábrica, en el Parque Industrial. Nos quedamos 14 días, en los que la pasamos muy mal. Por un lado “Pomelo” andaba por todos lados amenazándonos, en algún momento hasta pensé que íbamos a desaparecer. En un principio pensábamos que Cristina Ledesma, la secretaria del SOIP, “tenía las manos atadas” pero después vimos que no era así, que estaba con ellos.
 
— ¿Por qué llegaron a esa conclu-sión?
Mary: Después de varios días, el SOIP nos hizo ir a la Fiscalía y a una audiencia en el Ministerio de Trabajo. Ni Giovanelli ni “Pomelo” Guerrero se presentaron. Vino un abogado de ellos, ofrecía $1.200 para cada uno, lo que rechazamos. Cuando vio que nuestro grupo no se desarmó, el SOIP, que en un principio nos ayudó con los cortes de calle, empezó a decir “ustedes van a quedar como los de Champagnat”, por los trabajadores de “Ahrehpez” de la Av. Champagnat, a los que el patrón chino Hong no les pagó más, se fue y los dejó tirados.
 
— ¿Y cómo siguieron?
Mary: El 20 de diciembre el gobernador Scioli vino a Mar del Plata, así que decidimos ir a verlo. El intermediario fue el diputado “Manino” Iriart, que hasta nos invitó a comer, con tal que no lleguemos a Scioli ¡Pero nosotros no queríamos eso, queríamos que se resuelva nuestra situación! Hasta nos llamaron del Banco Provincia para ofrecernos $3.000 y seguir con el trabajo en negro. Y fuimos a ver a Scioli. Llevamos carteles que decían: “Gobernador, ayúdenos” y “53 obreros sin trabajo en el Parque Industrial. Éramos 14, estábamos decididos a llegar a Scioli que estaba con el intendente Pulti. Estábamos rodeados de policías de civil, el propio jefe del operativo nos dijo “no levanten los carteles”. Tampoco nos podían pegar así nomás, dejamos a un compañero un poco corrido, para que por lo menos uno quedara libre. ¿Vieron la película “300”? Bueno, parecía eso. Estuvimos dos minutos con Scioli, yo hasta lo abracé y lloré. Los medios, ninguno filmó, tenían las cámaras para arriba, se ve que tenían la orden de no filmar.
Unos días después se nos llamó a una audiencia para el 23 “para destrabar el conflicto”. Se venían las Fiestas, no teníamos un centavo, así que nos pusimos contentos. A las 10 de la mañana, nadie. Nos dicen “no hay ninguna audiencia”. Mientras tanto, se estaba haciendo una reunión “por atrás”: Giovanelli, “Pomelo”, un abogado, el SOIP y algunas compañeras equivocadas que se prestaron a eso. El SOIP cerró en que la indemnización sea solamente para 53 y que después de las Fiestas “arreglamos con los otros 147”. Todos querían que se libere la planta lo más rápido posible y “que no se haga lío”.
 
— ¿Y el arreglo dónde lo iban a informar?
Mary: En la fábrica, en el Parque Industrial. Arranca la secretaria del SOIP Cristina Ledesma planteando que había un acuerdo: “$400.000 a repartir entre 53 según la antigüedad”. Y agregó: “agarren porque si no los van a cagar a palos”. Esta propuesta nos dividió mucho, era en dos pagos, no se hablaba de los 147 restantes. Finalmente se aprobó. Se ve que querían terminar rápido, porque el SOIP pagó no sé cuantos remises para llevarnos al abogado a firmar. Apenas nos fuimos sacaron nuestras cosas afuera de la planta y entró la policía.
Pero cuando se fue a cobrar, se vio que no era un arreglo legal, que se pagaba $1.700, máximo $4.000 a los de más antigüedad. Esto creó mucho malestar. También “Pomelo” había prometido un bono, que no dio. Así pasamos las Fiestas, con la poca plata que recibimos.
 
—Habían logrado dividirlos…
Mary: Sí, pero nos volvimos a juntar. En la fábrica somos como una familia, capaz que a algunos los conozco más que a un hermano mío. Trabajé en la anchoa desde los 11 años, ahora tengo 47. Fui delegada en “Mar Picado” de Di Scala. Como delegada integré la Comisión Directiva con Saravia, estuve tres meses y renuncié cuando vi que los trabajadores nos insultaban. Después vinieron las “cooperativas” y pasé a trabajar en negro.
Siempre resistimos, estuvimos en el programa de Lanata y hasta Mirta habló de nosotros en su programa. El Municipio nos ofreció comida y planes, pasaron políticos como De Narváez, Cheppi y otros ¡pero nosotros queremos lo que es nuestro, queremos dignidad! Ahí ya vimos que la segunda cuota no se iba a pagar, el acuerdo no era legal, ni fotocopia nos quisieron dar. Volvimos al Ministerio de Trabajo y la delegada Goyeneche nos dijo: “yo pensé que estaba todo arreglado… a mí me dejaron sola… a partir del lunes la peleamos juntos”. Pero no apareció más y acá estamos, hoy se cumplen 23 días que estamos esperando la audiencia. A la semana de estar acá vino la Gendarmería y nos puso esta reja. Les preguntamos: ¿y la comida?, “que se la tiren por arriba”, nos contestaron.
 
— ¿Tuvieron solidaridad de otros sectores?
Mary: Vino gente del MAS y de Votamos Luchar, pero después de unos días vimos que lo único que lograban era que nos aíslen cada vez más, así que les pedimos que si nos querían ayudar, que se junten a unas cinco cuadras de acá. No somos ni de izquierda ni de derecha, somos trabajadores que queremos recuperar lo que nos corresponde.
Ahora somos 93. También viene gente que aunque agarró dinero, igual viene a apoyarnos. De afuera, porque no dejan entrar a nadie, y si salís no volvés a entrar. Este viernes que pasó se hizo una misa, con la hermana Marta y el padre Chovi de Santa Rita, también había estado el obispo Marino a la tarde, tomando mate. La misa fue importante, a veces una hasta en Dios deja de creer… Mi madre era creyente, pero mi padre era ateo. Trabajaba en el Puerto y lo amaba a Perón.
A la misa vino la CTA, ustedes, bastante gente. De la “Sagrada Familia” trajeron comida (¡pollo!). 
Nos amenazan con una “orden de lanzamiento”, que sería el desalojo. La semana próxima hay una nueva audiencia, esperemos que haya soluciones.
 
— ¿Algo más?
Mary y Patricia: No, hablamos bastante ¿no?, muchas gracias. 
 
— Muchas gracias a ustedes.