Una vez más salimos a las calles contra la represión en los barrios, por el derecho a una vida libre de estigmatizaciones, por un acceso pleno a una educación de calidad, por un sistema de salud que nos incluya y por oportunidades laborales para los y las pibas.
En 2021, se registraron 417 personas asesinadas por fuerzas represivas, de las cuales el 40% tiene menos de 35 años, según un informe de la CORREPI.
Para las clases dominantes y este sistema somos descartables. El hostigamiento es constante: nos paran y/o nos detiene por llevar una visera, por “portación de cara”, nos tratan de vagos, de chorros, de lo que se les ocurra ese día. Estamos hartos y hartas.
Vemos a diario cómo referentes políticos como Patricia Bullrich, Horacio
Rodríguez Larreta, Javier Milei propagan discursos de odio, buscando instalar que
nosotros somos el problema de la inseguridad. Lo escuchamos también con Berni y lo vemos en la política que empuja en la provincia de Buenos Aires.
En un contexto de enorme deserción escolar, una inflación que supera el 90% anual, con una gran precarización laboral, lo único que proponen estos sectores frente a la inseguridad es más mano dura y que podamos ir en cana antes de los 16 años.
Pero esas viejas y conocidas recetas represivas no han resuelto nada y solo han traído más sufrimientos a los pibes y las pibas. Sabemos que las fuerzas de “seguridad” no nos cuidan, y que garantizan el manejo del negocio del narcotráfico y la trata.
Frente a una realidad que nos relega y que nos condena a la pobreza, la violencia y la marginación, nos organizamos y decimos que otra realidad es posible.
Y que se tienen que poner en marcha políticas que garanticen salud, trabajo y educación para todos/as.
Queremos vivir en un país donde podamos tener un techo donde vivir, una tierra donde cultivar, y un trabajo y una educación de calidad que nos permita desarrollarnos, rodeados de un ambiente donde no seamos hostigados en forma permanente por las fuerzas represivas del Estado para así poder hacer realidad nuestros sueños, alejados de la violencia que ejercen las instituciones del Estado en nuestros barrios y en las cárceles.
Por eso en esta sexta marcha de la gorra los pibes y las pibas nos pusimos a la cabeza de la lucha por nuestras necesidades, en unidad, organizados porque entendemos que esos sectores reaccionarios que expresa el macrismo pretende ir a fondo con reformas antipopulares y con más represión. Y también creemos que con la unidad y la lucha del pueblo en las calles podemos frenarlas y avanzar en políticas que castiguen a los que saquean y hambrean al pueblo y no a los pibes y las pibas.
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“MI CARA, MI ROPA Y MI BARRIO NO SON DELITO”.
La marcha de la gorra surge en Córdoba en 2007 como respuesta a la creciente violencia y persecución policial hacia los jóvenes en particular.
Desde entonces la marcha no ha parado de multiplicarse en otras localidades de nuestro país: este año la marcha se realizó también en localidades de las provincias de Córdoba, Salta, Neuquén, La Plata, entre otras.