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02 de octubre de 2010

Néstor K anticipó que el gobierno va a vetar el 82% del salario mínimo a los jubilados que se discute en el Congreso. Sigue la pelea por un 82% de un salario acorde a la canasta familiar.

82%: Kirchner vs. los jubilados

Hoy 1325 / la hora política

1. El Mundial, la Argentina, el mundo
Se acabó el Mundial para los argentinos. Fueron muchos a esperar al seleccionado nacional en Ezeiza, a apoyarlo en la mala. El Kun pidió perdón. No hubo en esa concentración pase de facturas, como otras veces. Hay algo del Bicentenario que sigue flotando, en el calor con que se recibió a la selección.
Ahora veremos el Mundial “desde afuera”. Quedó solito Uruguay, rodeado por los dueños de la pelota, los que se llevan a nuestros pibes cuando apenas son pibes.
El Mundial pasa, con sus alegrías y sus bajones. A muchos le quedan las 49 cuotas de los televisores, comprados con esperanza y a pagar con tristeza. Los problemas quedan. Quedan acá: los precios de los alimentos crecieron el 30% en el primer semestre, el consumo de carne bajó un 20%.
Y quedan en el mundo, en el que solo el gobierno cree que somos “modelo”. En Europa se anuncian más ajustes: Merkel y compañía necesitan “su” Mundial para tapar y frenar la oleada de huelgas que los sacuden. En Estados Unidos, en mayo se crearon 83.000 puestos de trabajo, pero se perdieron 125.000. Obama se sinceró: “Tomará años salir de este agujero”, muchos ya ni buscan trabajo. Japón debe el doble de lo que produce. La “locomotora” China, que crecía a costa del trabajo casi esclavo, se revuelve en las huelgas que se multiplican y las rebeliones campesinas.
Un mundo en donde crecen los factores de guerra, como se ve en la flota yanqui-israelí que amenaza con bloquear a Irán. También las fricciones entre las potencias imperialistas, como el caso de los espías rusos en Estados Unidos e Inglaterra. Y crece, sobre todo, la presión imperialista para descargar su crisis en los trabajadores de sus países, y en los países oprimidos como el nuestro: empresas europeas pagan hoy, en la fruta, en Río Negro, el mismo salario que el año pasado.

2. Cambios en el tablero político
Luego del remezón patriótico y popular del Bicentenario, el gobierno creyó que había llegado nuevamente su hora. También lo empujó en esa dirección el lamentable papel de la oposición burguesa después de ganarle a Kirchner las elecciones del 2009; el fracaso de esa oposición incumpliendo sus promesas electorales. Pero además, ¿se ilusionó el gobierno con otros resultados en el Mundial, y creyó poder apropiárselos? Por algo se habló mucho de una escala en Sudáfrica en el viaje de la presidenta a China.
Esa visión mezquina del Bicentenario, así como el intento de “manotear” goles ajenos, le hicieron sobreestimar su fuerza al gobierno. Aun cuando tienen distinto significado, varios hechos fueron marcando que el escenario político estaba cambiando: las grandes luchas obreras que rompieron el tope salarial de las paritarias, las de los desocupados y jubilados, las de los campesinos y chacareros, el Congreso de la FUA y los brotes combativos del estudiantado universitario y secundario.
Además, se produjo el triunfo de Ricardo Alfonsín en la interna bonaerense de la UCR, que facilita su posible alianza, en el 2011, con el Partido Socialista, el GEN de Margarita Stolbizer, e incluso la Coalición Cívica de Elisa Carrió; el reagrupamiento de fuerzas de centroizquierda; y la foto del peronismo no K reunido.
Al “acortarse” el fixture en Sudáfrica, el gobierno quedó a merced de lo que los futboleros conocen bien: el Mundial pasa, los problemas quedan. Los preparativos para montarse en el festejo, con anuncios de algún aumento en el salario mínimo y chauchas para los jubilados, quedaron en el aire. “El Kirchnerismo tiene ahora el ánimo de un boxeador contra las cuerdas”, (Morales Solá, en La Nación, 4/7).
Una gran movilización de los jubilados y mayores del MIJP-CCC, el miércoles 30, volvió a denunciar el robo kirchnerista de los fondos del ANSES, exigiendo el 82% móvil de los salarios. La unificación de una propuesta en el Congreso de aplicar el 82% del salario mínimo, aunque es insuficiente, será una conquista parcial (ver pág. 3). Y le dificulta al gobierno los manotazos a los fondos de los jubilados, como los $ 1.200 millones que se adueñó, la semana pasada, para “gastos corrientes”. Los ministros Aníbal Fernández y Boudou salieron al cruce con toda la artillería “neoliberal”, que conocen muy bien desde la época en que eran “punteros” de Menem y Alsogaray.
¡Y Néstor Kirchner camina por las paredes amenazando vetar el aumento a los jubilados!
Las jornadas de luchas de los desocupados, con la CCC y el reagrupamiento piquetero, tampoco dan tregua en la lucha por trabajo y contra el hambre. Son masas golpeadas por la política kirchnerista que ha hecho que lo que más aumenta son los alimentos que consume.  

3. La Justicia y el Congreso
Además, el gobierno va siendo jaqueado por juicios vinculados a la corrupción. Los negocios con Venezuela que ya provocaron el portazo de Taiana por las denuncias del ex embajador Sadous, ahora agravadas con el documento de Eduardo Sigal que muestra la continuidad de esos negocios hasta el presente. La mafia de los medicamentos y el financiamiento de la campaña electoral K. Las investigaciones al ex secretario de Transporte Ricardo Jaime. Las coimas en lanchas POM para la Armada, que saltaron en Alemania, y la propuesta que se discute en el Astillero Río Santiago de que podrían ser construidas en esa fábrica estatal, por un precio mucho más bajo (según el ingeniero Cadelli).
Con la pérdida de posiciones del kirchnerismo en el Congreso crece la posibilidad de que le corten los “superpoderes” en el manejo del presupuesto (incluidas las retenciones), ya perdió la mayoría y la presidencia de la Comisión de seguimiento de la SIDE, y están en curso las reformas del Consejo de la Magistratura y el Indec.
Claro que el kirchnerismo tiene el poder de veto presidencial, pero pagará un alto alto costo político cada vez que lo use.

4. La Kriminalización de la protesta
Los brutales asesinatos de los tres jóvenes en Bariloche, cometidos por la policía del gobernador K, Saiz, seguidas de la falta de respuestas del gobierno nacional, han puesto sobre la mesa las mentiras del doble discurso kirchnerista sobre los derechos humanos. Esto en una cuestión que, como se ha visto en Baradero y en tantos otros casos de “gatillo fácil”, provoca el estallido de la bronca popular, con puebladas que muestran que las brasas del Argentinazo siguen ardiendo, y hacen tronar el escarmiento cada vez que el gobierno y el conjunto de las clases dominantes creen que pueden disciplinar, con “mano dura” a los de abajo.
La lucha por el desprocesamiento de los miembros de la comisión interna de Kraft que dirigieron la heroica huelga, la defensa de los trabajadores de Arcor-Bagley de Córdoba de los despedidos en la lucha emblemática de las paritarias, y la decisión de autoincriminarse del pueblo de Gualeguaychú en el juicio penal impulsado por el gobierno, son hechos que han ido desnudando el doble discurso kirchnerista, que trata de adueñarse de la bandera de los derechos humanos para encubrir su política de criminalización de las protestas populares.
Son más de 5.000 las causas a luchadores populares iniciadas o continuadas por el kirchnerismo, con el apoyo de los de arriba.
De ahí la enorme importancia de la gran movilización impulsada por Memoria, Verdad y Justicia, para el 23 de julio, contra la criminalización de las luchas: todas las fuerzas populares y democráticas tenemos que trabajar para garantizar la masividad de la jornada.
También va en respuesta a la criminalización de la protesta, el proyecto de ley del diputado Alcuaz (GEN), junto con legisladores socialistas, de Proyecto Sur, la UCR y la Coalición Cívica, que plantea “la extinción de la pena y/o acción penal” en todas las causas motivadas por reclamos sociales, políticos, laborales y ambientales.