video realizado en el Bicentenario
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En 1814, restituído Fernando VII al trono de España mandó a reconquistar sus colonias en América. La revolución liberadora era derrotada en casi toda América un año después. Sólo las provincias unidas, incluyendo el Uruguay artiguista y el Paraguay del Dr. Francia, se mantenían libres. Eran circunstancias difíciles…
Las monarquías se restauraban en Europa, los españoles se hacían fuertes en Perú, parecía que los vientos de la revolución serían ahogados.
Las vacilaciones de la aristocracia criolla crecieron, pero los pueblos y patriotas consecuentes buscaron impulsar a fondo la guerra. San Martín y Belgrano impulsan la declaración de la independencia.
Los diputados de las provincias reunidas en Tucumán el 9 de julio de 1816 deciden declarar la independencia de las provincias unidas en América del Sur "respecto del rey Fernando VII de España, sus sucesores y metrópoli, y de toda otra dominación extranjera" (Acta de la independencia).
En 1824, después de 14 años de guerra revolucionaria se logró destruir el poder colonial, su Estado y fuerzas armadas. Se creaban mejores condiciones para la lucha popular, el progreso social y el desarrollo de la nación argentina. Sin embargo, las corrientes democrático revolucionarias habían sido derrotadas, y la hegemonía de la clase terrateniente criolla, que buscaba preservar el régimen feudal, asociados con los comerciantes del puerto de Buenos Aires, frustró las necesarias transformaciones democráticas antifeudales. Pese al logro de la independencia se perpetuó el latifundio: mucha tierra en pocas manos.
"La hegemonía de los terratenientes y grandes mercaderes criollos hizo que fuera una revolución inconclusa: no se resolvieron las tareas de la revolución democrática, principalmente las tareas agrarias. Cuestión que aflora en todas las luchas posteriores y que aún hoy, entrelazada con la nueva cuestión nacional en esta época del imperialismo y la revolución proletaria, sigue sin resolverse" (Programa del PCR).
Hoy, el proletariado argentino a la cabeza de todo el pueblo, es el heredero de aquellas gloriosas tradiciones patriotas, democráticas y de lucha popular revolucionaria. Levanta las banderas de una segunda definitiva independencia y de la reforma agraria. Y las llevará al triunfo con la revolución democrática popular agraria y antiimperialista en marcha ininterrumpida al socialismo.