La Reforma Universitaria detonó en la Universidad de Córdoba, paradigma de universidad elitista, cerrada, irracional y clerical. Absolutamente controlada por los sectores más reaccionarios, a partir de una logia secreta (“Corda Frates”).
La Reforma Universitaria detonó en la Universidad de Córdoba, paradigma de universidad elitista, cerrada, irracional y clerical. Absolutamente controlada por los sectores más reaccionarios, a partir de una logia secreta (“Corda Frates”).
Muy pronto se extendió a las universidades de Buenos Aires, Santa Fe, La Plata y Tucumán y de muchos países de América Latina. Y logró la simpatía de grandes sectores de la pequeña burguesía, obreros e intelectuales progresistas.
No se puede entender la amplitud y la profundidad de este movimiento sin analizar las condiciones políticas y sociales. En primer lugar, el auge revolucionario mundial con su pico más alto en la Revolución de Lenin. Y en Argentina, el triunfo electoral de Irigoyen, la fundación del Partido Socialista Internacional, la Semana de Enero de 1919 y la Patagonia Rebelde.
Se inició con un Manifiesto de proyecciones sociales y latinoamericanas, cuyas esencias guardan una gran actualidad. Su principal redactor fue Deodoro Roca (ver recuadro).
Cualesquiera hayan sido los propósitos de los autores, en el marco social de la época, el objetivo universitario no pudo menos que extenderse a los sectores sociales más oprimidos. Es en el desarrollo de los postulados de la Reforma, que Haya de la Torre empalma con la clase obrera y los campesinos y funda el APRA en el Perú. Juan Carlos Mariátegui, fundador del Partido Comunista del Perú, le dedica un amplio espacio en sus 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana. Y en Cuba sus dirigentes son parte esencial de la constitución del primer partido revolucionario, etc.
En estos 100 años han pasado muchas cosas. Terminado el período de auge revolucionario, en nombre de la Reforma Universitaria, muchos conversos enfrentaron a vastos sectores de los estudiantes con las causas populares. Usando el nombre de la FUA aplaudieron el golpe de Uriburu, y la “Fusiladora” de Aramburu, manejaron tranvías para romper los paros de la CGT durante la Resistencia peronista, y fueron cómplices de la entrega del país cuando Frondizi traicionó su programa.
Pero también se llamaron verdaderamente “reformistas” los que frente a la traición de Frondizi y con el entusiasmo despertado por la Revolución Cubana, arrancaron la Federación Universitaria Argentina a los “gorilas”. No se podía ser fiel al programa universitario de la Reforma sin unir las luchas estudiantiles a las de todo el pueblo. No podía haber cambio duradero en la Universidad bajo la dictadura, la dependencia y la entrega.
No es mi intención hacer la historia de tantos años. Pero sí destacar que la Federación Universitaria Argentina, primero bajo la dirección del Movimiento Nacional Reformista de Guillermo Estévez Boero y luego bajo la dirección de la alianza entre los sectores de izquierda de la Federación Juvenil Comunista y el Movimiento Estudiantil Nacional de Acción Popular (Menap), fue profundizando su programa, uniendo sus luchas al creciente auge de masas, enfrentó a Frondizi y la entrega, se opuso frontalmente a la dictadura de Onganía y acompañó el auge de los 60 y 70 en una línea que, con oscilaciones continuó hasta el golpe genocida de Videla, que no pudo subordinar a la FUA como subordinó a muchas organizaciones populares (particularmente las dirigidas por el Partido “Comunista”).
Nuevos contenidos
Junto con las luchas, fueron tomando nuevos contenidos las consignas de la Reforma. Frente a la original de “Universidad abierta al pueblo”, se elaboró el programa de “la Universidad del pueblo liberado”.
A pocos meses de la fundación del PCR, con ese programa y bajo la presidencia de Jorge Rocha, la FUA organizó la conmemoración de los 50 años de la Reforma, en junio de 1968, con un Encuentro de la mayoría de las organizaciones antidictatoriales, realizado en el Hotel Savoy y con el primer paro nacional estudiantil de envergadura y alcance nacional contra Onganía.
Durante el menemismo, desde el PCR enfrentamos la Ley de Educación Superior (LES), que considera el rol del Estado como subsidiario y a la Educación como una mercancía más del mercado. El kirchnerismo la dejó intacta y a uno de sus redactores lo elevó al cargo de ministro de Educación.
Hoy, con Macri, nos enfrentamos a una gran contrarreforma universitaria y educativa disfrazada de “modernización”. Que busca liquidar todo resto de autonomía, apertura y democracia, para poder subordinar totalmente la educación al servicio del puñado de terratenientes y monopolios en su mayoría extranjeros para cuyas ganancias gobiernan.
Reforma Universitaria, autonomía universitaria, libertad de cátedra, apertura de la Universidad al pueblo, extensión universitaria, universidad del pueblo liberado, “obreros y estudiantes, unidos adelante”, son consignas que con nuevos contenidos pueden unir a inmensos sectores universitarios y populares en la lucha y en la conmemoración de los 100 años de la Reforma Universitaria.
En todo caso, tendrán que dar explicaciones los que quieran hablar de la Reforma, mientras integran Cambiemos y este gobierno de Macri, entregador y reaccionario.