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25 de enero de 2018

El 15 de junio se cumplirán 100 años de un movimiento argentino y latinoamericano, que conmovió los claustros universitarios feudales de entonces.

A 100 años de la Reforma Universitaria

 Detonó en la Universidad de Córdoba, paradigma de universidad elitista, cerrada, irracional y clerical. Absolutamente controlada por los sectores más reaccionarios, a partir de una logia secreta (“Corda Frates”).

 Detonó en la Universidad de Córdoba, paradigma de universidad elitista, cerrada, irracional y clerical. Absolutamente controlada por los sectores más reaccionarios, a partir de una logia secreta (“Corda Frates”).

 Muy pronto se extendió a las universidades de Buenos Aires, Santa Fe, La Plata y Tucumán  y de muchos países de América Latina. Y logró la simpatía de grandes sectores de la pequeña burguesía, obreros e intelectuales progresistas.

 No se puede entender la amplitud y la profundidad de este movimiento sin analizar las condiciones políticas y sociales. En  primer lugar, el auge revolucionario mundial con su pico más alto en la Revolución de Lenin. Y en Argentina,  la Patagonia Rebelde, la Semana Trágica y el triunfo electoral de Irigoyen.

 Se inició con un Manifiesto de proyecciones sociales y latinoamericanas, cuyas esencias guardan una gran actualidad. Su principal redactor fue Deodoro Roca.

 

La juventud argentina de Córdoba a los hombres libres de Sud América
Manifiesto de la Federación Universitaria de Córdoba – 1918

Hombres de una república libre, acabamos de romper la última cadena que en pleno siglo XX nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. (…). Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana.

La rebeldía estalla ahora en Córdoba y es violenta, porque aquí los tiranos se habían ensoberbecido y porque era necesario borrar para siempre el recuerdo de los contra-revolucionarios de Mayo. Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y -lo que es peor aún- el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han llegado a ser así el fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la Ciencia, frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático.

(…) Nuestro régimen universitario -aún el más reciente- es anacrónico. Está fundado sobre una especie del derecho divino: el derecho divino del profesorado universitario.  Mantiene un alejamiento olímpico. La Federación Universitaria de Córdoba se alza para luchar contra este régimen y entiende que en ello le va la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes.

(…)Por eso queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro concepto de Autoridad que en estas Casas es un baluarte de absurda tiranía y sólo sirve para proteger criminalmente la falsa-dignidad y la falsa-competencia.

 

Cualesquiera hayan sido los propósitos de los autores, en el marco social de la época, el objetivo universitario no pudo menos que extenderse a los sectores sociales más oprimidos. Es en el desarrollo de los postulados de la Reforma, que Haya de la Torre empalma con la clase obrera y los campesinos y funda el APRA  en el Perú. Juan Carlos Mariátegui le dedica un amplio espacio en sus 7 Ensayos de la Realidad Peruana. Y  en Cuba  sus dirigentes son  parte esencial  de la constitución del primer partido revolucionario, etc.

 En estos 100 años han pasado muchas cosas. Terminado el período de auge revolucionario, en nombre de la Reforma Universitaria, muchos conversos enfrentaron a vastos sectores de los estudiantes con  las causas populares. Usando el nombre de la FUA aplaudieron el golpe de Uriburu, y la Fusiladora de Aramburu, manejaron tranvías para romper los paros de la CGT durante la Resistencia peronista, y fueron cómplices de la entrega del país cuando Frondizi traicionó su programa.

 Pero también se llamaron verdaderamente  “reformistas” los que frente a la traición de Frondizi y con el entusiasmo despertado por la Revolución Cubana, arrancaron la Federación Universitaria Argentina a los “gorilas”. No se podía ser fiel al programa universitario de la reforma sin unir las luchas estudiantiles a las de todo el pueblo. No podía haber cambio duradero en la Universidad bajo la dictadura, la dependencia y la entrega.

 No es mi intención  hacer la historia de tantos años. Pero sí destacar que la Federación Universitaria Argentina, primero bajo la dirección del Movimiento Nacional Reformista de Guillermo Estévez Boero y luego bajo la dirección de la alianza entre los sectores de izquierda de la Federación Juvenil Comunista y el Movimiento Estudiantil Nacional de Acción Popular (Menap), fue profundizando su programa, uniendo sus luchas al creciente auge de masas, enfrentó a Frondizi y la entrega, se opuso frontalmente a la dictadura de Onganía y acompañó el auge de los 60 y 70, en una línea que con oscilaciones continuó hasta el Golpe genocida de Videla, que no pudo subordinar a la FUA como subordinó a muchas organizaciones populares  (particularmente las dirigidas por el Partido “Comunista”).

 Junto con las luchas,  fueron tomando nuevos contenidos las consignas de la Reforma. Frente a la original de “Universidad abierta al pueblo”, se elaboró el programa de “la Universidad del pueblo liberado”.

A pocos meses de la fundación del PCR, con ese programa y bajo la presidencia de Jorge Rocha, la FUA organizó la conmemoración de los 50 años de la Reforma, en junio de 1968, con un Encuentro de la mayoría de las organizaciones antidictatoriales, realizado en el Hotel Savoy y con el primer paro nacional estudiantil de envergadura y alcance nacional contra Onganía.

Durante el menemismo, desde el PCR enfrentamos la Ley de Educación Superior (LES), que considera el rol del Estado como subsidiario  y a la  Educación como una mercancía más del mercado. El kirchnerismo  la dejó intacta y a uno de sus redactores lo elevó al cargo de Ministro de Educación.

Hoy, con Macri, nos enfrentamos a una gran Contrarreforma universitaria y educativa disfrazada de “modernización”. Que busca liquidar todo resto de autonomía, apertura y democracia, para poder subordinar totalmente la educación al servicio del puñado de terratenientes y monopolios en su mayoría extranjeros para cuyas ganancias gobiernan.

 Reforma Universitaria, autonomía universitaria, libertad de cátedra, apertura de la Universidad al pueblo, extensión universitaria, universidad del pueblo liberado, “obreros y estudiantes, unidos adelante”, son consignas que con nuevos contenidos pueden unir a inmensos sectores universitarios y populares en la lucha y en la conmemoración de los  100 años de la Reforma Universitaria.

En todo caso, tendrán que dar explicaciones los que quieran hablar de la Reforma, mientras integran Cambiemos y este gobierno de Macri, entregador y  reaccionario.