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17 de septiembre de 2025

Lenin planteó la traición de la Segunda Internacional en la guerra mundial

A 110 años de la Conferencia de Zimmerwald

Antecedente histórico de la Revolución Rusa y de la creación de la III Internacional

El 6 de septiembre de 1915 cuando Europa se hundía en la Primera Guerra Mundial, se reunieron en Zimmerwald, una pequeña población cercana a Berna – Suiza, treinta y ocho delegados en condiciones de absoluta clandestinidad. Representaban la corriente de izquierda de los partidos socialdemócratas de once países que se oponían a la guerra imperialista.

Los horrores que mostró la conflagración de las potencias beligerantes, la carnicería humana que condenó a muerte de masas inmensas de obreros y gente sencilla de los pueblos a los que las burguesías imperialistas sacrifican en el altar de sus ganancias con la excusa de la “defensa de la patria”, “respuesta a una agresión”, “libertad” y otras mentiras.

Ya en 1907 en Stuttgart-Alemania y en 1912 en Basilea-Suiza, la II Internacional había denunciado que se preparaba una guerra entre las potencias imperialistas y su verdadero carácter.

Luego de un largo proceso, abonado por largos años de luchas relativamente pacíficas desde 1871 tras la derrota de la Comuna de París, hasta 1914, donde al decir de Lenin, se concreta la traición de los jefes de la II Internacional al votar los créditos de guerra en el parlamento alemán.

En este marco, fue convocada para setiembre de 1915 la Conferencia de Zimmerwald por socialistas suizos e italianos.

De cara a este encuentro Lenin había escrito en mayo-junio de 1915 “La bancarrota de la II Internacional”, un alegato contra los jefes oportunistas ante el estallido de la guerra, a quienes denuncia y señala que su política había arrastrado a millones de obreros a una gigantesca carnicería. Agrega que las resoluciones sobre la guerra imperialista en dos anteriores congresos de la II Internacional (de Stuttgart y Basilea) habían sido pisoteadas dando muerte a la II Internacional.

A Zimmerwald asisten 38 delegados de 11 países, para discutir un plan de acción frente la Primera Guerra Mundial y ajustar cuentas ante la traición de la II Internacional.

La Conferencia se abre con la lectura de una carta de Karl Liebknecht socialista alemán, que señalaba que “nuestra tarea ahora es decir no a la paz civil sino a la guerra civil. Este es el lema de nuestros días”. Liebknecht se había opuesto a la participación de Alemania en la guerra, enfrentándose a la política belicista del gobierno alemán y a la de los jefes de su propio partido y votando en el parlamento alemán en contra de los créditos de guerra.

En la Conferencia de Zimmerwald hubo 3 corrientes: un sector de “derecha”, uno centrista y otro de izquierda.  La “derecha” no condenaba el apoyo parlamentario de los “socialistas” a los créditos de guerra, para no romper con la II Internacional.

Los centristas, entre los que se contaban Trotsky y otros, que eran mayoría, abogaban por la reconstrucción de la II Internacional, planteando que esta debía ayudar a lograr la paz y mantenerla “sin anexiones”. La izquierda encabezada por Lenin, en total 7 delegados, eran minoría de esa minoría de los 38 delegados de Zimmerwald.

Finalmente se aprueba por unanimidad de las corrientes políticas presentes en la Conferencia, una declaración de compromiso redactada por Trotsky.

Lenin vota a favor del Manifiesto, pero con objeciones y críticas. Publica una declaración propia junto a los otros representantes de la izquierda, en la que plantea que “la transformación de la actual guerra imperialista en guerra civil es la única consigna proletaria justa, indicada por la experiencia de la Comuna de París y señalada por la resolución del congreso de Basilea en 1912”.

La izquierda de Zimmerwald consideró negativo que el texto no denunciara el oportunismo de los jefes de la socialdemocracia y que omitiera cualquier debate sobre los modos de luchar contra la guerra imperialista.

No obstante, hay que destacar que Lenin reconoce el enorme valor de esa conferencia, antecedente decisivo de la III Internacional creada en 1919, tras el final de la guerra y el triunfo de la revolución rusa en octubre de 1917.

“El manifiesto significa un paso hacia una ruptura ideológica y practica con el oportunismo y el socialchauvinismo” dice Lenin. “Al mismo tiempo el Manifiesto, como cualquier análisis mostrará, contiene inconsistencias y no dice todo lo que hay que decir”, agrega.

Al cierre de la Conferencia, la izquierda de Zimmerwald declaró que, aunque seguiría en la organización general de Zimmerwald, desplegaría una labor independiente a escala internacional y difundiría sus puntos de vista.

Hoy, a 110 años de la Conferencia de Zimmerwal, y ante los nubarrones de guerra que se ciernen en el mundo, sus debates y resoluciones constituyen una gran enseñanza para la clase obrera y todos los pueblos del mundo.

Los bolcheviques fueron la minoría de la minoría en Zimmerwald, pero con la línea de oponerse a la guerra imperialista, dando vuelta el fusil y convirtiendo esa guerra de rapiña imperialista, en guerra revolucionaria que abrió paso a la Revolución Rusa, primera revolución socialista triunfante en la historia de la humanidad.

En el marco de la agudización de la disputa imperialista es clave que el proletariado mantenga su independencia oponiéndose a embanderarse con cualquiera de los bloques de la burguesía imperialista que se disputa el control del mundo.

Así como se acrecientan preparativos de guerra, crecen las luchas de la clase obrera, los pueblos y las fuerzas democráticas y antifascistas en todo el mundo.

Como señalara nuestro querido primer secretario general Otto Vargas: “Desde el punto de vista marxista, la guerra es un fenómeno que no depende de la voluntad de los hombres. En ella operan las leyes de la sociedad con la misma causalidad y la misma fuerza con las que operan las leyes de la naturaleza. La única forma en que se podría evitar una guerra es que la revolución se adelante a la guerra.

“Por eso nosotros, con Mao, decimos: o la revolución impide la guerra, o la guerra trae la revolución. Así pasó con la Primera Guerra Mundial, que trajo la Revolución Rusa. Pasó luego con la Segunda Guerra Mundial, que terminó generando las condiciones para el triunfo de la revolución en China y en los países del Este europeo”.

 

hoy N° 2077 17/09/2025