A dos décadas de una de las condenas más controversiales del país, Romina logró reconstruir su vida lejos de la exposición mediática. Su abogada, Mariana Vargas, recuerda el caso que marcó un antes y un después en la lucha por los derechos de las mujeres.
Han pasado veinte años desde aquella sentencia que convirtió a Romina Tejerina en un doloroso emblema de la injusticia y la violencia de género. Hoy ha logrado rehacer su vida, y ejercer la maternidad producto del deseo, como lo había pronosticado su psicóloga María Teresa López al momento del juicio oral.
Mariana Vargas, su abogada defensora en el juicio que la condenó a 14 años de prisión, continúa luchando por los derechos de las mujeres. Actualmente ejerce como abogada en temas de familia, violencia de género y causas penales, siendo querellante en el femicidio de Tamara Fierro.
Cuando la víctima es culpable
Para comprender la magnitud de su renacer, es esencial recordar su historia. Romina, oriunda de San Pedro de Jujuy, declaró haber sido violada a los 19 años por su vecino, Eduardo “Pocho” Vargas, en agosto de 2002. Como resultado de la agresión quedó embarazada, ocultando su estado por miedo y vergüenza en una sociedad que la culpabilizaba.
El 23 de febrero de 2003, con siete meses de embarazo, dio a luz en el baño de su casa. En medio de un brote psicótico, al ver el rostro de su agresor en la bebé, la apuñaló. La recién nacida murió dos días después.
A pesar de haber sido víctima, la justicia jujeña la condenó el 10 de junio de 2005 a 14 años de prisión por “homicidio agravado por el vínculo”. Entretanto, Eduardo Vargas fue sobreseído por “falta de pruebas”. La sentencia convirtió a Romina en un estandarte para el movimiento de mujeres y feminista, reforzando la lucha contra la violencia de género y la despenalización del aborto en Argentina.
Romina recuperó su libertad el 23 de junio de 2012, el día de su cumpleaños número 29, tras cumplir dos tercios de su condena. Los primeros días fuera de prisión fueron difíciles: enfrentó insultos y vivió una crisis nerviosa que la llevó a querer regresar a la cárcel. Sin embargo, el apoyo incondicional de su familia, especialmente de sus hermanas, fue su refugio.
Mariana Vargas: la lucha que no termina
“Para mí, el caso de Romina fue histórico y emblemático. Nos reveló la crudeza de la justicia de aquel entonces, donde a una mujer que denunciaba una violación se la culpabilizaba. Hoy sería impensable escuchar a un fiscal decir lo que se dijo en ese juicio… Que bailar sobre los parlantes con su pollera corta indicaba que no había sido violada, que en realidad lo había buscado”, expresa Mariana Vargas.
La abogada enfatiza que este caso permitió visibilizar la violencia institucional y abrir un camino de transformación social. “Las batallas que dimos surgieron desde lo más doloroso. Enfrentamos una situación sumamente difícil de sostener: una mujer que había matado a su hijo. Pero al mirar más allá de la tragedia, comprendimos que la realidad de una mujer podía ser tan dura que podía llevarla a ese extremo”.
Mariana también reflexiona sobre el impacto del caso en su propia carrera. “Fue una tragedia extendida en el tiempo, que no empezó ni terminó con el hecho por el que Romina estuvo presa. Nos hizo replantearnos los silencios que rodean los abusos sexuales y la necesidad de cambiar la narrativa: la vergüenza debe estar del otro lado”, señala.
“Lo de Romina ayudó enormemente en la conquista de derechos y cambios sociales. Con la ola verde adquirió otra dimensión, pero su historia ya había sido parte de esa evolución. Fue un hito en todo sentido”, sostiene Vargas.
Además, recuerda la red de apoyo que se formó en torno a Romina: “La lucha por su libertad nos unió a muchas mujeres en el orden provincial, nacional e internacional. Con Mirta Tejerina, su hermana, forjamos una amistad basada en la confianza. Elsa Colqui de San Pedro de Jujuy y María Conti de Amas de Casa del País a nivel nacional también fueron bastiones de esta batalla. Lamentablemente, María falleció en 2007 y Elsa falleció en 2022, pero las seguimos extrañando”, concluye.