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01 de diciembre de 2021

Cómo fueron las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001 (Nota 1 de 2)

A 20 años del Argentinazo

Se cumplen 20 años de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, por primera vez en nuestra historia una gigantesca pueblada nacional que sacudió a la Argentina hasta sus cimientos volteó a un gobierno hambreador y entreguista.

Pasaron 20 años, y nuestra América Latina está convulsionada por grandes luchas ante las emergencias populares agravadas por la larga pandemia de coronavirus y las políticas que descargan sobre las masas las consecuencias de la crisis económica y social. Las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001 marcaron un camino vigente que se ha reafirmado una y otra vez en nuestra historia.

El pueblo argentino en esos años venía sufriendo las consecuencias de las nefastas políticas de Menem primero, que se agravaron con De la Rúa en la presidencia. Millones de desocupados, el patrimonio nacional rematado al mejor postor, una deuda externa usuraria y fraudulenta que crecía hasta hacerse impagable; la represión en aumento, la salud y la educación hecha pomada. Desde los pueblos despojados del petróleo y el ferrocarril, crecieron inmensas luchas que sacudieron el país.

Nuestro querido camarada Otto Vargas, secretario general del PCR, ya en un acto en Córdoba en marzo de 1996 había planteado que no había otra forma de acabar realmente con las políticas y los gobiernos del hambre y la entrega, que el camino de las puebladas, el camino de “un santiagueñazo nacional triunfante, un Argentinazo”. A partir de esta posición política, durante cinco años el PCR, junto a fuerzas clasistas, antiimperialistas y antiterratenientes buscamos los caminos de aproximación a esa salida, que abriera un curso revolucionario.

El Argentinazo del 19 y 20 de diciembre de 2001 fue un punto de inflexión de un auge de luchas que recorría nuestra patria desde el Santiagueñazo ocurrido en 1993. Treinta y nueve compañeros regaron con su sangre este hecho heroico. Entre estos mártires se encuentra el compañero de la CCC de Entre Ríos, José Daniel Rodríguez.

 

Crecen las puebladas

A mediados de la década del 90 crecían las luchas populares contra la nefasta política de hambre y entrega menemista. Ya en junio de 1996 el país se conmocionaba con grandes puebladas, en Cutralcó en Neuquén, Tartagal-Mosconi en Salta y Ledesma en Jujuy. Hubo innumerables cortes de ruta, ocupaciones de fábrica y luchas obreras, campesinas y populares.

Ya en 1994, la primera Marcha Federal había permitido el surgimiento de la CCC, y ésta fue el motor de la coordinación de las fuerzas que enfrentaban al menemismo en el movimiento obrero, mediante la Mesa de Enlace (CCC, CTA y MTA, a la que se sumarían la FAA, la FUA y otras organizaciones). Esas luchas cerraron el paso al intento de re-reelección de Menem. El temor de las clases dominantes a una pueblada nacional aceleró los planes para la constitución, 1997, de un frente electoral entre la UCR y el Frepaso, la Alianza, a la que se sumaron las fuerzas reformistas de la Mesa de Enlace, que entraron en la tregua.

 

El gobierno de De la Rúa

En sus dos años de gobierno, el gobierno de De la Rúa agravó enormemente el hambre la pobreza y la desocupación de millones, que recuerdan con horror esos tiempos. El repudio popular se expresó en un combate que se intensificaba día a día. Hubo 7 paros generales, innumerables luchas parciales, cortes de rutas, movilizaciones estudiantiles, masivos encuentros de mujeres, etc.

En marzo de 2001, el recién asumido ministro de Economía López Murphy lanzó un tremendo plan de ajuste, que incluía miles de despidos de empleados públicos, reducción de jubilaciones y del presupuesto educativo. Grandes luchas del movimiento estudiantil secundario y universitario ayudaron a la reconstitución de la Mesa de Enlace de gremios y organizaciones sociales, y una nueva oleada provocó la renuncia de López Murphy a los quince días de asumir.

El gobierno de la Alianza avanzó en la represión durante todo el 2001, golpeando luchas emblemáticas como la del SEOM y los desocupados de Jujuy. El repudio popular crecía, y se expresó en las elecciones de octubre, cuando más de 10 millones de personas votaron en blanco, anularon su voto o no votaron

Tras la renuncia de López Murphy llegó a Economía Domingo Cavallo. A finales de 2001 recortó el 13% a los salarios de los estatales, las jubilaciones y las pensiones; congeló los depósitos y estableció el “corralito”. Esto se hizo cuando la masa de desocupados y pobres superaba los 15 millones de personas, con los comedores escolares cerrados a partir del fin de las clases –privando de su única comida diaria a millones de chicos-. El gobierno redujo y no pagó los planes Trabajar y otros semejantes, y no entregó los bolsones de comida a los movimientos de desocupados. El corte de la cadena de pagos se iba extendiendo por todo el país. Cerraron, o se fueron a Brasil, numerosas empresas textiles, metalúrgicas, del calzado, de la alimentación, de la construcción, dejando a miles de trabajadores en la calle. Sectores de las clases dominantes opuestos al gobierno de la Alianza empujaron saqueos a los supermercados, como preparativos de un golpe de estado. Como dijo Rosendo Fraga, analista del sistema, ese plan perjudicó al 93% de la población en beneficio del 7% de la misma.

El movimiento de desocupados tenía su centro en La Matanza con los desocupados de la CCC y de la Federación de Tierra y Vivienda, de la CTA. Desde allí se llamó a dos asambleas piqueteras que convocaron a tres semanas de lucha que estremecieron al país.

En este período jugaron un gran papel la lucha de los trabajadores de Aerolíneas Argentinas y la de los movimientos agrarios, entre los que se destacó el Movimiento de Mujeres en Lucha (MML).

 

Los acontecimientos se precipitan

Ante la precipitación de los acontecimientos, De la Rúa instauró el Estado de Sitio. Lo apoyaron Menem, Duhalde y Ruckauf. Este último, en la mañana del 19, reprimió violentamente la marcha de los obreros del Astillero Río Santiago, Suteba, ATE y la CCC, contra la “ley ómnibus”, y los manifestantes enfrentaron y combatieron contra la Policía en el centro de la ciudad de La Plata.

La respuesta popular fue inmediata: cientos de miles de personas, a lo largo y lo ancho del país, se volcaron a las calles. En la Capital Federal se produjo un “cacerolazo”, un gigantesco Porteñazo. Cientos de miles de personas, apenas finalizado el discurso de De la Rúa, en la noche del 19 al 20, cortaron calles y avenidas y decenas de miles marcharon a la Plaza de Mayo.

El 20 de diciembre se realizó la jornada nacional de lucha convocada por las organizaciones participantes en la Asamblea Piquetera, a propuesta de la CCC. Ante la imposición del Estado de Sitio, en el Gran Buenos Aires, esa jornada se realizó en el propio Conurbano, por parte de la CCC, que sufrió heridos de bala y detenidos por violentas represiones en La Matanza y en Pilar; también hubo delegaciones que marcharon desde el Gran Buenos Aires a la Capital a participar allí en los combates, y hubo numerosos actos y cortes de ruta en todo el país, encabezados por la CCC, en los que se enfrentó a la represión.

Se fueron configurando así, todos los rasgos propios de una situación revolucionaria objetiva. En primer lugar, los de abajo no podían vivir bajo el hambre, la desocupación y demás consecuencias de la crisis, y los de arriba ya no podían aplicar pacíficamente la política de hambre y entrega. El bloque dominante se fracturó entre defensores de la convertibilidad y devaluadores. Y las masas se vieron empujadas “a una acción histórica independiente”: las puebladas y el Argentinazo.

Como plantea el Programa de nuestro 12 Congreso del PCR, en esas jornadas “Por primera vez, el pueblo en las calles derrocó a un gobierno nacional, el de De la Rúa y Cavallo, aplastó el Estado de Sitio que ese gobierno había impuesto, y forzó la declaración del no pago de la deuda externa. En unos pocos días hubo cinco presidentes”.

 

Hoy N° 1892  01/12/2021