Una vez más se realizó la Marcha del Apagón, como suele decirse en el pueblo, la gran marcha que repudia los hechos de terrorismo de estado consistente en el secuestro sistemático de personas en Calilegua y Libertador con la metodología de violación de domicilios, detención y rapto de estudiantes, sindicalistas, docentes, luchadores sociales, etc., amparados por la oscuridad de la noche y los cortes generales de energía eléctrica.
Ya 40 años han pasado desde que la Junta Militar, mediante un golpe de Estado, tomó el poder y se inició en la Argentina uno de los períodos más sangrientos de nuestra historia. 40 años, motivo más que significativo para luchar por memoria, verdad y justicia y gritar fuerte que ¡Nunca más!
Sin embargo, también la jornada se vuelve doblemente histórica porque ya desde hacía 8 días los obreros del Ingenio Ledesma, ese que fue cómplice y responsable de muchos secuestros y desapariciones, iniciaron su lucha por mejoras salariales consistente en un paro por tiempo indeterminado. Al dirigirse a reclamar por el cumplimiento de sus derechos, en el acceso a la planta de gas, propiedad de la empresa, fueron crudamente reprimidos. Apenas llegaron, los recibieron con gases lacrimógenos y balas de goma que dejaron muchos heridos, ya que recibieron los disparos a “quemarropa” de esas balas de goma por parte de la infantería que “custodiaba” la entrada.
Luego de ese hecho, los obreros decidieron trasladarse al acceso sur de Libertador e iniciar un corte de ruta que se sumaba a la modalidad de paro por tiempo indeterminado hasta que sean escuchados y resueltos sus reclamos salariales y de condiciones de trabajo.
Doblemente histórica por estos hechos y porque la tradicional marcha que impulsaba Olguita no solo fue a la plaza central sino que además se dirigió al corte de ruta donde estaban los obreros para que las organizaciones sociales, sindicatos, ONGs y partidos políticos brindaran su apoyo y solidaridad a la lucha obrera.
El acto principal se realizó allí, en el corte mismo, en la ruta y a pocos metros de la entrada del Bº Ledesma, lugar donde tiene la empresa los accesos a todos sus complejos fabriles. En las puertas mismas se podría decir, se recordaron a los compañeros detenidos desaparecidos por el Golpe del ‘76 a manos de la Junta Militar y confluyó por una parte el repudio a los cómplices y responsables civiles de esos hechos y por otro la lucha obrera con sus reclamos salariales.
No es un acontecimiento más, no es una marcha más, ni mucho menos el descontento de “gente de afuera” como lo ilustran casi todos los medios de difusión locales. “Es la unidad de clase, de los obreros y los demás sectores del campo popular de Libertador”.
