Noticias

14 de marzo de 2012


A De Vido se le soltó la cadena

Hoy 1410 / Como si recién llegara al gobierno

Tras tomar juramento al nuevo secretario de Transporte, Alejandro Ramos, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, en su presentación, no se le ocurrió menos que compararlo con Perón: “Lo criticaron a Ramos porque era de Granadero Baigorria, les recuerdo que el conductor de nuestro movimiento nació en Lobos y que Kirchner nació en Río Gallegos”. Lo mismo podría aplicarse, por ejemplo, a Menem, oriundo de La Rioja, con lo que se vería que el lugar de nacimiento no es garantía de nada.

Tras tomar juramento al nuevo secretario de Transporte, Alejandro Ramos, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, en su presentación, no se le ocurrió menos que compararlo con Perón: “Lo criticaron a Ramos porque era de Granadero Baigorria, les recuerdo que el conductor de nuestro movimiento nació en Lobos y que Kirchner nació en Río Gallegos”. Lo mismo podría aplicarse, por ejemplo, a Menem, oriundo de La Rioja, con lo que se vería que el lugar de nacimiento no es garantía de nada.
Luego, con total falta de respeto hacia las víctimas, sus familiares y amigos, tratando de justificarse y justificar al gobierno, emulando en el tono exaltado a la presidenta, gritó el ministro De Vido: “No se puede imputar al funcionario de turno los accidentes que se producen por deficiencias de años atrás”. Tal vez considere poco tiempo los casi tres años que llevaba Juan Pablo Schiavi al frente de la secretaría [antes estuvo Jaime], pero él ya lleva casi 9 años en el ministerio responsable del servicio ferroviario. Para rematarla, De Vido apeló a los escasos 1.000 kilómetros de autovías construidos en todo ese tiempo, victimizándose por los “muertos que no se producen y nunca se contabilizan”.
Aún no conforme con eso, siguió con un autoelogio: “Nos interesa el juicio de la historia. Tenemos claro que todas estas cosas que hicimos con Juan Pablo van a ser mejor valoradas que lo que se hizo en materia de transporte en los años anteriores [¿con Jaime?]”. Y terminó atribuyendo las criticas a razones ideológicas: “Es como lo del mural de Evita ahí en la 9 de Julio. Ahí le explicaba a [José] López, que el problema es ideológico. El problema es Evita, no es la obra”. Bonita forma de justificar la corrupción, una obra que en este caso contaba con un presupuesto inicial de $74 millones, y terminó pagándose $110 millones, es decir $36 millones más (un 49% más), sin incluir en eso la confección de los murales.