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08 de diciembre de 2012

A dos años del asesinato a Roberto López

Hoy 1448 / DIGNIDAD, ORGULLO Y CORAJE DE LOS QOM

 

 

La lluvia, por momentos, torrencial no pudo con la sangre de Roberto derramada sobre la ruta 86. Casi cuatro meses de corte de ruta, lucha que intentó frenar el despojo de 600 hectáreas de los qom. Una “fuerza de tareas” con el comisario Muñiz al mando, una patota civil armada de los Celía, la complicidad de un juez corrupto y la orden de matar del gobernador Insfrán, acabaron con la vida de Roberto: mataron por tierras, creyeron, y creyeron mal que con unos tiros, con muertos y heridos, los qom abandonarían la lucha por sus tierras. 
La noche del 22, en la víspera, Erma Peteñi de López escuchó de boca de su compañero un presagio, un presentimiento “mañana será un día bravo, habrá tiros y puedo ser uno de los marcados”, su instinto, su fino instinto de mariscador, le indicó el mayor de los peligros.
Los planes de Insfrán y los suyos se encontrarían con serios obstáculos, con una piedra en el camino muy difícil de remover: “Si me matan, que mi muerte sirva para que mi pueblo recupere sus tierras” concluyó Roberto a su esposa.
 
Mataron por tierras
Insfrán, los Celía, el asesino Muñiz pensaron que Roberto López saldría corriendo al primer cuetazo… los enfrentó, los obligó a que varios lo atacaran. Los marcó a fuego con su coraje. A su lado, a su amigo y hermano Samuel Garcete lo garrotearon hasta que lo dieron por muerto, aún sigue vivo, resistiendo. Samuel, es de fibra qom, hermano de la vida, de Roberto ¿cómo podría ser de otra manera? El monte los curtió para todos los peligros. Sí, como al gran cacique Cambá, de fibra qom.
El pueblo qom respetaba y quería a Roberto López, reconocía y reconoce en él la valentía, la dignidad y la entereza de su nación.
¿Qué pensaba Roberto en esos minutos de enfrentamiento? En sus hijos y nietos. En todos los jóvenes de La Primavera.
 
A dos años del asesinato
El pasado 23 de noviembre a las 11 hs. no había nadie en el monolito (pintado con rojo sangre). Llovía constantemente, por momentos diluviaba. Llegaron dos qompis en moto: “llamen a la radio FMqom, ahí les van a informar”, “estamos yendo” respondieron. “Esperen”. 
Al rato, la gendarmería  se aprestó. Desde una de las entradas de la comunidad aparecieron unos 50 qompis con la gigantografía de Roberto y la inscripción histórica de la CCC, venían a los gritos “Roberto vive, Roberto presente”. Nos acercamos, subieron a la ruta y la cortaron media hora, se entraron a juntar camiones, los gendarmes preguntan “¿Qué van a hacer?”. “Estamos homenajeando a nuestro hermano”, contestó Pablo “y vamos a esperar a  los otros”. 
Con un pasacalle con sólo dos palabras justicia y tierras, avanzando sobre la ruta llegaban Félix Díaz y seis ancianos al frente de la columna. Lentamente, y ahora todos marchamos hacia el monolito, antes de llegar nos intercepta la gendarmería, otra vez: “¿qué van hacer?”. “Vamos al monolito donde mataron a nuestro hermano”. “¿Por qué no caminan por la banquina y liberan?”, preguntaron. “Estamos homenajeando a Roberto López y vamos a continuar sobre la ruta. Viva Roberto López”, grita Félix, y le contestamos todos. La columna siguió lentamente. 
Félix Díaz habló en los dos idiomas. Antes un pastor también en dos idiomas exaltó la vida y la muerte de Roberto y la unión con la lucha por la tierra. Félix agradeció la presencia de todos y pidió a los protagonistas del corte que den testimonios: jóvenes, mujeres y ancianos, todos en qom fueron contando sus vivencias. Un anciano se acercó: “¿usted entiende?”, pregunto. “Y, algo”, responde. “Hace un año usted me preguntó ¿Y cómo sigue la lucha?, lo ve ahora, hay disposición. Y usted en una revista dice que López es nuestro Fronto. La revista PyT, me la leyó mi nieto. Estos frontoviki eran guerreros probos, seguros, integraban el ejército rojo, el ejército regular de la Unión Soviética, los “fron” eran un cuerpo especial, sólo lo integraban aquellos soldados que pondrían en juego su propia vida por la defensa de su nación, de su territorio y de su gente, se desplegaban en la primera línea de fuego. Los nazis (alemanes) habían invadido la Unión soviética, y los “fron” le pusieron el cuerpo en la defensa de Moscú, en la gran batalla de Stalingrado y en la toma de Berlín. Murieron muchos, pero fueron muy importantes en la defensa de su Patria”. “¿cómo Roberto?”, le pregunto. “Sí”, finaliza.