Luego del escándalo que significó el hundimiento del ARA Santísima Trinidad en la Base Naval de Puerto Belgrano, el ministro de Defensa Puricelli se entrevistó con la presidenta, reunión de la que no trascendieron mayores comentarios. “He hablado con la Presidenta sobre esta cuestión, pero lo que hablo con la Presidenta no lo comento en los medios”, declaró Puricelli a la salida de Olivos.
Luego del escándalo que significó el hundimiento del ARA Santísima Trinidad en la Base Naval de Puerto Belgrano, el ministro de Defensa Puricelli se entrevistó con la presidenta, reunión de la que no trascendieron mayores comentarios. “He hablado con la Presidenta sobre esta cuestión, pero lo que hablo con la Presidenta no lo comento en los medios”, declaró Puricelli a la salida de Olivos.
El ministro de Defensa también declaró a la salida de Olivos que la Flota de Mar “está en las condiciones adecuadas” para su funcionamiento, y defendió la gestión kirchnerista en el ámbito de la defensa. “Nuestra flota está en las condiciones adecuadas a las posibilidades que hoy tenemos”, agregó: “Este fue el único gobierno que tuvo política de defensa del ‘83 a la fecha”. Sin embargo, los hechos desmienten al funcionario kirchnerista: desde la derrota en la Batalla por Malvinas el 14 de junio de 1982, la destrucción de todo el sistema de defensa nacional se estableció como política de defensa, destrucción que el kirchnerismo en estos 10 años profundizó.
Contrariando lo afirmado por Puricelli, el diputado radical por La Rioja, Julio Martínez, que integra la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, advirtió que “de los 60 buques que tiene la Armada sólo 16 están en condiciones de navegar” y que este año las embarcaciones “solo navegarán 161 días”. Martínez sostuvo que se han realizado numerosas advertencias sobre el “pésimo” estado de los aviones, y en particular, los B-45 “Mentor” y EMB-312 “Tucano”, con los que aprenden a volar los pilotos militares. A esto debe sumarse la inoperabilidad de los submarinos, que aún está en reparaciones el Almirante Irizar y que no hay ningún plan concreto para la construcción de las POM como reclaman los trabajadores del Astillero Río Santiago.
Desde la guerra por las Malvinas, Argentina no moderniza su sistema de defensa, lo que incluye aviones y misiles. Esta es una de las consecuencias del sostenimiento de parte del kirchnerismo de los Acuerdos de Madrid firmados por Menem y Cavallo en 1989 y 1990 y que impusieron el paraguas británico de soberanía y el control de policía de parte del Reino Unido sobre nuestras FFAA, respectivamente.
Debe recordarse que entre las conclusiones que extrajo la OTAN luego de la guerra de Malvinas, figuran dos relacionadas a la aviación militar y los sistemas misilísticos de defensa. Pueden observarse documentales del Reino Unido y de EEUU, donde se señala justamente que una fuerza aérea (la argentina) con material “anticuado” para aquella época (en referencia a los A4, Mirage o aviones de entrenamiento como el Macchi MB339A de la Aviación Naval Argentina, un avión de ataque ligero y para entrenamiento, que comandado por el Tte. de Navío Owen Crippa y que atacó a la moderna nave HMS Argonaut) pudieron causar tantos daños a una de las flotas más modernas del mundo de entonces. Asimismo, el uso de misiles también sorprendió a la Task Force británica, y es muy recordado el hundimiento de la nave insignia HMS Sheffield por misiles Exocet de fabricación francesa por una acción de aviones de la Fuerza Aérea Naval; como la modificación de un misil Exocet MM-38 (mar-mar) que fue disparado desde la costa de Malvinas y produjo el hundimiento del HMS Glamorgan. De ahí la destrucción del vector Cóndor, que fuera un logro de nuestros técnicos y científicos y que fuera desmantelado por Menem, cumpliendo los acuerdos de desarme impuestos por el Reino Unido y EEUU.
Un informe que será presentado en Diputados señala el verdadero estado de la aviación naval y afirma que “de los 3 aviones Electra P3 Orion sólo 1 está en servicio para el control del tráfico marítimo. Los Fokker F-28 están fuera de servicio. Compraron motores nuevos pero siguen parados en la Aduana. La 1º escuadrilla de ataque está sin aviones. Los Aero Macchi de procedencia italiana no fueron reemplazados. En la 2º escuadrilla de ataque de los 7 Super Etendard solo 1 vuela. Se pueden reactivar hay un proyecto pero los fondos no están. La 3º escuadrilla de ataque, que tenía A4-Q, se quedó sin material aéreo. Los aviones B-200 que se realizan para patrullajes marítimos requieren actualización de equipos electrónicos. La escuadrilla de búsqueda y rescate dejó de existir ya hace tiempo. La escuadrilla aeronaval antisubmarina equipada con aviones Grumman Trakers, solo cuenta con uno en servicio. Podrían acondicionar posiblemente 3 más. No hay fondos para el proyecto. Los helicópteros en servicio asignados a la exploración antisubmarina y tareas antárticas son sólo dos. Pero este pobre equipamiento no alcanza para controlar ni la depredación de la plataforma continental ni el rescate si fuera necesario. La escuadrilla de exploración -la que detectó al Atlantic Conveyor luego hundido por los Súper Etendard, tampoco existe”. (Urgente 24, 30 de enero de 2013).
El Ejército Argentino sufre el mismo proceso de desmantelamiento, sincerado por la Dra. Garré cuando ocupó el cargo de ministro de Defensa y afirmó que Argentina contaba con munición para no más de dos horas de combate, munición que, por otra parte, es importada.
El centro de las políticas militares del kirchnerismo ha sido, desde el punto de vista doctrinario, la negación de toda hipótesis de conflicto, especialmente con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del norte, potencia que ocupa los territorios argentinos de Malvinas y demás archipiélagos australes y aspira a colonizar más de cinco millones de kilómetros cuadrados de territorios que incluyen además de esos archipiélagos, la plataforma continental, el sector Antártico Argentino, etc. Y desde el punto de vista práctico, las misiones al exterior del personal de las fuerzas armadas y fuerzas de seguridad, especialmente para su uso como fuerza policial en la ocupación colonial de Haití. Como se recordará, estos dos aspectos fueron sustanciales en política implementada por Menem y con la asistencia del general Balza y que se han constituido en la verdadera política de defensa nacional: indefensión ante las potencias mundiales y entrenamiento para la represión, en absoluta consonancia con la Ley antiterrorista, el proyecto X de persecución a dirigentes sociales, sindicales y políticos opositores.