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02 de octubre de 2010

El 8/2 se cumplió un año del fatídico día en que el fuego arrasó con las casas y todo lo que habían logrado a fuerza de pulmón los habitantes de la villa de la Autopista 7.

A un año del incendio en Villa Cartón

Soldati: En la pelea por una vivienda digna

Nada será igual luego de aquel 8 de febrero: peregrinar de lugar en lugar, primero en el acampe de Parque Roca; luego, el hacinamiento de los galpones del Parque de la Ciudad (que evocaban a las épocas del Holocausto) donde estaban numerados, sin intimidad para las familias, soportando el maltrato de la autoridad, aislados de los familiares y amigos y los medios de comunicación, etc. Finalmente, en las viviendas de emergencia de 6 por 4 metros, donde tiene que convivir una familia numerosa, ubicadas en la parte trasera del Parque Roca contra el Riachuelo; lugar que les destinó el Gobierno de la Ciudad para ocultar la responsabilidad de Telerman y Macri, quienes se desligan del asunto, sin darle una solución a los compañeros.
Un año también se cumplirá el 26/2 de la muerte de Marta Franco tras quedar atrapada en los hierros de las carpas, durante el temporal que los azotó a pocos días del incendio. Ambos hechos, evitables.
En la villa había 500 familias que vivían del cartoneo y changas. Erna, una de las vecinas, nos da su testimonio de aquel día y cuenta que: “Eran como las siete de la mañana y hacía frío… estaba fresco por la corriente de aire que pasa debajo de la autopista. Mi compañero se había ido a trabajar temprano. Y mi hija escuchó que una vecina dijo ‘hay mucho humo’ y después salió afuera y dijo ‘mami, afuera, está todo el mundo, hay un incendio grande y está agarrando todo abajo del puente’. Tuvimos que salir con las criaturas así como estaban… y tras que tardaron dos horas en venir los bomberos, vinieron sin agua. Mientras buscaban agua, yo tenía la esperanza de que mi casita se salvara, pero no, el fuego empezó con nuestra casita también. Y se quemó todo lo que teníamos”.
Para los vecinos queda en evidencia de que el incendio fue intencional; y que la policía y los bomberos, quienes podrían haber controlado el fuego, hicieron todo lo posible para que éste arrasara con todo lo más rápido posible. Si no tenían agua en los camiones, ¿cómo pensaban apagar el fuego? Cuando un lugar se incendia, se derriban las casas de alrededor para controlar la propagación: no lo hicieron, dejaron que el fuego se lleve todo, agravado esto por la correntada de aire de la autopista.
Mirta, otra de las vecinas cuenta que si bien su casita no se quemó, perdió sus pertenencias gracias a la “ayuda policial”: “yo quería entrar a sacar mis cosas, y no me dejaban. Te decían que te quedes tranquila, que ellos iban a cuidar de las cosas, pero te terminaban robando igual. Del otro lado te iban llevando las cosas. Vos pensabas que te ayudaban, pero no… era para robarte”.
A pesar de todo, tuvieron el apoyo incondicional de los vecinos que les ofrecían comida, ropa, el uso de baños para la higiene. El papel de la CCC fue importantísimo: las compañeras trabajaban hasta 16 horas por día para preparar la comida para 3 mil personas. El ropero entero, para los compañeros de la AU7. La solidaridad de los centros de estudiantes, de Liberpueblo, de los familiares de Cromañón, de la Escuela de Psicología Social, y cientos de ayudas: todos hermanados por la desgracia que se pudo haber evitado.
Un año pasó de que el Instituto de la Vivienda les prometiera la construcción de las casas definitivas, y que con miles de idas y vueltas, solamente hay un obrador (en Castañares y General Paz). Mientras el gobierno construyó en tiempo récord el estadio para la realización de la Copa Davis, en 85 días, los compañeros de la ex AU7 viven en el hacinamiento de las casillas de emergencia sin agua, con instalaciones precarias de luz, que pueden provocar más accidentes.
  Mucho fue lo que se llevó el fuego: el esfuerzo del trabajo de años, los carritos (instrumento de trabajo de los cartoneros), fotos, recuerdos que no se recuperarán más. Muchos son los efectos y las huellas que dejó en los vecinos; pero se mantiene en alto la dignidad, y la pelea por la unidad para conseguir la construcción de viviendas dignas para esa parte de la Capital postergada y olvidada por la gestión de Ibarra, Telerman y Macri. Por eso, los vecinos de la ex Villa Cartón, marcharon el 14/2, junto a otros cientos de desocupados a la sede del gobierno de la Ciudad para exigirle que resuelva su situación.