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02 de octubre de 2010

Familias de campesinos pobres y pequeños productores organizados en la Asoma (integrante de la Federación Nacional Campesina), realizan un acampe en el Parque Pereyra Iraola. Reclaman tierras y ayuda para poder trabajarlas.

Acampe de campesinos pobres y medios

Hoy 1328 / En Parque Pereyra Iraola, Gran La Plata

El miércoles 21, luego de varias asambleas de parajes impulsadas por los compañeros de la comisión directiva de la Asociación de Medianeros y Afines (Asoma), tomando la pelea por la tierra que hace a la esencia de esta organización, los campesinos pobres y medios, resolvieron acampar. Le exigen al gobierno unas 406 hectáreas de tierras fiscales que forman parte de complejo productivo del Parque Pereyra Iraola, para unas 500 familias.

Tierras para producir
La policía rodeando el lugar les impidió ingresar a esas tierras que no se trabajan desde hace años y que podrían dar solución al grave problema de los campesinos más pobres, medieros, porcentajeros y pequeños arrendatarios. “Esas tierras pertenecen al área destinada a la producción del Parque Pereyra Iraola, se le otorgaron ilegalmente a la papelera Massuh hace varios años, pagaba 1 peso por hectárea y ahora están abandonadas. No entendemos por qué el gobierno no quiere entregárnosla a nosotros que queremos trabajarlas”, señalaba Néstor Villacorta, presidente de Asoma. “Acá al lado hay 60 hectáreas, también del Parque, que están en manos de un terrateniente que las da en alquiler, eso es ilegal. Se ha denunciado pero no pasa nada, y a nosotros nos traen la policía como si quisiéramos robar algo”, denunciaba otro socio.
Grande es la bronca que vienen acumulando los campesinos pobres y medios ante la falta de respuesta del gobierno de los Kirchner que beneficia la extranjerización de la tierra. Por eso también es grande la decisión de ir a una lucha larga: por mandato de asambleas de socios de los distintos parajes deciden acampar en el Parque reclamando principalmente tierras fiscales ociosas aptas para producir; que el gobierno compre tierras para producción y las venda a las familias a tasa subsidiada; y la regularización de la situación del parque Pereyra Iraola, que permita la utilización a pleno de las tierras aptas para la producción respetando el criterio de área protegida.

Cómo se llegó al acampe
La situación ha llevado a que los propios compañeros reclamen tierra permanentemente y que se haya transformando en un reclamo concreto. Al ver que hay compañeros que van dejando de ser quinteros, medianeros o porcentajeros porque de lo poco que les quedaba para ellos, con el aumento de alquileres que ha llegado a estar hasta en 1.000 pesos la hectárea, el incremento de precios de los insumos para producir, y la inflación hace que sea muy difícil seguir produciendo. Toda esta situación ha hecho que se pueda discutir el problema de la tierra que tiene cada compañero.
A lo que los integrantes de Asoma explican: “Se ha discutido si vamos a un acampe con permanencia o si íbamos a una toma. Porque al principio decíamos ir y tomarlas. Después veíamos que así no nos convenía. Los compañeros han buscado negociar y no llegar a un enfrentamiento. Se ha discutido cómo nos preparamos, y qué íbamos a hacer acá. Si tienen que estar los tractores o no, si venían los chicos o no”. Un campesino de El Peligro agrega: “Las más decididas a acampar han sido las compañeras mujeres, han sido fundamental, las que han empujado a venir al acampe, porque son las que sufren cuando no tienen para darle de comer a la familia. Algunas cobran la Asignación por Hijo y además tienen que pagar el alquiler de la tierra donde trabajamos y vivimos”.

Una escuela de lucha
Frío, viento y humedad se filtran por todos lados. Los compañeros comienzan a acarrear madera, nylon que trajeron de sus parajes. Recolectan las cañas que a unos metros ofrece el parque. Con enorme paciencia, midiendo longitudes, evaluando cómo estará el clima, van montando cada choza del acampe.
Se ponen de acuerdo en las tareas, en la rotación de los compañeros para el acampe. Algunos tienen que volver a la quinta para entregar producción. Se turnan. Unos van a trabajar con la ayuda de un vecino de paraje para acelerar el trabajo y volver lo antes posible al campamento. “Hacé un poquito lo tuyo y ayudalo un poquito con lo de él; la lucha es para todos, cuando tengamos quintas todos, vamos a tener que compartir el trabajo entre todos para que se haga más rápido”, le discutía un socio de Asoma a otro. Otros se quedan por dos días, hasta que llegue el reemplazo. Los que se van el sábado, vuelven el lunes. Así transcurría el fin de semana.

La solidaridad va creciendo
El acampe contó con la presencia de Eduardo Buzzi (FAA), el diputado provincial Jorge Solmi, y de distintos sectores que fueron acercando su apoyo: CTA regional La Plata, Berisso y Ensenada, ATE Ensenada, compañeros del Astillero Río Santiago, la Corriente Clasista y Combativa local y de distintas zonas del gran Buenos Aires, docentes de la lista Azul y Blanca, docentes y no docentes universitarios. Los estudiantes universitarios que instalaron su carpa para atender a los niños y en la infraestructura. Participan de ella la Secretaría de Extensión del Centro de Estudiantes de Medicina y del de Humanidades, la CEPA y amigos.  Compañeros fueron acercando donaciones de cajones de verdura, fruta y carne. También hubo donaciones de frazadas y ropa. Transcurren los días y algunos familiares o amigos de acampantes se arriman para ver cómo sumarse a la lista para tener un pedacito de tierra. Un socio de la organización lo presenta. Los socios discuten si se admite al nuevo integrante. Se lo alista, con la condición de que tome una tarea y se mantenga el mayor tiempo posible en el acampe.

La tierra es lo fundamental
“Nosotros hemos vivido siempre de sembrar y extraer frutos a la tierra, nuestra vida es la tierra. Algunos llevamos muchos años en la zona. Hemos venido desde todo el país, en especial de las provincias del norte, otros somos de afuera. Hemos formado nuestra familia y tenido nuestros hijos aquí. Siempre trabajando en el campo. Nuestro sueño siempre ha sido poder tener un pedacito de tierra, no mucho, dos, tres hectáreas, para trabajar con la familia. Nosotros no queremos hacernos ricos, nosotros queremos trabajar y con eso vivir” expresaba una madre boliviana con tres hijos nacidos en Argentina.
Néstor Villacorta, presidente de Asoma señalaba: “Venimos con la situación de que mes a mes, compañeros dejan de ser campesinos porque no tienen un pedazo de tierra para trabajar. En lo que va del año tenemos 40 compañeros que han abandonado las quintas, y eso no puede seguir pasando”. La decisión de llegar a este acampe fue porque “se han hecho asambleas en los distintos parajes, hemos discutido con los compañeros cómo iba a ser la situación, que íbamos a una lucha larga y que nos teníamos que preparar, porque se trata de pedir tierras para seguir trabajando en la quinta o salir a buscar tierra para armar una villa miseria al costado de la ruta”. “Le hemos hecho propuesta al gobierno que el Estado nacional compre tierras. Así como compra tierras para hacer viviendas, que compre tierras y nos otorgue dos hectáreas por familia a pagar con una cuota subsidiada”. “Al gobierno se le han acabado los argumentos, porque siempre que le hemos reclamado tierra fiscal, no da. Le hemos reclamado que compre tierra, tampoco da. Entonces llegamos a esta situación”.
Un campesino pobre de El Pato explicaba su drama: “Nosotros somos alquilantes, y nos suben año a año el alquiler, nos suben los insumos. Así nuestros hijos no van a poder ser agricultores como nosotros. No queremos que nuestros hijos anden por la calle haciendo mal con un cuchillo o un arma. Es por su futuro que estamos aquí”. Luego ironizaba sobre el apoyo del gobierno de los Kirchner al latifundio: “Hemos visto que se ha vendido tierra, 200 mil hectáreas a un precio muy barato. ¿Por qué el gobierno no nos vende a nosotros que tenemos nuestros hijos que son argentinos, como se lo vende a los gringos? Otro hombre, que se presentaba como de El Peligro, pedía su turno para hablar: “Yo quiero decir que hay mucha corrupción de los patrones también. Va la jaula de verdura a 20 pesos, te pasan 5 pesos, te tiran abajo el precio. ¡No nos queda nada! Nos sacan de la quinta ¿a dónde vamos a ir?, ¿debajo de un puente o a una villa miseria? Necesitamos tierra para vivir, para nuestros hijos, para sobrevivir, en lo ecológico, en lo ambiental. La tierra es lo fundamental.