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11 de septiembre de 2019

Un faro de resistencia para Ramallo y San Nicolás

Acampe en Bio Ramallo

Los trabajadores y trabajadoras de la planta acampan frente a la misma hace más de 80 días. Una lucha que es un faro frente a las políticas que impulsa el gobierno de Macri.

Bio Ramallo es una planta de biodiesel ubicada en el parque industrial Comirsa, en el partido de Ramallo, que produce con más de 60 empleados. El destino del mismo es el mercado interno, y la empresa tendría contratos asegurados hasta 2021. La empresa pertenece a Juan Carlos Bojanich: dueño de bingos en nuestro país y en el exterior, y también de otras plantas de biodiesel, con las que cubre el 33% de la demanda del mercado nacional. Es cercano a Angelici y, por lo tanto, a Macri.

El conflicto, y lo heroico del mismo, no es nuevo, empezó en 2015. Por ese momento, los trabajadores y trabajadoras estaban en el sindicato de petroleros, y un grupo de 30 decidieron pasarse a aceiteros por las mejores condiciones del convenio. Se organizaron y, con un paro de 9 días, le torcieron el brazo a la patronal y lograron el cambio de convenio. Un avance en las condiciones de trabajo, logrado a partir de la unidad y la lucha.

En 2016 empezaron las “ratoneadas”: no pagaron el premio. Los choques siguieron escalando hasta 2018, cuando no quisieron pagar el retroactivo a enero que se había acordado en paritarias, ni la homologación del premio de 2016, que todavía adeudaban. Este año, Bojanich fue por todo: planteó que el convenio de aceiteros no encuadraba en la rama productiva de la empresa, y que los obreros y obreras debían volver a petroleros; una ofensiva flexibilizadora, en sintonía con el discurso macrista de que la mano de obra debe ser barata para ganar competitividad.

Frente a esto, los compañeros y compañeras se plantaron e hicieron un paro; la patronal no cedió. Se dictó la conciliación obligatoria, y dos días antes de que termine, no los dejaron entrar a la planta, completamente por fuera de todo marco legal. Bojanich siguió desconociendo la conciliación obligatoria, y pagó los salarios hasta julio, cuando dio de baja a todo el plantel.

Desde ese momento se tomó la decisión de acampar en la puerta de la empresa: pese a las heladas, al viento y la falta de infraestructura, los obreros y obreras pasaron a cumplir los turnos de acampe de 12 horas, convirtiéndose en uno de los focos de conflicto más importantes de la región, contra la patronal y las políticas del gobierno. Si bien la situación se complejizó a partir de qué el gobierno congeló por 90 días el precio de los combustibles, y toda la rama de biodiesel está afectada, la empresa sigue facturando y, de hecho, no cerró; puede cumplir con los cupos a partir de lo manufacturado en las demás plantas. Esto genera condiciones para visibilizar el conflicto. Además la rama petrolera de biodiesel amenaza con hacer un paro nacional.

Van más de 100 días, y la pelea de los 24 aceiteros sigue. Ha sido importante el papel del sindicato, que puso a disposición un colectivo con algunas camas, el carpón, y que lleva comida. También es importante la solidaridad de todas las organizaciones, como la CCC; que podamos rodear a los compañeros y compañeras, ya que lo fundamental es su protagonismo; sirve acercarnos, escuchar y hacer visible este gran ejemplo. En la carpa sobran mate, guitarra, compañerismo y ganas de seguir produciendo y luchando.

En una zona golpeada por la crisis social y económica los aceiteros de Bio Ramallo son una bandera de resistencia, solidaridad y clasismo.


San Nicolás en tiempos de Macri
Con la política de Macri, el desempleo en nuestra zona está por encima de la media nacional, un 10,7%.

En Siderar, luego de las PASO empezaron las suspensiones rotativas y el adelanto de vacaciones. Exigen a las contratistas reducción de plantel. Con retiros, jubilaciones y despidos, realizan el mismo trabajo con menos gente.

En Bio Ramallo, frente al intento patronal de cambiar el convenio de aceiteros a petroleros, los trabajadores se plantaron. Bojanich cerró la empresa pero sigue facturando. Los trabajadores nos muestran que es posible plantarse para no retroceder.

En Motomel hubo 130 despidos en mayo de 2018, suspensiones y adelanto de vacaciones. Hubo 70 despidos luego de las PASO. Hoy quedan 170 trabajadores. Su convenio habilita contratos basura.

Con la política de Macri aumentó la pobreza, la desocupación, la desindustrialización y el endeudamiento. Se benefician unos pocos. En la ciudad, con Passaglia, se aplica la política de Macri: destina plata a las obras públicas pero la educación, la salud y el trabajo están en crisis.
Fortalezcamos la unidad para derrotar esta política en las calles y en las urnas.

 Corresponsal

Hoy N° 1782 11/09/2019