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26 de abril de 2017

¿Acaso están prohibidos los “pisos floreados” en el Incaa?

Disputas en el instituto de cine

 

 
Parafraseando la frase de una conocida propaganda de TV, parecería que en la actualidad el cine argentino no puede pretender mejorar su calidad técnica ni su calidad artística. Formar un técnico en la industria del cine y a su vez mejorar la calidad artística de las películas requiere de muchas cosas, entre ellas, aparte de una buena idea, se necesita dinero y como decía el querido Leonardo Favio: “Se aprende a hacer cine haciendo cine”. 
Partiendo de eso y sabiendo que hacer cine es muy costoso, se entiende el apoyo del Estado para que eso se concrete. Solo EEUU e India no subsidian al cine, mientras que China con un control estricto del Estado se abre cada vez más a un estilo de producción de los dos países antes mencionados y son los únicos que controlan su mercado de cine; el resto de los países subsidian con distintos fomentos su cinematografía. 
Nuestro modelo de cine es el francés, incluso la formación técnica de su escuela (Idhec) es una copia fiel de cómo formar técnicos para la industria del cine. Y el Estado francés que apoya económicamente a su cine, sabe que es un arma cultural poderosa de penetración en todo mundo.
La discusión que quiere instalar el gobierno de Macri es si en nuestra industria de cine hay corrupción o no, con el dinero que sale del 25% del monto que los canales de televisión pagan al Enacom (ex Afsca, ex Comfer); y el impuesto del 10% a las entradas de cine, gracias a la Ley de Cine de 1994. Los que estamos dentro o en la periferia de la industria cinematográfica sabemos que se sobrefacturan muchas cosas: el presupuesto de una película, la compra de inmuebles y equipamientos, la organización de festivales y los gastos que tiene la escuela donde se forman futuros técnicos (Enerc).
¿Pero es solo eso lo que se discute? ¿Qué es lo que está en juego? Al entender de muchos lo que se discute es nada menos hacia dónde se redistribuyen los 1.500 millones de pesos que recauda el INCAA anualmente. La mitad de eso va para el Fondo de Fomento que sirve para producir películas y el Instituto además tiene un plantel de 700 personas trabajando.
Para eso colocaron a Alejandro Cacetta, un hombre surgido de la industria audiovisual, más precisamente Patagonik Film Group (que está integrada por ,  y , o sea grupo Clarín) y consensuado por un amplio sector cinematográfico. Pero este no cumplió con algunas de las tareas encomendadas (como sacar funcionarios afines al kirchnerismo), sí cumplió con un nuevo Plan de Fomento que favorecía a las grandes productoras (sic), por eso encajan las buenas opiniones que tienen sobre él de dos cineastas unidos por el Oscar pero separados ideológicamente como Puenzo y Campanella. Y no así por los sectores de la producción independiente del cine como DOCA, RDI, ADN, PCI, Cadicine, RAD, Docudac, entre otros, que están preocupados hacia donde irán los fondos del cine y si detrás eso hay alguna jugada más.
Entre los aciertos que tuvo la gestión Cacetta, fue la ampliación de la federalización del Enerc y la puesta en funcionamiento de la Cinemateca (Cinain). Más allá de Pablo Rovito (ex director de la Enerc), que también es investigado por ciertos manejos de los fondos que maneja de la escuela, un docente de Fotografía consultado, se plantea: “La cosa es compleja pero la base es que hay algo raro en la forma en que se manejó el gobierno con la operación mediática y los fines que persigue ¿Quitarle fondos al INCAA? ¿Adoctrinar a los que no se someten? ¿Favorecer a la TV quitándole los impuestos del cine? En cuanto a Pablo Rovito si bien no es santo de mi devoción hizo mucho y mejoró notablemente la escuela, su estructura, organización y demás. Aparte estaba concursado y eso es importante en una escuela que siempre fue política”.
Por lo pronto se nombró al nuevo presidente del INCAA Ralph Haiek, un peronista muy vinculado al sector sindical kirchnerista como Suterh y la Uocra (ahora más cercano al macrismo), y además es amigo de la infancia de Mauricio Macri. Fue decano de la Facultad de Comunicación y Cultura de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) que fue impulsada por Víctor Santa María (el presidente del Partido Justicialista de la Ciudad de Buenos Aires). Además, viene de hacer Construir TV, el canal de televisión de la Uocra.
En las sucesivas asambleas del sector audiovisual que se realizaron se pidió desde el sostenimiento de la autarquía del Incaa hasta la renuncia de Avelluto, pasando por la garantía del fondo de fomento y la continuidad de la Enerc. Además, el sector del cine aprovechará el Bafici para realizar allí protestas varias y campañas de concientización. El macrismo empezó a jugar con la idea demonizadora de que el cine le quita los fondos a los jubilados, a la educación y a la salud pública. Como ocurre en el cine, también en la vida hay más de un “malo”, que a veces nos confunden con pistas falsas.