Levantamos, como lo habíamos hecho contra la invasión yanqui a Irak, una de las mejores banderas de la tradición universitaria, el antiimperialismo. Y nos plantamos contra la dirección K de la Universidad, que sostiene las políticas del gobierno, con el ajuste en fotocopias, becas y sueldos, la altísima deserción estudiantil, y la formación de policías dentro y fuera de la UNQ, llevándose puesta la autonomía universitaria.
El acto contó con la adhesión del cuerpo de delegados del Suteba Quilmes, el Frente Popular y los partidos que lo integran (PTP, UP y E. Sur), el PCR, la CTA de Solano y el Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales y Economía.
Ni amo nuevo, ni amo viejo. ¡Ningún amo!
Abrió el compañero Adrián Weissberg, dirigente del Partido del Trabajo y del Pueblo de Quilmes, quien dirigió un saludo y celebró la realización de este acto que enfrenta la entrega del territorio a los chinos. Hugo Amor, de Unidad Popular, también se hizo presente, señalando la importancia de la CEPA plantando la bandera del antiimperialismo en la Universidad.
En nombre de la CEPA, la compañera Anahí hizo referencia a la bronca que sienten los estudiantes con la instalación de la base militar china en Neuquén y los acuerdos firmados con esa potencia imperialista. Hizo referencia a que “queremos formarnos como ingenieros y profesionales que desarrollen la industria nacional”. También cuestionó los acuerdos de la Universidad en formar a la policía local y al servicio penitenciario, señalando que “la Universidad destina fondos para formar las fuerzas represivas mientras aumenta el precio de las copias para los estudiantes y mantiene las becas en montos miserables”. Y cerró con ímpetu: “porque como decimos desde la CEPA, ni amo nuevo ni amo viejo, ¡ningún amo!”
En representación de la 29 de mayo, dirigió unas palabras el compañero Mariano, quien sostuvo “en este último periodo, la política K definió una alianza estratégica integral con China, y una alianza estratégica con Rusia. Profundiza la dependencia, cuando todo lo que importamos se puede producir en nuestro país. Es una política que nos pone de rodillas frente al imperialismo chino. La China actual no es la China socialista y roja de Mao Tsetung, la revolución proletaria y la revolución cultural que permitieron a millones liberarse y vivir dignamente. Es la China blanca de los revisionistas, que esclavizan a su pueblo y lo superexplotan para optimizar sus ganancias millonarias”. Y agregó, en particular sobre la situación de la universidad: “nuestro deber como profesionales y como docentes, es poner al servicio del pueblo los conocimientos aprendidos. Debemos manifestar nuestra conciencia crítica para no ser subyugados por uno u otro imperialismo, y rebelarnos frente a la opresión. Está claro que ésta no es una política promovida por el rectorado de la UNQ, que elige subordinarse a la política del gobierno K. Es nuestra obligación promover debates profundos y recuperar el ágora y los espacios públicos que nos pertenecen al conjunto de los actores de la UNQ. No así, violar la reforma universitaria y convertir nuestra querida UNQ en una academia de formación de fuerzas represivas”.