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03 de octubre de 2010

Acuerdos entre obreros y campesinos

Hoy 1215 / De las páginas de nuestra historia

Si bien "los propósitos inmediatos de los agricultores no son idénticos a los de los obreros agrícolas asalariados, deben hacerse los esfuerzos necesarios para lograr su concordancia".
Así escribieron los delegados de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) y de la Federación Agraria Argentina (FAA) reunidos en San Pedro, provincia de Buenos Aires, el 12 de junio de 1920.
La Argentina vivía entonces su primera experiencia de democracia burguesa con el gobierno de Hipólito Irigoyen, iniciado el 12 de octubre de 1916.
Esa experiencia democrática había surgido en el marco de las grandes luchas obreras de ese período por el reconocimiento de sus organizaciones sindicales y de las grandes huelgas agrarias, de las que el Grito de Alcorta del 25 de junio de 1912 había sido su principal hito.
Por eso el movimiento obrero prosiguió en mejores condiciones su lucha por las 8 horas y aumentos salariales, al tiempo que el movimiento agrario se retemplaba en la lucha contra los desalojos y por la rebaja y extensión de los plazos de los arrendamientos.
Y al calor de esas luchas, en ambos movimientos crecía la conciencia de la necesidad de unir fuerzas en el objetivo común de "liberación del trabajo y una sociedad de productores libres e iguales".
De los núcleos de obreros en los sindicatos afiliados a la FORA y de los núcleos de chacareros en las secciones de la FAA surgía el reclamo de buscar las formas de "resolver las diferencias que separan a los trabajadores del campo, sean simplemente asalariados, contratistas, medieros o chacareros" (Sebastián Marotta, El movimiento sindical argentino, tomo II, "La FORA y la organización en el campo", págs. 284/7).
Así se llega a que ambas organizaciones firman en San Pedro el "pacto de reciprocidad", donde declaran que aunque por su naturaleza tienen un radio distinto de acción, "marchan, sin embargo, de modo paralelo en su finalidad. Este objetivo es libertar la tierra y todas las fuentes de producción y de cambio, anulando la arbitraria apropiación del capitalismo y de los terratenientes, para ponerla a disposición de los trabajadores".
Por eso, entre la FORA y FAA puede "establecerse una inteligencia para los casos y momentos en que ha de haber comunidad de pensamiento en las luchas que una y otra tienen emprendidas contra los actuales acaparadores y usufructuarios de la riqueza industrial y de la tierra".

Posteriores entendimientos
Contando con esta solidaridad del movimiento obrero, el movimiento agrario logró arrancar, tras la histórica marcha a Buenos Aires de 1.500 agricultores en agosto de 1921, la primera ley de arrendamientos y aparcerías rurales, la 11.170.
Logrado por esta ley el mínimo de 4 años para los contratos, siguió la lucha por su extensión y la prohibición de los intermediarios, lo que recién se obtuvo durante la presidencia de Perón, con la ley 12.246 de 1948 (Eugenio Gastiazoro, Historia Argentina, tomo III: "El movimiento campesino", Págs. 194/8).
Derrocado el gobierno peronista en 1955, tanto los obreros como los campesinos sufren las persecuciones y las políticas con que se impone el revanchismo oligárquico e imperialista.
A la resistencia obrera a la dictadura militar y los gobiernos entreguistas posteriores, se suma la lucha agraria contra los terratenientes y monopolios, con hitos como las marchas cañeras de comienzos de la década de 1960 en Tucumán enfrentando a la oligarquía de los ingenios azucareros, que permitieron el pacto entre la UCIT (campesinos cañeros) y la Fotia (obreros del azúcar).
Retomando la tradición del movimiento obrero de 1920, y la consigna de "la tierra para el que la trabaja" que había hecho suya el general Perón, la CGT de la resistencia peronista, en 1963 incorporó en su programa la lucha por la reforma agraria, firmando un pacto con la Federación Agraria y otras organizaciones del campo para luchar por la Reforma Agraria.