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25 de noviembre de 2020

Los agravios de la ministra de Educación porteña

Acuña ¡Renunciá!

Puesto que son muchos, nos resulta difícil hacer un resumen de todos los lugares comunes y agravios a los que recurrió la ministra de Educación porteña hacia los y las docentes de la CABA en una serie de videos que trascendieron. El repudio de la comunidad educativa la obligó a escribirle una carta a los docentes… pero no se disculpó, sino que reivindicó lo central de sus dichos aunque intentó disfrazarlos.

 

Pero ¿qué dijo?

En una reunión partidaria, pero pública, la ministra Acuña demostró el odio de clase que tiene por las clases más pobres, y el desprecio que siente por los docentes de Argentina.

Hablando de nosotros dijo “Los docentes son de un sector cada vez más bajo y de menor capital cultural”. Por esta declaración ya tiene una denuncia en el INADI por parte de UTE-CTERA. Pero que, además niega la capacidad de adquirir “capital cultural” si se dan las condiciones necesarias. ¿Será porque no piensa dar esas condiciones?

Más adelante dice “Son personas cada vez más grandes de edad, que eligen la carrera docente como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras carreras”.  Para empezar, señalar esto como negativo es parte del motivo de la profunda indignación que generó en la población, porque desprecia el esfuerzo que implica estudiar, trabajar y criar hijos, bajo la idea de que hacer diferentes intentos no implica cada vez nuevos aprendizajes y experiencias. Pero además, lo dice la ministra de Educación que no promociona los profesorados que tiene sino que quiere cerrarlos, que ataca a los docentes públicamente y que es parte de un gobierno que perpetúa el salario históricamente devaluado a la docencia, que tampoco colabora con los y las chicas que egresan brindando orientación vocacional. Si la docencia no es tan elegida por nuestros jóvenes, se debe a estas políticas.

Otra frase es “La raíz sobre la militancia política en las aulas está en la formación docente, en lo que se define como perfil de un docente en un instituto de formación”. Aclaremos que es el compromiso político el que permitió que las y los docentes de la CABA organizaran ollas populares y reparto de mercadería para complementar la escasa que aportó la CABA. Lo que muchos aprehendemos en los profesorados es a discutir política educativa, qué educación necesitamos y qué cosas son necesarias para tenerla, como parte de una pedagogía crítica que intenta comprender el contexto social e histórico en el que se dan las prácticas de enseñanza y de aprendizaje. Con esto la ministra se espanta. Quiere una educación de recetas, vacía de los contenidos que permitan apropiarse y cambiar nuestra realidad, para poder así enseñar su propio contenido político, afín a un modelo de país para pocos, que pide perdón al rey de España, y está pugnando por volver a retomar las riendas del Estado en la Argentina. Por eso, tener el poder centralizado en su Unicaba debía implicar, en sus primeros intentos de máxima, cerrar 29 profesorados, sin siquiera dejar que convivan. Y esa pelea se la ganamos con 25.000 estudiantes en la calle en el 2018. Lo deja más claro cuando dice “con los sindicatos discuto condiciones laborales, no política educativa”.

Más adelante habla de diálogo. ¿Qué margen deja para el diálogo? La política educativa, justamente es la que influye en forma directa en los procesos de enseñanza y aprendizaje que nosotros tenemos que llevar adelante, es decir, en nuestras condiciones laborales. Será ese diálogo de café con Fernando Iglesias, de su militancia partidaria que solo ella sentirá que tiene el poder de ejercer. Es el diálogo necesario para ocultar que la ciudad pasó de tener destinado a educación un 25% de su presupuesto en 2008 a tener destinado un 17% en 2019… estamos convencidos que no quiere preguntarnos si estamos de acuerdo con eso.

Como si lo anterior fuese poco, se pronuncia en contra de la militancia y llama a que padres y madres denuncien a las y los docentes. Insiste en generar un manto de sospecha. “El problema es cuando se cierra la puerta del aula”, dijo. Ya lo intentó Vidal en la provincia de Buenos Aires hace un tiempo. En su falso pedido de disculpas redobló: “Algunos dirigentes abusan de su rol docente y eligen adoctrinar antes que enseñar a pensar. Por si hiciera falta aclararlo, voy a mantenerme firme: con los chicos, no”. El intento por atacar la unidad con las familias y desprestigiar nuestra organización sindical es atroz, no tolera la fuerza de la comunidad educativa. Ni entiende que somos las y los docentes quienes estamos siempre para esas familias. Se equivoca, y se va a seguir equivocando.

 

¿Y qué hizo Acuña en pandemia?

Primero que nada, vamos a aclarar que el siguiente es solo un resumen:

Desde el inicio de la cuarentena el Ministerio de Educación se dedicó a escatimar la comida que las y los chicos necesitaban para permanecer en sus casas. Hubo que ejercer una presión grande desde las comunidades, y aun así tuvimos que organizar redes solidarias para dar cuenta de una realidad cada semana más problemática.

Tampoco se anotició de los pedidos que los y las docentes hicimos desde el comienzo de la cuarentena sobre la falta de conectividad de una cantidad enorme de chicos. Otra vez fueron las comunidades las que salieron a imprimir y repartir los materiales impresos. Llevarlos a chicas y chicos que estaban aislados por sospecha de Covid. Y sí, es terrible ese compromiso político.

A mitad de año el Ministerio ya hizo el primer intento de “vueltas a clase”, usando a los alumnos y alumnas que ellos mismos llamaron “desconectados” como moneda de cambio. Estando en el pleno pico ya querían volver a que los chicos viajen en colectivos llenos. Recibió un cachetazo de toda la comunidad, y nos “premió” pagando el aguinaldo en cuotas y no pagando la última parte de la paritaria semestral que había acordado. También inventó un otorgamiento de horas por internet, para poder dejar cesantes a muchos suplentes e interinos que estaban cumpliendo un rol muy importante reforzando las estructuras escolares en medio de la pandemia.

Durante todo el segundo cuatrimestre, la comunidad sufrió las idas y vueltas de anuncios mediáticos, sin diálogo, sin responder a la necesidad de crear comités de crisis. Con Flyers que bajaban y después eran desmentidos; con comunicaciones orales mantenidas durante días, y que en la letra escrita decían otra cosa.

Cada anuncio mediático sobre una supuesta vuelta a clases hizo que muchos/as chicos y chicas dejaran de trabajar de forma remota, a la espera de una clase que no era posible por el contexto. Son cosas que pasan cuando una ministra de Educación hace política partidaria para sacarse una foto, en lugar de discutir política educativa con sus docentes y con las familias.

Hasta hoy, terminó cambiando el calendario educativo para “ganarle” al resto de las provincias y comenzar el ciclo 2021 una semana antes que el resto del país… claro, las clases terminan 13 días antes en este ciclo lectivo (y nos rompió cualquier planificación que hubiéramos hecho).

 

¿Qué pretende la ministra con sus dichos?

Cabe recordar que la reunión “abierta” en la que hizo las declaraciones era partidaria. Acuña tenía que dar cuenta de por qué, siendo ministra desde 2015, fracasó en el manejo de la pandemia. Fracasó en garantizarle la renta a los concesionarios de las viandas. Fracasó al no poder garantizar conectividad a las/os estudiantes más desprotegidos. Fracasó cuando menos del 10% de las/os estudiantes fueron a las burbujas anti educativas que propuso.

Fracasó en su intento de dividir a las comunidades educativas, y porque su necesidad de sacarse una foto quedó manifiesta. Acuña necesita encontrar culpables de su fracaso. No afirmamos que la ministra no piense las cosas que dijo. Las y los docentes ya la hemos escuchado muchas veces decir cosas así y peores. Solo que ahora se preocupa en afianzar en núcleo duro de base electoral. ¿Le habrá salido bien? Está por verse. Viene quedando en evidencia que sus ideas son minoritarias en la sociedad y que varios de los propios se diferenciaron de sus dichos. Ya que le gusta mirar encuestas, tenga en cuenta la de INDEC sobre continuidad pedagógica durante el ASPO, ante la pregunta sobre la frase “Valoro el trabajo que la escuela está haciendo en este momento para acompañar a los chicos” el 87% contestó estar de acuerdo, en el nivel primario público, a nivel nacional.

Señora ministra, usted que no ejerció nunca la docencia, que no muestra idoneidad para su cargo, que ya no convence ni a propios ni ajenos, la comunidad educativa de la escuela pública la da por despedida.

 

Hoy N° 1842 25/11/2020