Esto es por el llamado pacto fiscal que se mantiene desde Menem-Cavallo, cuando se privatizaron las jubilaciones. Al estatizar las AFJP, el gobierno kirchnerista recuperó la totalidad de los aportes para las jubilaciones y la seguridad social, pero no anuló el pacto fiscal por lo que se sigue quedando con ese 15% previo al reparto de Ganancias que tiene que hacer con las provincias.
Esto es por el llamado pacto fiscal que se mantiene desde Menem-Cavallo, cuando se privatizaron las jubilaciones. Al estatizar las AFJP, el gobierno kirchnerista recuperó la totalidad de los aportes para las jubilaciones y la seguridad social, pero no anuló el pacto fiscal por lo que se sigue quedando con ese 15% previo al reparto de Ganancias que tiene que hacer con las provincias.
El ministro Capitanich fue más lejos que la presidenta. Primero dijo que no se podía atender el reclamo de los trabajadores afectados, porque estaban ocupados con el tema de los buitres, y después acusó a esos trabajadores (que ya son más de un millón y medio) de querer robarle a los sectores más pobres, calificándolos de Hood Robin, es decir Robin Hood al revés. El gobierno oculta que es él el que le roba a los trabajadores, con la inflación y el impuesto.
Así el gobierno busca dividir a los trabajadores, calificando de ricos a los que apenas ganan para cubrir una canasta familiar más o menos razonable a precios crecientes –por la inflación que genera la propia política del gobierno–. Y da pie a los que meten la idea de que el impuesto sirve para mantener “a la vagancia” o a los “planes descansar”.
Recordemos de paso que este gobierno fue ajustando a cuentagotas el mínimo del impuesto a las Ganancias, ante los reclamos de los trabajadores por la inflación, pero mantuvo las escalas de la época de De la Rúa-Machinea, con lo que cada vez más trabajadores terminan pagando el mismo porcentaje que las grandes empresas y los millonarios, que es hasta un 35% de las ganancias que declaran.
El gobierno kirchnerista, en más de una década, se sigue negando a hacer una reforma impositiva para que paguen más los que tienen más. Así beneficia a los que tienen más y hace pagar más a los que tienen menos, no sólo con Ganancias sino también con el IVA, que continúa en el 21% en los productos de la canasta básica desde el menemismo.
En esta década tampoco se le cobra impuesto a la renta financiera, y se mantiene la Ley de Entidades Financieras de la dictadura de Videla-Martínez de Hoz. Y qué decir de las salas de juego, grandes beneficiarias también del “modelo” que siguen exentas del impuesto. Encima tienen el descaro de llamar ladrones a los trabajadores, a los que les roban cada vez una mayor parte de los salarios por no hacer pagar a los que la siguen “juntando con pala”, al amparo de la política kirchnerista que descarga la crisis sobre los trabajadores y el pueblo.