Luego de la elección del año pasado, asistimos a un proceso que se caracteriza por el deterioro económico creciente, una política de ajuste lo más encubierta posible del gobierno, llamada eufemísticamente de “sintonía fina” y un cambio en el humor social. Grandes luchas obreras y populares resisten esa política. Como dice nuestro partido, se lucha para que la crisis no la pague el pueblo.
Luego de la elección del año pasado, asistimos a un proceso que se caracteriza por el deterioro económico creciente, una política de ajuste lo más encubierta posible del gobierno, llamada eufemísticamente de “sintonía fina” y un cambio en el humor social. Grandes luchas obreras y populares resisten esa política. Como dice nuestro partido, se lucha para que la crisis no la pague el pueblo.
Nuestro partido tuvo dos aciertos fundamentales en el análisis. La caracterización de la crisis y la afirmación que nuestro país no estaba blindado e iba a ser alcanzado por ella, y que el gobierno iba a reaccionar, luego de las elecciones con una política de ajuste.
El país crujió y cruje, cada vez más, económicamente y desde la perspectiva oficial todo se reduce a tratar de gambetear las consecuencias, echar culpas a otros de lo que sucede, y tratar de no quedar aplicando medidas de ajuste, para no aparecer de derecha, arruinando su imagen largamente elaborada, de “gobierno nacional y popular”.
Para ello ha sacado dinero de todas partes (ANSES, Obras Sociales Sindicales, Banco Central, etc), le ha quitado coparticipación a las provincias, aplicado drásticas medidas para reducir las importaciones y de estricto control del dólar y sus movimientos. Ha emitido pesos desesperadamente y la inflación se ha tornado insoportable para la población.
Esto ha provocado, la resistencia popular y grandes luchas han recorrido nuestro país. Los campesinos y pueblos originarios, reclaman tierra para comer y vivir. También ha crecido el reclamo de tierras para vivienda urbana. Se han alzado las masas contra la megaminería a cielo abierto. Esto sólo para nombrar las luchas más importantes. La clase obrera pugna por mejoras salariales, contra los despidos abiertos o encubiertos, y las leoninas condiciones de trabajo. El gobierno, frente a esto, ha reaccionado con represión y los muertos suman más de una decena. También ha sancionado la ley antiterrorista que pende, como espada de Damocles, sobre las cabezas de los luchadores. Se ha demostrado que las elecciones de octubre del 2011 no le dieron un cheque en blanco a Cristina Kirchner.
EL NUEVO MOMENTO POLÍTICO
Otros artículos de la revista, describirán seguramente mejor esta situación económica y general, aquí nos dedicaremos centralmente, a analizar los efectos políticos de este nuevo momento en nuestro país.
En primer lugar, la imagen de Cristina Kirchner ha ido decreciendo, y han aparecido grietas profundas en el peronismo. Esto tiene varias causas, el gobierno por una parte, necesita mantener el predominio de la corriente camporista en su dirección, para reforzar el control restringido de un pequeño grupo encabezado por la presidenta. Para ello ha tomado varias medidas, introducir en todos los niveles del gobierno, gente del camporismo y adláteres, ha reforzado la presión económica y política sobre los gobiernos provinciales. Al mismo tiempo, al no tener figuras de recambio, en su corriente, asegurar la reelección de Cristina. Para ello debe también deteriorar las imágenes de sus posibles contrincantes, centralmente Scioli en la Provincia de Buenos Aires y Moyano. Es así, que han aparecido grietas profundas en el justicialismo de la Provincia de Buenos Aires, principal bastión del peronismo en nuestro país y en la CGT, con la aparición de la corriente moyanista. Scioli, con su raro accionar de no resistir, resistiendo, ha conformado en la provincia, la nueva corriente “Juan Domingo”. Por otra parte, lo más importante, la división de la CGT, que conlleva la aparición de Moyano como opositor al gobierno, encabezando el peronismo obrero. Esta resistencia, también indica, que hay sectores que se han animado a plantearse el postkirchnerismo. Un peronismo sin Cristina como dirección y un gobierno no kirchnerista hacia el 2015.
Sobre esos sectores se montan los grupos de las clases dominantes opuestos al kirchnerismo. Es decir, se han agudizado las contradicciones entre los de arriba.
La Argentina, un país en el cual es tradición la lucha interimperialista, la verá resurgir detrás de uno u otro de los contendientes. Los distintos monopolios, también dirimirán entre si su predominancia.
Todas estas novedades, se dan en un contexto de un país caliente por las grandes luchas populares, con una situación económica explosiva, que pretenderá ser aprovechada por uno u otro sector.
EN ESTAS CONDICIONES ¿QUÉ PASARÁ CON EL PERONISMO?
Sin querer predecir los sucesos que pueden cambiar bruscamente, como acaba de suceder, se puede arriesgar posibilidades.
En primer lugar cambios en las alianzas, que deben tener en cuenta a este nuevo sector del peronismo disidente, tanto por arriba como por abajo. Posibilidades de una nueva central obrera que actúe contra el gobierno y que necesite también alianzas para su accionar.
Es posible la aparición de una nueva central (tipo CGT Brasil) (1), lo que determinará que esto deba ser tenido en cuenta por todos los sectores. Desde las clases dominantes, contrarias a Kirchner, con seguridad, tratarán de aliar a los disidentes a nuevas candidaturas presidenciales (Scioli, Macri).
Nosotros también debemos plantearnos el nuevo ingrediente del peronismo en nuestras alianzas y la posibilidad de una unidad obrera más amplia que potencie las luchas. Se asistirá entonces a una nueva unidad y lucha, que será clave para nuestro futuro.
CÓMO ACTUAR
Debemos enfrentar esta nueva realidad utilizando las contradicciones entre los enemigos, lo que en ocasiones nos hará juntos contra el enemigo principal, con sectores que son también enemigos estratégicos.
Para que esto resulte en nuestra acumulación de fuerzas y en avance del frente político revolucionario, debemos mantener nuestra independencia programática y política y utilizar esos puntos de acuerdo para tender lazos al peronismo por abajo, en las fábricas en primer lugar y en todos los terrenos de lucha.
Incorporar a sectores peronistas a nuestras agrupaciones, multisectoriales y organismos territoriales.
Un ejemplo de esto fue la asistencia al acto de Moyano del 27 de junio en Plaza de Mayo. Nuestra posición de ir levantando reivindicaciones comunes fue correcta. Lo hicimos realizando, además, un acto previo propio y eso afirmó más nuestra identidad dentro de la concentración. Es evidente la necesidad de reabrir relaciones con el moyanismo, luego de años desde las marchas federales.
También es necesario fortalecer la posición de unidad obrera dentro de la CTA donde se debaten dos posiciones, la de hacer centro en la lucha y desde allí avanzar en un programa y acciones conjuntas con el moyanismo, o dedicar el centro de los esfuerzos a una posición parlamentarista para el 2013 y 2015, que nunca resolvió ni va a resolver los problemas de la Argentina.
No despreciamos, ni las elecciones, ni lo que se puede lograr en el parlamento, sobre todo como propaganda, pero cifrar esperanzas en él como salida es una posición reformista profunda que termina conciliando con el enemigo.
En este panorama, difícil, contradictorio, pero con buenas condiciones para el avance de nuestras fuerzas, nos debemos mover en un camino que se cuide de las desviaciones de derecha clásicas, pero también de las posiciones sectario-oportunistas, izquierdistas de palabra y economistas de derecha en los hechos.