Especialmente Francia siempre tuvo, y tiene, a sus antiguas colonias del Africa, como su patio trasero. Además de la explotación y expoliación común a todo imperialismo, los franceses siempre se caracterizaron por el trato humillante al que sometieron a los pueblos autóctonos. Esto es tema de discusión en ciertos medios y círculos de la burguesía intermediaria de países africanos, que así destacan su nueva “amistad” con el Estado imperialista chino.
La presencia china en Africa es tal que este año invirtió 1 billón de dólares de sus reservas en divisas. De esta forma realiza el 10% de sus inversiones directas al extranjero y consagra la mitad de su “ayuda” al “desarrollo” de dicho continente.
Claro que se debe tener en cuenta que la mayor parte de estas inversiones se concentran en países como Argelia, Nigeria, Sudan o Angola. Países destacados por sus abundantes materias primas.
China, gran productor de petróleo (4,8% de la producción mundial), sólo está produciendo la mitad de sus necesidades, según la South African Institute of International Affairs, y tendrá el mas rápido crecimiento del mundo en lo que respecta a sus necesidades de energía y se calcula que para el año 2030 China necesitará para su industria 15 millones de barriles diarios.
Es así que Africa se presenta para China como un bocado necesario en su expansión imperialista. Pues con el 9,5% de las reservas petroleras mundiales conocidas, Africa es la tercera potencia en recursos petroleros, luego de Medio Oriente (61%) y América del Norte (11,6%). De esta forma, Libia, Nigeria, Argelia y Angola, proveen a China del 27% de sus compras de petróleo, además de ser el segundo cliente de materias primas africanas (19%), detrás de EEUU (32%).
En lo que respecta a metales propiamente dichos, China es el principal importador en Africa: platino y manganeso de Africa del Sur, manganeso de Gabon, cobre y hierro de Zambia, platino de Zimbawe, cobre y hierro de Angola. Así las importaciones mineras hacia China, provenientes de Africa, pasaron entre 2000 y 2007, de 286 millones de dólares a 2,6 billones de dólares.
Bajo la forma de “ayuda financiera y asistencia técnica”, las empresas chinas, instaladas en los diferentes países africanos, violan sus reglamentos de trabajo y medio ambiente. Y la lluvia de préstamos financieros llevan a los países africanos a una nueva espiral de deudas imposibles de pagar, que acrecienta más su dependencia del Estado “amigo” chino. Todo ello se incrementa por el enorme aumento de adjudicación de tierras africanas a las empresas chinas, y la constitución de una importantísima diáspora de hombres de negocios chinos (800.000, aproximadamente).
Todo ello horroriza a los medios franceses, que se entregan a críticas hacia los chinos, sobre el hecho de que éstos se instalan y desarrollan los negocios especialmente con Guinea (donde se interesan por la bauxita, 8,6% de las reservas mundiales, además de importantísimas reservas de hierro, oro y diamantes), gobernada según ellos por una dictadura, como si los franceses se hubieran preocupado, o si se preocuparan por la democracia en los países en su dominio.
Así, Africa es un importantísimo centro en la disputa interimperialista, especialmente entre chinos y europeos, donde estos últimos, hasta pocos años atrás eran señores indiscutidos.
02 de octubre de 2010