Milei volvió a descargar su odio fascista en el Foro de Davos. Defendiendo una vez más los intereses de los ricos y poderosos de las grandes potencias imperialistas de “Occidente”, atacó los derechos de los pueblos a la educación; a las mujeres, negando los femicidios y la doble opresión que sufren en esta sociedad capitalista; trató de pedófilos a los integrantes de la comunidad LGBT+; negó el cambio climático, entre otras barbaridades.
Milei es un fascista y un gran mentiroso. Mientras aplica una política de hambre, pobreza, superexplotación, entrega de la soberanía y los recursos naturales, desfinanciando la salud y la educación públicas, agravando enormemente los sufrimientos de la mayoría de las y los trabajadores y el pueblo, habla de las bondades del “capitalismo”.
Milei niega que ese mismo capitalismo, convertido en imperialismo, es el responsable de que más de 3.600 millones de personas estén en la pobreza, el 44% de la población mundial, mientras “el 1% más rico de la población mundial posee prácticamente este mismo porcentaje de riqueza: un 45% del total” (Informe Oxfam, 20 de enero).
Ese mismo sistema imperialista que defiende el fascista Milei, mientras despotrica contra el “Feminismo, diversidad, inclusión, equidad, inmigración, aborto, ecologismo, ideología de género, entre otros, son cabezas de una misma criatura cuyo fin es justificar el avance del Estado mediante la apropiación y distorsión de causas nobles”, es el responsable de dos grandes guerras entre los imperialismos en el siglo pasado, con el costo de millones de muertos, y prepara una tercera guerra mundial.
Milei hace campaña en favor de las posturas más reaccionarias de los capitalistas, y las disfraza de “avances de la libertad”. Para esto, tiene que negar que las sociedades socialistas, surgidas de las revoluciones del siglo 20, como la de Rusia y la de China, fueron muy superiores a cualquier país capitalista, en la conquista de derechos económicos, sociales y políticos para las grandes mayorías. Y eso fue posible porque en estos países las y los obreros y campesinos tomaron el poder, y fueron protagonistas de inmensas transformaciones. Con la democracia grande, esas masas conquistaron en Rusia decidir qué se producía, cómo se producía y cómo se distribuía la producción, y una profunda reforma agraria, así como consiguieron que los campesinos en China dejaran de comer la corteza de los árboles y tuvieran garantizado el acceso al pan, el trabajo, la salud y la educación.
Esto es lo que odia profundamente Milei. Porque, aunque no lo diga, tiene miedo a lo que las masas en movimiento son capaces de hacer. Y de eso tenemos sobrados ejemplos en nuestra historia, con las grandes luchas y puebladas concretadas a lo largo de nuestra historia.
Como venimos haciendo desde el inicio de este gobierno, redoblaremos la lucha contra esta política. En las calles, los lugares de trabajo, vivienda y estudio, en la ciudad y en el campo, vamos a trabajar para unir a todo lo que se pueda unir para defender los derechos de las y los trabajadores, los campesinos pobres y medios, las mujeres y diversidades, las y los estudiantes, y concretar un paro activo nacional y multisectorial que avance en el camino de torcerle el brazo a esta política.
No le tenemos miedo a Milei, y vamos a defender los derechos conquistados con años de lucha de nuestro pueblo, porque nuestro norte es una Argentina en la que, al revés de lo que pretenden Milei y sus cómplices, tengan la sartén por el mango las y los trabajadores y el pueblo, y así construir un Estado que garantice trabajo, salud, educación, tierra, soberanía y derechos para todas y todos los que habitan nuestro suelo.
hoy N° 2044 29/01/2025
