En los primeros años de nuestro movimiento obrero, había concepciones muy distintas a las actuales en las corrientes principales hacia las festividades y los feriados.
Tanto los socialistas como los anarquistas, por su furioso anticlericalismo, negaban las que denominaban fiestas religiosas (en las que incluían Navidad y Año Nuevo), y, contradictoriamente con la lucha emprendida por la reducción de la jornada de trabajo (por las ocho horas o por el descanso dominical), llegaron a proponer trabajar durante esos días. Además, metían en la misma bolsa a las fechas patrias.
Así, por ejemplo, en el sexto congreso de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), de septiembre de 1906, hegemonizada por los anarquistas, se resolvió, en el apartado sobre “Fiestas religiosas y patrióticas”: “El 6º Congreso aconseja a las sociedades de resistencia, exijan que se trabaje los días de fiestas religiosas y patrióticas, por cuanto no debemos respetar ninguna de ellas”.
Llama la atención dicha resolución, cuando conocemos una carta enviada por huelguistas ferroviarios al ministro del Interior, en la que, fundamentando una serie de reclamos de aumento salarial, reducción de la jornada laboral, y vacaciones, decían: “No hay para nosotros, señor ministro, ni domingo ni días de fiesta. El año es para nosotros un largo día que comienza el primero de enero y concluye el 31 de diciembre”.
Muchos años antes, el 1º de enero de 1882 había sido la fecha elegida por un grupo de emigrados alemanes en Buenos Aires, para fundar el Club Vorwarts (Adelante). Ese 1 de enero era domingo, y la pelea, al menos de los socialistas del Vorwarts, era por el “descanso dominical”, y no por el Año Nuevo.
Esta postura en contra de las festividades religiosas, se hace evidente en los “Almanaques”, que publicaron tanto socialistas como anarquistas durante varios años. No sólo se ponía en primer plano otras fechas, como significativas para la clase obrera, sino que se daba batalla a los calendarios religiosos. El Alma- naque Socialista editado por La Vanguardia para 1901, para el 1 de enero destacaba que en 1805 “nace el socialista Blanqui”, y para el 25 de diciembre menciona que en 1898 “Aparece el diario socialista italiano Avanti, en Roma”. Estos almanaques, tanto los socialistas como los anarquistas, además de su esfuerzo por imponer fechas laicas, como el nacimiento o muerte de revolucionarios o científicos, revelaba el desconocimiento, o desinterés, de sus autores, por la historia patria, salvo en lo referido a las huelgas o constitución de sociedades obreras.