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01 de febrero de 2012


Amanecer en el acampe

Hoy 1404

Son las cinco de la madrugada del viernes 27 en Alto Carrizal, donde se asienta un gigantesco acampe resguardando la entrada al cerro Famatina (a 277 kilómetros de la capital riojana). Una cadena y una cinta celeste y blanca sintetizan el símbolo de esta lucha y de su eslogan “el Famatina no se toca”.
A un costado, se monta un techo donde sostienen su guardia tres jóvenes y una señora mayor que no fueron a la marcha para garantizar la vigilia.

Son las cinco de la madrugada del viernes 27 en Alto Carrizal, donde se asienta un gigantesco acampe resguardando la entrada al cerro Famatina (a 277 kilómetros de la capital riojana). Una cadena y una cinta celeste y blanca sintetizan el símbolo de esta lucha y de su eslogan “el Famatina no se toca”.
A un costado, se monta un techo donde sostienen su guardia tres jóvenes y una señora mayor que no fueron a la marcha para garantizar la vigilia.
El frío es de montaña y más helado se siente al escuchar el torrente de agua que desciende del cerro. Con solo respirar ese aire con su olor tan lejano al de la ciudad, se puede comprender por qué son tantos los famatinenses que regresan al pago para custodiar el cerro que los vio crecer.
Es que el cerro es todo, no es posible definir qué es el cerro de una forma unívoca. El cerro “es el agua”. “Es levantarse a la mañana y sentir ese fresco que en la ciudad no se siente”, “es donde nacieron mis padres, donde nací yo y mis hermanos”. “Acá está la tierra que nos da los frutos” dicen los famatinenses. Por eso no se toca. Por eso también se entiende porqué son tantos los compatriotas que por estos días decidan emprender su paso por el Famatina, y se apropien de ese cerro y de su defensa.
Mientras se aguarda la llegada de los primeros en regresar de la marcha en la capital, un grupo de mujeres prepara té y mantiene caliente un guiso para quienes van regresando primero. Cansancio, frío y euforia –“porque el solo hecho de haber marchado en La Rioja, ya es un triunfo”– se expresa en los cuerpos de quienes viajaron a la capital, quienes se arriman animosamente a comer el guiso y compartir la experiencia de la jornada. Y los que estuvieron sosteniendo la vigilia, le contarán cómo valientemente ese día el pueblo enfrentó las maniobras de la policía para ingresar, cómo se convocó al pueblo por la radio, donde concurrieron unas 700 personas al acceso al cerro mientras en la ciudad se movilizaba. “Hoy habrá asamblea, porque habrá que definir cómo se sigue con varias cosas”.
Van llegando más jóvenes de la marcha, y amanece el acampe.