Las grandes cadenas televisivas y de prensa, ligadas a esos partidos, habían trabajado sistemáticamente para “ningunear” al frente electoral que respaldó al presidente Rafael Correa, Alianza País, mientras tildaban a Correa de “autoritario” y “títere de Chávez”, y realizaron una furiosa campaña reaccionaria hablando del avance de la “bota comunista por América Latina”.
La Alianza País, aglutinadora de una amplia corriente democrática, progresista y de izquierda que incluye al Movimiento Popular Democrático –MPD-, Pachakutik, el Partido Socialista y el Polo Democrático, obtuvo alrededor del 65% de los votos.
Sin tener ni un solo legislador en el Congreso —ya que no participó con candidatos en las elecciones generales del 2006—, Alianza País contará en la Asamblea Constituyente con la mayoría absoluta (más de 70 de los 130 miembros).
Avance de la izquierda
La elección evidenció un notorio cambio en la correlación de fuerzas políticas.
Los partidos y las figuras de la derecha oligárquica fueron los grandes derrotados de la jornada. El magnate Álvaro Noboa aseguró que el PRIAN tendría 35 representantes a la Asamblea, pero apenas tendrá 7. Algo similar ocurrió con el Partido Social Cristiano.
La Sociedad Patriótica del ex presidente Lucio Gutiérrez cayó a la mitad en votos y en representantes.
La Democracia Cristiana no tendrá diputados; el PRE tendrá 1, y la RED de León Roldós 3.
Avanzó electoralmente la corriente democrática, progresista y de izquierda. El respaldo popular a la figura de Correa y a su confrontación abierta con los partidos y grandes medios de comunicación oligárquicos jugó un papel decisivo.
A eso se sumó el apoyo por una serie de medidas populares: duplicación del bono que se otorga a los más pobres de 15 a 30 dólares; apertura de líneas de prestamos a esos mismos sectores; garantía de fertilizantes a bajo precio para los agricultores y el denominado crédito 5-5-5 (5.000 dólares, a 5 años y al 5% de interés); rebaja de las tarifas eléctricas, etc. Diez días antes de la votación el gobierno había entregado a 3 centros de aborígenes shuar (un pueblo amazónico de 150 mil personas, presente en la región desde hace 1.500 años) 7 mil hectáreas en una provincia del oriente ecuatoriano.
La representación del frente triunfante en la Constituyente incluye dirigentes sociales, campesinos, indígenas, sindicales y barriales.
El MPD (expresión de la izquierda revolucionaria dentro de la tendencia, cuya fuerza impulsora es el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador) es la segunda fuerza dentro de la Alianza. La debilidad electoral de las otras corrientes (Pachakutik, Partido Socialista y Polo Democrático) refleja el retroceso relativo de la Confederación de Organizaciones Indígenas (Conaie) y de los sectores que constituían la Coordinadora de Movimientos Sociales.
“Este Congreso no sirve para nada” (Correa)
La asamblea constituyente, que se instalará el 31 de octubre para la redacción de una nueva Constitución, será soberana. Declarará cesante al Congreso ecuatoriano, controlado por los partidos oligárquicos y una de las instituciones más desprestigiadas del país. El jueves 4 las autoridades del Congreso anunciaron que defenderían su vigencia y denunciarían a Correa ante la ONU y la OEA.
Aunque las fuerzas progresistas y de izquierda cuentan con una amplia mayoría de constituyentes, la oligarquía ecuatoriana y el imperialismo harán todo tipo de maniobras para torpedear el trabajo de la Asamblea, como ya lo están haciendo en Bolivia. La situación marcha hacia nuevos enfrentamientos con los enemigos del pueblo.
En el Ecuador se abre una situación inédita. El gran triunfo electoral abre compuertas a nuevos avances del movimiento popular y revolucionario: los anteriores tres presidentes elegidos —Bucaram, Mahuad y Lucio Gutiérrez— fueron derrocados o destituidos por levantamientos populares.
El proceso actual aporta otro afluente al auge combativo que recorre toda América Latina.