La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ante un foro empresario durante la última cumbre del G20 en Francia, reclamó “volver al capitalismo en serio, porque esto que estamos viviendo, señores, no es capitalismo. Esto es un anarco-capitalismo financiero total, donde nadie controla a nadie”, criticando la preeminencia de los mercados financieros sin regulación. En el mismo discurso agregó CK que era “necesario obligar a los sectores financieros a volcar a la economía real, esos recursos, porque si no hay consumos, señores, no hay capitalismo, no hay posibilidades de crecimiento de la economía”.
Tamaña afirmación fue precedida de un “¡Quién me habría visto de mis épocas universitarias ahora!”, aludiendo a un supuesto pasado de izquierda, nunca demasiado comprobado.
La presidenta abona una vieja cantinela que diferencia a un supuesto capitalismo “salvaje”, del “capitalismo con rostro humano”. Pero el capitalismo es uno solo, y es este sistema que se basa en la propiedad privada de los medios de producción en manos de un reducido sector de la sociedad, que explota a una mayoría de trabajadores que viven de su salario.
Esto, como se sabe, es lo que analizó con profundidad no superada Carlos Marx en El Capital, donde desarrolló la característica de este modo de producción, que la presidenta no menciona: que el obrero al vender su fuerza de trabajo, le permite al capitalista obtener un plusvalía, ya que el trabajo del obrero es la única mercancía que crea valor. Por esto los marxistas decimos que el capitalismo es el sistema de la “esclavitud asalariada”, que sólo podrá terminar con un proceso revolucionario que imponga otro sistema, el socialismo.
La presidenta, además, reproduce las teorías de sus amigos Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, quienes sostienen que vivimos en la etapa de la “globalización”.
No pretendemos herir los sentimientos de la señora, menos luego de su contundente triunfo electoral, pero no se confunda, usted no es lo mismo que Obama o Sarkozy, por más que éstos la adulen, por la sencilla razón de que el nuestro es un país dependiente, y EEUU y Francia son países imperialistas, porque la etapa actual sigue siendo la del imperialismo, y esto es lo que explica de fondo la crisis.
Sobre la crisis, recomendamos a nuestros lectores contrastar esta caracterización de “anarco-capitalismo financiero”, con lo planteado por el secretario general de nuestro PCR, Otto Vargas, en el 2007, quien advirtió ya en ese momento que el problema de fondo de la actual crisis es la gigantesca masa de ganancias que acumularon monopolios y bancos con la incorporación de cientos de miles de trabajadores con salarios muy bajos, producto de la restauración del capitalismo en China, y la unificación del mercado capitalista mundial luego del derrumbe de la ex URSS.